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Desde aquel encuentro ya había pasado una semana. No se habían vuelto a dirigir la palabra.
Estaba saliendo del instituto junto a Horacio. Se dirigían a su pequeño y humilde apartamento para poder cambiarse de ropa.
Les habían invitado a una fiesta que hacían todos los años la gente del instituto. Y bueno, Horacio era jugador de fútbol y quería ir para estar con sus nuevos amigos. Así que el rubio decidió acompañarle por si luego no puede volver a casa solo por la borrachera.
- ¿Te vas a poner eso?- Dijo Horacio al ver como salía el rubio de la casa.
- Sí, ¿Por qué? ¿No te gusta?
- ¿Te miento o te digo la verdad?- Dijo Horacio mirándole de arriba a abajo.
- Hombre, pues la verdad.
- Acabas de asesinar a la moda.- Dijo Horacio con una mueca de disgusto.- ¿En serio vas a ir en chándal? Parece hasta un pijama.
- Tampoco vamos a ir a recibir un Óscar.- Dijo el rubio con ironía.
- Joder, si quieres ir así haz lo que quieras.
- Está bien, don moda. Soy todo tuyo.- Dijo el rubio volviendo a cerrar la puerta de la casa adentrándose en esta.
A Horacio se le iluminaron los ojos de ilusión y se dirigió a su armario. Cuando regresó le dió una camiseta rosa pastel y unos pantalones negros que le marcaban muy bien su parte trasera.
Gustabo cuando terminó de vestirse Horacio le miró de arriba a abajo y dió un gesto de aprobación.
- Ahora sí, vamos.
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Entraron al chalé en el que se situaba la fiesta. Gustabo solo pudo captar el olor a porros, alcohol y sexo en todos los lugares. Miró a su izquierda y vió a una pareja metiéndose mano en una esquina mientras que otros grababan. Hizo una mueca de asco.
- ¿No es increíble? ¡Que pasada de fiesta!- Dijo Horacio bastante emocionado viendo todas las luces y la gente bailando al ritmo de la música.
