11 | Vuelta Atrás

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CAPÍTULO 11
"VUELTA ATRÁS"

Kagome observaba la lluvia a través de la ventana, pensativa, mientras Sesshomaru se acercaba a la barra a pedir algo de comida. Eran las tres de la tarde, y el cielo lucía oscuro debido a la tormenta. Un ruidoso trueno la despertó de su ensimismamiento. Dirigió su mirada hacia la barra, disimuladamente, intentando evitar que el atractivo Daiyokai se percatase de su acto. Era dolorosamente guapo... y dolorosamente imbécil, también.

Pensó en Inuyasha. ¿Qué estaría haciendo? ¿Habría rehecho su vida? Ella lo estaba intentando, aunque le dolía. Había estado meditando acerca de la visita del Daiyokai a la era moderna. Probablemente existía un portal del tiempo que debió traspasar, tal y como solía hacer ella a través del pozo situado en el Templo Higurashi, pero fue sellado y nunca más logró volver a cruzarlo. Sabía que, si lo acompañaba en su viaje, las probabilidades de ver a Inuyasha aumentarían, aunque eso le podría costar la vida.

Sesshomaru parecía distraído haciendo alguna llamada de teléfono hasta que llegó la comida. Caminó hacia ella, con porte elegante y preocupado por no derramar la bebida.

— Me tienes que explicar qué hago aquí contigo— dijo ella, decidida a sacarle más información.

El demonio la miró detenidamente, con un halo de brillo en su fría mirada.

— Ahora mismo te estoy intentando sacar de aquí con vida. — Le acercó un plato de "fish and chips". Él había pedido lo mismo que ella. — He hecho un par de llamadas. Si volvemos a Londres podremos conseguir refuerzos. Necesitamos nuevos pasaportes para volver a Tokio.

— ¿Por qué tenemos que regresar a Tokio? ¿Qué pretendes?

— Allí estarás segura.

— Mentiroso.

La agarró de la mano, amenazante, para acercarla a él y mirarla a los ojos.

— Yo no miento.

Kagome se sintió intimidada por aquellos inquietantes ojos felinos que le provocaban múltiples sensaciones. Por un lado, quería creerle, pero por el otro lado, nada tenía sentido. La firmeza y seguridad del Daiyokai la incitaban a confiar y a dejarse llevar por él hasta el fin del mundo. Pero se trataba de Sesshomaru, un demonio sin sentimientos que ansiaba poder. Quería convertirse en el Yokai más poderoso de todos los tiempos, y no podía confiar en alguien así.

— ¿Qué interés tienes en salvarme, Sesshomaru? — se atrevió a preguntar.

El demonio volvió a ofrecerle otro halo de brillo en su mirada, como si expresase más de lo que tuviese que decir.

— Si te pasara algo... el idiota de mi hermano no me lo perdonaría — contestó, ante la atónita mirada de la sacerdotisa.

🔸🔸🔸🔸

"Hermano"

Era la primera vez que utilizaba esa palabra con Inuyasha. Nunca lo había reconocido como tal por haber nacido medio demonio. Lo odió durante mucho tiempo al ser fruto de la unión de su padre, Touga, y una simple humana que había destrozado a su familia y a su honor. El amor por aquella simple humana nubló su juicio y su razón. Sesshomaru recordó el nacimiento de su hermano como una tragedia, un objetivo al que culpar porque no había sido capaz de odiar a su padre.

Odiar era fácil. Demasiado fácil si existía un motivo lo suficientemente fuerte. Aquel motivo se fue diluyendo con el tiempo, con sus recuerdos y con las batallas que había vivido junto a Inuyasha en las que ambos se habían ayudado mutuamente. El hecho de ser medio humano se había convertido en la excusa perfecta para mantenerse al margen de su vida. Con la aparición de la pequeña Rin, aquel motivo también había dejado de tener peso, pero era algo que Sesshomaru nunca reconocería como demonio. Ahora como humano veía las cosas diferentes. Algo había cambiado en su interior para albergar tales sentimientos. ¿Acaso era cierto que estaba salvando a la sacerdotisa en parte, por Inuyasha?

La Búsqueda (Inuyasha Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora