ONE SHOTS - HARRY POTTER

3O:; Draco Malfoy

Aviso: ninguno

Contengo las lágrimas viendo como los alumnos de Slytherin se ríen de mí de nuevo. Agarro los libros que se me han caído, bueno, que se han caído por el empujón que me ha dado Parkinson, y corro hacia mi sala común, deseando esconderme en mi cuarto. El acoso continuado de los Slytherin hacia mí ya lleva meses, tirándome cosas, haciéndome caer, burlándose de mi familia y de mis cosas de segunda mano.

—¡_____! —Exclama Dean al verme entrar con el uniforme sucio, mis libros embarrados y mis mejillas llenas de lágrimas. —¿Otra vez?

Asiento y dejo que otra lágrima caiga justo cuando Dean limpia mis libros con un movimiento de varita y susurrando "¡Fregotego!". Dean me devuelve mis pertenencias y limpia la lágrima con uno de sus dedos.

—¿Por qué no hablas con la Profesora Mcgonagall? —Pregunta Dean preocupado, pero niego y subo las escaleras hasta llegar a mi cuarto, donde dejo mis cosas sobre mi cama y me voy al aseo a bañarme, al salir, Hermione observa mi uniforme sucio con el ceño fruncido.

—¿Vas a dejar que te sigan tratando así? —Pregunta Hermione cabreada. —No deberías dejar que te traten así. —Me encojo de hombros y me pongo la ropa para ir a cenar, aunque no tengo muchas ganas. —Pues si tú no te defiendes, lo haré y... ¿Eso es un búho?

Me giro y veo un búho negro con una carta en su pico, la agarro, y veo como el animal se pierde entre las nubes del atardecer, abro la carta y veo una nota: "Lamento que haya gente que no sepa apreciar lo dulce, bonita y pura que eres. Te pido perdón en nombre de todo Slytherin, y te prometo que nadie se meterá contigo más, si no quieren vérselas conmigo. Ojalá me regales una sonrisa a la hora de la cena, tu amigo serpiente. D".

—¿Tu amigo serpiente? —Pregunta Hermione tras haber leído la carta sobre mi hombro. —Bueno, no importa quien sea si logra que te dejen en paz. Vámonos a cenar, quiero ver quien está atento a tu sonrisa.

—No te burles. —Susurro avergonzada y bajo con ella hasta la entrada del Gran Comedor que aún no ha abierto sus puertas. Ahí, Dean me espera y corre hacia mí, me abraza y sonríe al verme mucho mejor que como me ha encontrado. —Gracias por lo de antes, Dean.

—Me encanta verte sonriendo. —Dice antes de volver con Sheamus y Neville, y Hermione me mira y se encoge de hombros.

—No creo que haya sido él, Dean tiene una lechuza gris, y él no es de Slytherin. —Dice Hermione siempre tan cínica y lógica. —Además de que no podría hacer nada con las serpientes, es un hijo de muggles, poco lograría hacer con las burlas.

—¿Por qué tienes que ser tan objetiva? —Pregunto con un mohín, haciendo que se ría. —No es justo, además, ¿de verdad crees que un Slytherin se juntaría con alguien como yo? Te recuerdo que soy una traidora de sangre.

Entramos en el Gran Comedor y caminamos hacia nuestra mesa y, por primera vez, noto una mirada penetrante frente a mí, ¿por qué me sentaría de cara a las serpientes? Levanto la cabeza de mi plato, y Draco Malfoy me está observando, y cuando creo que va a darme una mirada de asco, sonríe de lado, le devuelvo la sonrisa, y la suya se hace mucho más amplia. Vuelvo a bajar la mirada y me concentro en mi comida hasta que Hermione ahoga un jadeo y comienza a reírse como una loca.

—¡No puede ser! —Exclama en voz alta, pero la hago que se calle, y luego susurra: —¿Malfoy? ¡Oh, dios! Sois como Romeo y Julieta.

—¿Cómo quién? —Pregunto con el ceño fruncido, aunque me imagino que será algún libro muggle de Hermione.

—Ya te dejaré el libro. —Dice con una gran sonrisa, pero cuando mi hermano se sienta frente a nosotras, me tapa la vista de Draco.

—¿Por qué siempre habláis sobre libros? —Pregunta Ron con el ceño fruncido, llenándose el plato de un montón de comida que, seguramente, se coma en poco tiempo. Ron comienza a comer ajeno a lo que pasa, y pronto Harry se sienta a su lado. Después de cenar, me levanto y salgo sola del Gran Comedor, ya que el trío dorado va a hacer algo por la noche y, sinceramente, no quiero participar de nuevo. Camino por los pasillos hasta que escucho pasos a mi espalda, me giro y veo a Draco corriendo hacia mí.

—¡Weasley, espera! —Paro al escucharlo y se para frente a mí, jadeando por la carrera, se ordena los cabellos rubios que se le han despeinado y me sonríe. —Quería ver si estabas mejor, espero que mi carta te alegrase.

—Así que tú eres mi amigo serpiente. —Digo con una sonrisa enorme, Draco asiente y saca de su túnica una flor que me entrega. —Gracias, Draco, de verdad.