Tzuyu se dejó caer en el asiento sobre el estrado lentamente, y sin apartar la mirada de su manos posadas sobre su regazo pudo sentir las intensas miradas de todos los espectadores que se encontraban en aquella sala. No necesitó alzar la vista para sentir el casi inaudible sonido de los sollozos de su madre ni tampoco para percatarse de los murmullos que las personas mantenían sobre ella y mucho menos del poco ruido que lograba hacer su padre cada vez que movía su pierna en un intento de calmar sus nervios.
Dejó de escuchar todo a su alrededor cuando una ola de recuerdos inundaron sus pensamientos, todo desapareció cuando recordó con fervor y a detalle todo por lo que luchó y pasó para ganarse ser alguien en la vida. Ser una de las mejores porristas no era nada fácil y peor aún cuando su instituto era uno de los más codiciados de todo New York. Obtener el título de "capitana" de las animadoras la habían hecho derramar una inmensidad de lagrimas, pero era lo que ella quería y por lo que desde niña soñó.
Podía tener a quien sea en su cama con tan solo alzar una mano y dar una orden. Estaba en la cima y por más que lo intentaban, de ahí, no podía bajarla nadie, era por mucho la chica que toda persona quería mantener bajo su brazo. No era una de las de mejor promedio de su escuela, debía admitir que habían estudiantes mucho más inteligentes y prósperos que ella, chicos que se esforzaban cada día sin la necesidad de molestar a otros hasta tal punto de hacerlos sentir unos miserables.
Reconocía que aveces envidiaba a las personas despreocupadas que vagaban por los pasillos son una mirada baja, con los libros apretados sobre su pecho que posiblemente eran algo así como su compañero de aventuras y manteniendo una sonrisa sobre su rostro sabiendo que en cualquier momento, si tenían la mala suerte de toparse con ella, lo más probable era que aquellos libros terminarían hechos añicos y que la que solia ser su sonrisa ahora se viera reemplazada por algunos moretones adornando su rostro.
En ese tiempo no se detuvo a pensar en cómo realmente la pasaría ella si estuviera en el lugar de alguno de los chicos a los que solía maltratar, no le importaba dañar tanto verbal como físicamente a los estudiantes más pequeños solo para demostrarle al resto que ella no tenía ni una pizca de piedad y que no tenía competencia solo por que ella así lo prefería. Se sentía como un Dios cada vez que sus amigos la felicitaban por cada una de las fechorías que hacía en su día, era como tener bajo su mando y control a todo aquel que se atrevía siquiera a mirarla a los ojos.
Pero a todo eso, consideraba que, uno de tantos, el peor error que había cometido en toda su poca vida era haberse enamorado de la persona más egoísta y egocéntrica de todo el mundo. Lo consideraba así por que cuando conoció a esa persona en la vida creyó que alguien pudiera ser mucho peor que ella. Era como si el alma y corazón que por lógica debía tener se hubieran esfumado para ser reemplazados por piedras y sentimientos negros, casi muertos.
Admitía que llegó un punto en donde gracias a ella pudo sentir el verdadero temor, gracias a ella supo lo que realmente era lo malo, gracias a ella pudo diferenciar cosas que consideraba completamente iguales, cosas como el odio y el amor, el respeto y la violencia y muchas más. No supo ni como pero de un momento a otro y con tan solo una mirada ya la tenía a sus pies. Al lado de ella era como si la Tzuyu que todos conocían y admiraban quedara en la nada, con su sola presencia podía opacar a todo el mundo si era lo que quería.
Pero ahora viéndose en el lugar que nunca pensó que pisaría y siendo la protagonista principal de aquel juicio, ya nada por lo que se esforzó valía. Estaba perdida y sabía que a partir de ahí todo quedaría en el olvido y no sería lo mismo de antes. Su escuela seguramente estaría mucho mejor sin ella y hasta la mayoría de los estudiantes se alegrarían de que por fin ella se alejaría de sus vidas.
Se armó de valor y alzó la mirada recorriendo cada rincón de la estancia con sus ojos, vio a personas que ni por coincidencia podía recordar y hasta pudo presenciar a un viejo amigo de sus padres al lado de ellos consolandolos. Fue ahí donde se dio cuenta que lo que estaba haciendo no era para demostrar un acto de valentía, no, estaba siendo cobarde por que no se atrevía a confesar la verdad. Era como quien dice una "gallina" por que nadie la estaba obligando, sola se habia metido en ese problema.

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Mi Único Amor-Jenlisa-(G!P)
Hayran KurguLalisa Manoban, una chica respetada y temida por toda la escuela. Es la crush de muchas jovencitas de dicho lugar. Desde muy pequeña ha estado enamorada de Jennie Kim, la única chica que saca su lado cariñoso y protector. Lisa la trata como a toda u...