Y de pronto... Llegan poemas...

Limpiando y preparando

Comienzo a limpiar...
Sabiendo que detrás de eso hay...
Todo un plan.

Mi mente recuerda con cada libro y cada hoja, un momento que le trae un sin número de recuerdos y sensaciones...
Positivas...
Negativas...
Indiferentes...
Eufóricas...

Toco el papel con incertidumbre, ya que con ese pequeño tacto más de un flashback inunda mi mente, parece más bien una ola de experiencias.

Decido romper papeles y destrozar libretas, consiente de lo que eso significa para mí.
Cómo si al hacerlo... Borrara ese recuerdo.
Cómo si extinguiera cada pensamiento que de algún modo sé, que no vendría a mi mente de no ser porque mis dedos y su tacto me recordaron, que ahí seguía existiendo, muy dentro de mi cerebro.

Pero por otro lado mientras tránsito por ese barrio lleno de letras y de cartas adoloridas por los años, me encuentro con reliquias...
Reliquias que guardo en un folder de seguridad extrema, o en una carpeta cronológica de tactos y experiencias...
Busco tanto en esos medios... Que de pronto parece que no solo estoy limpiando, no solo pretendo organizar un lugar físico, si no un lugar mental, pero mientras lo descubro, un pensamiento claro está.

Pretendo viajar ligera, sin encontrarme con equipaje que solo estorbando está, ni en mi mente, ni en mis recuerdos.

Pretendo borrar y volver a escribir sobre esos papeles que con suerte olvidarán en donde es que habían estado con anterioridad.

Pretendo que cuando me llegue la hora de volar, yo pueda zarpar con solo unos libros que manoseados van en una caja llena de cartas que con cuidado guardadas van, con solo lo indispensable y sin que nada me pueda estorbar.

Parece que en la limpieza... Va implícito un propósito más profundo del que en mi alma pensaba encontrar.