Sólo hacia falta esa mirada, encontrarse frente a frente para saber que ahí era su hogar, que no necesitaban a nadie más para ser felices.
Y en aquel momento no sólo sabían, pero ellos estaban dispuesto a todo para mantener a salvo al otro, así tuvieran que darlo todo.
Casi dos semanas trabajando para Troy. La estabilidad emocional del chico está pendiendo de un delgado hilo. Estando en el sofá de su hogar, con ambas manos en la cabeza, demostraba la frustración que todos esos días le estaban causando estar bajo las ordenes de ese odioso hombre, siendo su asistente personal.
— Hola, Louis —saludó su padre al llegar a casa.
— Papá, ayúdame, por favor —suplicó.
El hombre lo miró preocupado.
— ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Tienes problemas? —se sentó junto a él.
— Estoy harto. Trabajar con Troy me está matando —dijo realmente afectado.
— ¿Le haz dicho a tu madre? —el chico negó.
— Ni siquiera sabe que trabajo para él.
El hombre acarició su espalda en modo de consuelo.
— Por favor, papá, ayúdame.
— Deja el trabajo, hijo.
— Dejará de paga la universidad.
— ¿Qué importancia tiene eso?
— Si ya no estudio ¿qué haré?
— Buscaremos algo.
— No quiero decepcionarlos —confesó honesto.
— Jamás nos has decepcionado, Louis. Quiero que busques tu felicidad, eres mi hijo y quiero lo mejor para ti.
Escuchar esas palabras provocaron unas lágrimas en los ojos de chico. Sentir el apoyo de su padre lo hizo ser fuerte de nuevo.
— Gracias, papá.
— Si llegas a tener algún problema con eso, dímelo, hijo —ambos se abrazaron — Te amo, hijo.
Esas pequeña pero muy reconfortante conversación con su padre le dio el valor para enfrentarse a Troy y estaba decidido a renunciar esa misma tarde.
Louis iba con paso firme caminando por el pasillo que conducía a la oficina de su padre. No le importaría lo que la gente le dijera o si el hombre estuviera en algo importante y no le permitieran la entrada, nada podría detenerlo.
Abrió la puerta de la oficina y entró. Troy se encontraba sentado en su escritorio mirando unos papeles.
— Louis, llegas tarde —le dijo el hombre, sin despegar la mirada.
— Renunció —dijo firme.
El hombre dejó sus actividades para mirar al chico frente a él, con una expresión de incredulidad ante las palabras del joven.
— No puedes renunciar, Louis. Aún me debe mucho dinero.
Louis se acercó al escritorio y, con fuerza, colocó un montón de billetes.
— Es lo que me has pagado en esta semana. Se que no es ni un 1%, pero te lo pagaré todo. Ya no necesitas seguir pagando nada para mi.
Ver aquella acción del chico hizo que el hombre se pusiera de pie, cambiando su expresión por completo a una mas seria.
— No quiero dinero Louis. Quiero que me pagues trabajando para mi aquí.
— No puedo pagarte de esa forma. Todo el dinero que usaste para pagar la universidad yo te lo devolveré, sólo quiero que no vuelvas a acercarte a mi. Quiero que me dejes en paz.
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Sólo para valientes
FanfictionTenerlo tan cerca hacía que su corazón se acelerara. Podían pasar 100 años y su corazón se aceleraría como si fuera la primera vez. Estar abrazados en medio de la oscuridad de la noche, y no por querer ocultar su amor, sino porque era el momento más...