Mi Único Amor-Jenlisa-(G!P)

Capítulo 21

Lisa recostó la cabeza sobre la ventana de aquel autobús, el constante movimiento de este hacia que su estómago de vueltas y se le dificultaba respirar al tratar de normalizarla para evitar que todo lo que había comido horas atrás se le regresase y no de una bonita manera. Llevó una de sus manos hasta su barriga y comenzó a hacer movimientos circulares con esta, el viaje ya por sí sería muy tortuoso para ella.

Cerró los ojos y empezó a despejar su mente, le vendría bien si intentaba descansar a pesar de la incomodidad que sentía. Soltó un quejido cuando notó que una de sus piernas se había adormecido y no la podía casi ni mover. No entendía como no permitían abrir las ventanas si ella por poco y moría sofocada por falta de aire.

—¿Estás bien?.— se alarmó cuando escuchó una voz justo al lado de ella, no quería que nadie la viera en su estado, posiblemente le negarían asistir a la final del campeonato y eso era lo que menos quería.

Cuando se enteraron que la disputa por la copa se haría en Washington no podían con la emoción, y más aún cuando supieron que estarían presentes grandes estrellas del básquet. Michael Jordan era su ídolo de todos los tiempos y no perdería oportunidad para conocerlo.

Había estado pendiente de él desde muy pequeña cuando por casualidad encontró vídeos que su papá coleccionaba de los diversos partidos vividos antes de que ella tuviera uso de razón, en aquel entonces había quedado fascinada por el gran talento que el hombre tenía y ya ahí se consideraba fan número uno del exjugador. Supo que quería ser como el desde que vio que tenía potencial para hacerlo y pese al gran esfuerzo que eso significaba siempre encontraba la forma de arriesgarse al desafío. Saber que tenía la posibilidad de conocerlo en vivo y en directo le demostraba que estaba yendo por buen camino.

—Si.— respondió ella aún desconcertada. Ni cuenta se había dado por la presencia de alguien más.— solo en un simple mareo, suele pasar cuando hago viajes largos.

Sana asintió tratando de descubrir la mentira en su mirada, estaba segura de que si no hacía algo en ese momento tendría que pedir que paren el vehículo para que la rubia pueda salir un rato a respirar antes de colapsar por el ahogamiento del estrecho espacio. Llevó sus manos hasta su bolso y sacó un diminuto objeto que Lisa no pudo identificar antes de extenderlo hacia ella junto a una botella de agua que tenía sobre sus piernas.

—Tomala.— sonrió al ver la cara de la tailandesa— vamos, hará que el malestar acabe.

Lisa, con duda, tomó la botella y abrió su mano para que la japonesa dejara sobre ella el medicamento, al sentir el toque de este contra su piel la retiró rápidamente para evitar tener algún tipo de contacto con la chica. Al parecer, Sana, no se dio cuenta ya que seguía alentandola a tomar la pastilla.

—Gracias.— dijo al pasar, se limpió con la manga de su Jersey el resto de líquido quedado al rededor de sus labios antes de darse cuenta que se tomó todo el agua de la botella.— Eh...lo siento.— señaló el recipiente.

—No te preocupes, tengo más en el bolso.— Lisa solo asintió y se reincorporó para volver a fijar su vista en el paisaje de afuera.— ¿Cómo has estado?.

La rubia miró por el rabillo del ojo como la más baja trataba de encontrar su mirada, volteó abruptamente para no alargar más la conversación que la chica quería mantener con ella, lo que menos quería era volver a reanimar los viejos tiempos donde terminaba de malas por cualquier cosa que Sana decía, no sabía cómo pero siempre tenía ese efecto en ella.

—Bien.— respondió simplemente.

Sana asintió lentamente con la cabeza mientras ella volvía a retomar su posición.