29: Algo no nuevo

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¡Era él! ¡Por Dios que era él! ¿Por qué nunca se había dado cuenta de que siempre había sido él? Él era su alma gemela.


La noche para ambos llegó más rápido de lo que hubieran deseado. Harry y Louis se encontraba en un sofá en una de las salas de convivencia de la mansión. El reloj marcaba las 10:30 pm. Louis sabía que debía irse en algún momento pero esta vez no sería por un mensaje de Troy diciendo que ya se encontraba afuera, esta vez se iría cuando él quisiera o cuando alguno de los encargados de la mansión le dijera que ya debía irse.

— Como todos los fines de semana, la familia de Niall, mi familia y yo fuimos al restaurante. El papá de Niall y mi padre aman ese lugar, entonces siempre íbamos ahí y todos nos conocían pero para Liam era el segundo día de trabajo y estaba nervioso. Mi hermana tenía una botella de agua y cuando Liam se acercó a nuestra mesa, Gemma tiro la botella sobre él.

Harry había estado contándole a Louis muchas historias de su vida antes de llegar a Doncaster. La historia de cómo Gemma y Liam se habían conocido era la que más gracia le causaba, siempre la contaba entre risas.

— ¡Pobre Liam! Terminó completamente empapado por el agua de Gemma —soltó una risa — Se gustaron al instante. Luego de eso, Gemma iba casi diario al restaurante, después se hicieron novios. Ahora, siempre que íbamos al restaurante todos, nos reíamos de ellos por cómo se conocieron.

Louis no había dejado de sonreír en ningún momento; ver a Harry divertirse al contar aquella historia le hacía sentir feliz.

— Liam parece agradable — comentó Louis sin dejar de mirarlo.

— Lo es. Niall y yo nos volvimos amigos de Liam. Es muy amable.

Harry le sonrió, y eso fue lo único qué pasó durante unos segundos. Ambos se miraban sonriendo.

— Me gusta verte sonreír — confesó Louis.

Harry sintió que sus mejillas se calentaban pero no dejó de mirar los zafiros de Louis.

Louis amaba cómo sus mejillas se tornaban rojas, sentía que su estómago se llenaba de mariposas.

Poco a poco las sonrisas de ambos fueron desapareciendo y el espacio entre ellos fue reduciendo. Louis se acercó hasta Harry y colocó una de sus manos en la mejilla de él para acercarlo y colocar sus labios sobre los de Harry, así formando un beso.

Harry cerró sus ojos al sentir el contacto de Louis. Sus labios se movían lentamente al igual que los labios de Louis. Era un beso tierno pero intenso cada vez más. Instintivamente, Louis llevo su mano hasta la cabeza de Harry, envolviendo sus dedos en los rizos de Harry. Él llevó sus manos al cuello de Louis, para acercarlo más a él. Era el mejor beso que ambos habían tenido en toda su vida. Era perfecto.

— Louis ¿estás aq...? ¡Dios! — expresó la juez al verlo, llegando con ellos, provocado que ambos se separaran— Lo siento mucho. Pensé que ya te encontrabas dormido Harry.

Los tres se quedaron en silencio. ¡Vaya! Que oportuna era la juez.

Lo dejare para que se despidan — dijo la mujer y se fue casi corriendo.

Louis y Harry se miraron y soltaron una pequeña risa.

— Es momento de que me vaya, Harry —le dijo con una sonrisa.

Harry asintió con una sonrisa. Louis se puso de pie y Harry lo siguió. Ambos se quedaron uno frente al otro.

Louis quería besarlo de nuevo, había sido un beso realmente increíble.

— Mañana saldremos, ¿cierto? —Louis comenzó a caminar lentamente hasta estar cerca de Harry.

— Si. ¿A qué hora? — Harry no dejaba de verlo a los ojos. Ya no se sentía intimidado por los ojos de Louis, ahora solo quería verlos.

— Tengo que venir en la tarde, como todos los días, pero si quieres podemos ir por la noche.

— Si, me gusta la idea.

Louis volvió a dar unos pequeños pasos más para terminar con la distancia. Los ojos de ambos se encontraban entre ellos.

— Entonces iremos a cenar — Louis tomó la cintura de Harry.

Louis acercó lentamente sus labios hasta los de Harry y finalizó con la acción cuando el menor no puso resistencia.

Louis tenia tomado de la cintura a Harry, y el menor había llevado sus manos hasta el cuello de Louis, el beso era lento y tierno. Sus cuerpos estaban casi, por completo, pegados. El beso duró unos segundos, y después se separaron.

— Nos vemos mañana, Harry —le dijo en susurro, sin separarse mucho.

— Nos vemos, Louis — contestó de igual manera Harry.

— Harry —lo llamó. Ellos aún se mantenían cerca uno del otro — Estoy completamente enamorado de ti.

— Yo de ti, Louis. Estoy enamorado.

Louis rodeo el cuerpo de Harry en un abrazo.

Louis siempre había sido de esos chicos que no tenía el amor en los primeros lugares de su lista de prioridades. Jamás le había importado mucho involucrarse en una relación amorosa. Todas las personas con las que había salido se habían limitado a unas cuantas salidas al cine o a comer algún helado y sexo. Pero ese chico rizado que tenía enfrente, le había flechado por completo y todos aquellos estereotipos que tenía del amor se habían borrado de su mente. Y ahora, el amor y ese rizado era lo único en su cabeza.

Harry siempre había sido un chico con suerte en el amor. En su adolescencia había tenido un par de novios, que a decir verdad, habían sido unas tiernas y lindas relaciones de adolescencia pero Louis, él no era como esos chicos con los que había salido. Él era especial, Harry podía jurar que él era algo más que solo "un chico con el que salí".

Harry sentía que su corazón se aceleraba como loco, y aunque él no lo supiera, no era un sentimiento nuevo, lo había sentido algunas veces en el pasado, y realmente Louis había sido el dueño de su corazón mucho antes de haberlo encontrado en aquel baño; y Harry, había sido el dueño del corazón de Louis pero él se había negado a aceptarlo, o simplemente, lo había olvidado.


Louis llego a su casa, el reloj marcaba 23:10.

Estacionó el auto en la puerta y entró a la casa. Todas las luces estaban apagadas. En silencio, subió las escaleras para llegar al segundo piso y poder entrar a su habitación.

Se quitó los zapatos con ayuda de sus pies. Estaba cansado, lo único que quería era acostarse. Se quedó mirando el techo y sonrió. Harry era increíble.

Su mente divagaba en todo lo que sentía por el rizado de ojos verdes. El cansancio comenzó a apoderarse de él poco a poco; comenzaba a recordar cosas que se encontraban perdidas en su mente, recuerdos que no sabía que aún seguían guardados en su memoria.

— ¡Que asco! ¿Por qué no se van a otro lado? Nadie quiere verlos abrazarse. Ni siquiera es un buen regalo. ¡Es algo estúpido!

Ese pequeño niño le había hecho sentir lo mismo que ahora le hacía sentir Harry, le hacía sentir mariposas, y su corazón, acelerado.

Sólo para valientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora