Muchos pensamientos y pocas conclusiones

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Los lunes suelo tener sentimientos encontrados, no me importa ir al instituto porque al menos estoy fuera de casa. Pero el inicio de semana siempre es duro, y más en vista de que se me acaba el tiempo de ser libre.

Queda una semana para el baile de primavera y un mes para que mi futuro marido se gradúe. Todavía no sé quién es y cada día tengo más intriga, aunque sólo tengo que esperar a que sea viernes.

Noah me espera en la entrada con un café. No me gusta el café pero se lo agradezco y doy dos sorbos antes de tirarlo en una basura al entrar en clase. Me siento al fondo en un pupitre que todo el mundo sabe que es mío. A mi lado aparece Molly, parece nerviosa. Está saliendo con mi mejor amigo, pero parece que me tiene miedo, mejor, es demasiado buena para mí.

-Hola Verónica! Te quería preguntar si Max...

-Está al llegar.

Le señalo con la cabeza el asiento al lado del de Max, ella se sienta e intenta entablar conversación conmigo.

-bueno, al final parece que has cazado a alguien.

-lo pasé bien en la fiesta sí. Pero vosotros no os quedasteis atrás.

Se sonroja un poco, pero segundos después comienza a parlotear animadamente hasta que llega Max. Por fin, la chica ya me estaba aburriendo. Mi amigo se sienta entre Molly y yo y se dedica a sacarle los colores a su chica. La verdad es que nunca me había fijado en que Max tiene gran encanto, nunca ha intentado ligar conmigo así que no lo he vivido en primera persona. Pero es un hombre guapo, castaño claro y con ojos grises, a diferencia de su hermano, que tiene el pelo negro azabache y los ojos verdes, muy verdes. En lo que se parecen es en la sonrisa encantadora que han heredado de su madre.

Respecto al cuerpo ninguno de los dos está mal, Max es más alargado y flaco que Ewan , que por jugar al fútbol americano es como un armario, en cambio Max es la estrella del baloncesto. Son personas muy distintas, Max es muy tranquilo pero animado a la vez, siempre está dispuesto a ayudar a quien lo necesita, en cambio Ewan es tranquilo de forma que a veces parece que hablas con una pared, es indiferente a los problemas del resto. Mucha gente dice que son iguales, pero en cuanto los conoces un poco te das cuenta de que son como el agua y el aceite.

Pensando en los dos chicos se me pasa la clase, ni Max ni Molly han prestado mucha atención tampoco, la chica tiene el semblante iluminado cuando nos levantamos para irnos.

-espero que no le hayas metido mano en mitad de clase amigo.

-No te hubieras dado ni cuenta porque se te ha ido el santo al cielo. En quién pensabas? Noah te trae loca eh?

Asiento para no darle mucha más importancia, pero lo cierto es que Noah no ha aparecido en mi mente en todo el día, casi me tengo que esforzar para acordarme de él. Ewan tiene razón, no me interesa, y no quiero hacerle perder el tiempo, en una semana se va a tener que acabar cualquier tipo de relación amorosa con alguien. Aunque será más fácil cortar con alguien que no me produzca mucho sentimiento, igual es mejor dejarlo como está.

El día pasa lento, no me concentro en mis clases y cada dos por tres sueño despierta. Me siento un zombie vagando por los pasillos hasta que por fin suena el timbre que nos permite irnos a casa.

Salgo son los dos tortolitos y me dirijo a la parada del autobús. Me apetece estar sola.

Pero la soledad dura poco, el flamante coche de Ewan se para en la parada y Max, que está sentado en el asiento del copiloto, baja la ventanilla.

-venga nena sube al coche.

-si no vengo en coche no es porque no pueda, sino porque no quiero.

Ewan toma la palabra.

Unión InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora