3. Una oportunidad unica.

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Maldecía aquel día en que no había hecho algo por defender su opinión, aquel día en que él pudo controlarlos a ambos, como si se trataran de simples juguetes de su estante. Odiaba que lastimara al chico que amaba y él no pudiera hacer nada por cuidar sus sentimientos. Aún después de todo ese tiempo, él seguía poseyendo el control de su vida.


Louis y Zayn se encontraban en la clase de macroeconomía, materia impartida para poder egresar como Licenciado en Finanzas.

Aunque a Louis le gusta el mundo empresarial, él había soñado –desde su adolescencia– estudiar actuación, sueño que fue frustrado gracias a su padre, – o Troy, como prefería llamarlo él – aquella vez supo que él arruinaría su vida, pero no podía hacer mucho al respecto, pues debido a su rebeldía durante su periodo de adolescente, había sido expulsado de muchas escuelas, causando que sólo pudiera continuar sus estudios en escuelas privadas, que para mala suerte de él, sólo su padre tenía el poder de pagar.

— ¿Entonces sólo te mando eso? —preguntó Zayn, continuando la conversación que Louis había empezando minutos antes.

— Si. Odio a ese hombre. No sabes cuanto agradezco no llevar su apellido y que Mark me haya adoptado como su hijo. ¡A decir verdad! —exclamó aún más molesto —. No entiendo por que regreso a mi vida. ¡No! —corrigió — Él jamás estuvo en mi vida, mi padre es Mark, me tomó como a su hijo desde que era sólo un bebé. Troy es un hombre que aprecio únicamente para arruinar mi vida .

Estaba realmente molesto. La primera vez que Louis conoció a Troy, tenía solo 16 años –antes de eso, jamás supo de él. 

Louis había sido invitado por su profesor de música a un concurso de talentos, el cuál le daría la oportunidad de emprender una carrera como actor profesional. Oportunidad que fue negada debido a su padre, y no por el hecho de que su madre o su padre adoptivo le dejaron opinar en la decidió de si dejarlo ir o no –la realidad es que, había asistido al concurso pero los jueces no le permitieron siquiera subir a escenario. Troy se había encargado de que no pudiera participar –. Ese era el poder que Troy tenía sobre la vida de Louis.

Zayn veía con tristeza a su amigo. Ellos tenían el suficiente tiempo de conocerse para saber todas las veces que Louis había frustrado sus sueños debido a aquel hombre.

— Tranquilo, Louis, todo va a estar bien —trato de animarlo y darle aliento, pero claramente fue en vano.

Un suspiro de resignación salió de la boca de Louis, odiaba el hecho de que si ese hombre nunca hubiera existido, él tampoco existiría.

El horario de clases no fue lo suficientemente largo para Louis ese día, no quería salir, no estaba preparado para encontrarse con él.

— Todo saldrá bien, Louis —lo amino Zayn.

Louis solo se limitó a asentir triste. Ambos se encontraban sentados en el jardín principal de la universidad, esperando que Troy cancelara la cita –como muchas otras veces había hecho– pero no fue así.

Estoy en el estacionamiento, no tardes —Troy

Louis, suspiro por milésima vez, se despidió de su amigo y camino hasta el lugar que había indicado en el mensaje.

El auto negro y lujosos de Troy lo esperaba estacionado en la entrada de la universidad. Sin muchas ganas, Louis llegó hasta ahí, abrió la puerta trasera, con intenciones de subir.

— ¿Qué haces? —soltó violentamente el hombre —. Ve acá. Soy tu padre, no tu chofer.

Louis, soltó una gran resoplo de enojo y, aunque quisiera azotar la puerta con todas sus fuerzas y gritar que no se iría con él, pasó su mano por su boca evitando aquellas palabras y, finalmente, hizo lo que su padre dijo.

— ¡Maldita sea, Louis! —dijo molesto—. ¿Esos fueron los valores que tú madre y el mediocre de su esposo te dieron? ¡Vaya, educación!

Louis, trago sonoramente, tratando de que todas esas palabras que tenía en su mente, y que podrían salir de su boca en cualquier momento, se fueran a su estómago junto con su saliva.

El camino hasta la empresa de el hombre que conducía el auto, fue lo más molesto que Louis pudo haber vivido.


Harry, agradecía eternamente que la clase de historia acabara, pues ahora seguía la clase que más le gustaba, Artes y Música. Él y Niall compartían el amor por la música desde muy pequeño y, debido a la suerte, habían sido dotados con unas voces realmente bellas, dignas de admirar.

Su profesor, desde el momento que los escuchó cantar, supo que aquello dos chicos triunfarían en el mundo de la música sólo necesitaba una oportunidad y un pequeño impulso de seguridad.

— Chicos —lo llamó el señor, en cuanto estos dos llegaron al aula —. ¡Qué bueno que hayan llegado! Los esperaba.

— ¿En qué le podemos ayudar? —pregunto servicial Harry.

— Este año nuestra escuela fue invitada al curso de talentos nacional, había pensando en ustedes para que participaran en el concurso de canto. ¿Qué le parece?

Harry y Niall se miraron asombrados, no podían creer lo acaban de escuchar. Ellos, desde muy pequeños, había visto aquel concurso transmitirse por televisión y no podían creer que ellos tenía la oportunidad de asistir.

— ¿Está hablando enserio? —preguntó emocionado Niall.

— ¡Claro que si! Ustedes dos tienen mucho talento al cantar, podrían ganar y alguna disquera podría fijarse en ustedes.

Escuchar aquello hizo que los corazones de ambos se aceleraran.

— Necesito que lleven estos permisos a sus padres, les informen de lo que le he dicho. Las bases e información vienen dentro de los folletos que viene junto a los permisos —les dijo todo esto al darles unas cuantas hojas —. Es una gran oportunidad para ustedes dos.

Niall y Harry se veían realmente incrédulos ante la noticia que el hombre las había dado, algo que se hizo más que obvia durante la clase presente.

Poco a poco, ambos se hacían ideas en sus cabezas de lo genial que sería concursar y ganar. Era algo que realmente habían soñado tanto tiempo, dos mejores amigos cumpliendo su sueño.

Después de clases, Harry llegó casi volando a su casa, llamando a su madre con emoción por la noticia que su profesor le había dado horas antes.

— ¡Mamá! —la llamó por tercera vez mientras corría por toda la casa, buscándola

Cuando llegó a la habitación de sus padres donde se encontraba su madre doblando algo de ropa.

— Hola, cariño. ¿Cómo te fue? —le preguntó al verlo en la puerta.

— ¡Mamá, mira! —le mostró el papel.

Ella tomó el papel y leyó detenidamente, al terminar, volteo a ver a su hijo con una sonrisa enorme.

— ¿Esto es real? —preguntó su madre emocionada.

Ella sabía que su pequeño hijo soñaba con ser algún día cantante pero jamás se le había presentado una oportunidad cómo esa, sólo cantaba en cenas familiares o fiestas a la cuales les invitaban.

El chico asintió, respondiendo a su pregunta. Ella, abrazo a su hijo con fuerza, demostrado el orgullo y la felicidad que aquella noticia le había dado.

— Esto es lo que siempre quisiste. Se que vas a ganar —le dijo con gran entusiasmo.

Sólo para valientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora