Charlas de mañana

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Al despertar el domingo por la mañana, me costó un rato recordar por qué me sentía tan mal. Luego, el recuerdo de la noche anterior estuvo dándome vueltas en la cabeza. La muy alta música de la fiesta, los miles de abrazos, hasta me pusieron un estandarte de slytherin como capa, un no sé que con forma de cetro (Para mi que rompieron algo) y una niña de primero me había hecho una especie de corona muy bonita (Dijo llamarse: Janey Selwyn). 

Nadie de la pandilla dudó de mi inocencia y, si lo hicieron, no les molestó y fingieron darme la razón mientras seguían festejando. Ginny me tuvo que bajar mi capa invisible a la una de la mañana para que me dejaran ir a dormir. Me cambié y bajé a la sala común, donde muchos alumnos, Janey incluida, prorrumpieron en aplausos. Janey era una pobre sangre limpia huérfana, así que no sabía mucho del mundo mágico (Sus padres eran viejos socios de mi padre, murieron en la primera guerra mágica). No estaba de humor para responder preguntas, pero ví a Draco y a Ginny, quienes me ayudaron a salir de la sala común sin ser entrevistada por Janey. Ginny fue por comida, mientras buscábamos a Harry

- Buenos días, Cornamenta - dije bostezando mientras me froto los ojos en frente a su sala común

- Buenos días ¿Tanto así?

- De milagro me han dejado dormir. Casi me caigo esta mañana ¿Sabes por qué?

- No ¿Qué pasó? - dice con un asomo de risa burlona

- ¿Te acuerdas de Creevey?

- Sí, ahora él y su hermano me atosigan

- Ahora sí que me estoy convirtiendo en Harry Potter. Ya conseguí mi Colin Creevey

- Vamos - dice Draco - En los jardines quizá no los encuentren, celebridades

- ¿Entonces tú me crees? - dice Harry, esperanzado 

- Cornamenta, si no crees en tu familia ¿En quien? - dice poniendo su brazo alrededor de él

Llegamos a los jardines y nos sentamos en el árbol de la pandilla. Donde Harry nos contó que tuvo una recibida muy parecida a la mía

- Ron es un tonto - dice Ginny sentándose al lado de Draco con una cesta de comida - Aunque no por no creerte, la verdad, dudo que realmente no te crea

- ¿Qué quieres decir? - pregunta Harry

- Que esta celoso

- ¿Celoso? - repitió Harry - ¿Celoso de qué? ¿Es que le gustaría hacer el ridículo delante de todo el colegio?

- En parte lo entiendo.

- ¿Nos tienes envidia? - dijimos Draco y yo

Yo me atore con mi sándwich, y Draco casi escupe su jugo de mora

- En casa somos tantos hijos que es difícil que te presten especial atención - dice sin hacernos caso - Y tú eres Harry Potter, no le prestan mucha atención al lado tuyo. Este verano, por ejemplo, después del mundial se ha quejado todo el rato de que seas un Malfoy Black, diciendo que te volvería un presumido, aunque creo que es más por el hecho que se hizo más notoria su diferencia monetaria. La diferencia es que yo he aprendido a marcar mi nombre y a trabajar para ello. Cuando te ven a ti, nadie se fija en él. Supongo que esto ha sido la gota que colma el vaso...

- Genial - dijo Harry con amargura - realmente genial. Dile de mi parte que me cambio con él cuando quiera. Dile de mi parte que por mi encantado...

- Harry, soy su hermana, no su lechuza - aclara Ginny

- Lo siento - dice Harry, sonrojado

- Díselo tú, es la única manera de arreglarlo.

- No voy a ir detrás de él para ver si madura - masculló Harry.

- No les hemos contado la mejor parte - digo, interrumpiendo

- ¡Ah si! SOMOS el cuarto campeón

- ¿¡Qué?! - dicen Ginny y Draco - ¿Y eso como funciona?

- Básicamente - explica Harry - somos uno, su falla es la mía

- Eso es bueno - dice Ginny - Uno hace una cosa, el otro otra, les ahorra mucho tiempo, y el tiempo son galeones en este caso, puntos

- Sí, supongo  - digo - Lo que viene bien, pero la cosa es si estamos muy lejos para comunicarnos... un error de comunicación significa mucho

- Y las pruebas son improvisadas - dice Draco - ¿Verdad? - asentimos - De forma que no hay tiempo de planear algo, todo es al momento

- Bueno, soy legeremante, así que nos es de gran ayuda

- ¿Qué es ser legeramante? - dice Harry

- Es el arte de saber lo que la otra persona, el arte de introducirse en su mente y comprender lo que piensa...

- Leer la mente - dice Harry, interrumpiendo mi dramático monologo

- Sí - digo algo fastidiada - Sí, le quitas lo mágico. Aunque la mente no es un libro que se pueda leer, y ese es un termino muy muggle... Se podría decir que sí

- ¿Y se puede detener? - dice, preocupado

- Oclumancia - dice Draco - El arte de cerrar tu mente, toda la pandilla la domina, así evitamos que Cass ande de curiosa

- Es muy difícil - le aclaré a Harry - Tienes que cerrar la mente, vaciarla... Muy complejo

- Ser legeremante no lo es tanto - dice Draco - Es solo un hechizo, la cosa es hacerlo sin varita y sin hacerlo verbalmente, como Cass, eso da miedo, no sabes cuando está en tu cabeza,

- Lo dice como si fuera una chismosa - digo cruzándome de brazos - Sé como controlarlo

- No, no sabes

- Sí, sí sé

- No, no sabes

- Más o menos

- Eso no es saberlo

- Pero está cerca

- ¿Le han escrito a los señores Malfoy Black? - interrumpe Ginny

- No - decimos preocupados

- Tranquilos, les traje pergamino, pluma y tinta

Harry y yo nos pusimos a escribir una carta explicando el torneo y nuestra participación no voluntaria. Escribimos a Sirius aparte, por si ya se había mudado a Hogsmeade. Vimos, en la lechucería, como Hedwig y Mystery desaparecían en el cielo de mañana. 

3) Cassiopeia Malfoy y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora