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Ese era el día en el que Gustabo volvió al instituto después de la fiesta. Según Horacio, parecía una gelatina andante. Nunca se había sentido tan intimidado en su vida. Se sentía como si fuera una presa y la puerta del instituto fuera la casa del lobo.
Tenía miedo de lo que podía pasar si Segismundo llega a recordar lo que pasó en los baños, el rubio rezaba (y eso que era ateo) por que no recordara nada debido al colocón. Si Segismundo llegaba a expandir el rumor de lo que pasó en esa fiesta, estaba muerto. Jack Conway le advirtió para su bien, que no se supiera nada.
- Vamos tío, tampoco es para que estés así. Segismundo no se acuerda y si se llega a acordar, no creo que haya dicho nada. Y si pasa lo que tememos, siempre estaré ahí para defenderte del cachitas ese.- Dijo Horacio sacando músculo.
- ¿Defenderme? Sabes que su padre dirige nuestro puto centro de acogida y su madre es la directora, ¿verdad? Y también hay que añadir que no solo él vendrá a por mi, sino todo su grupito.- Dijo el rubio con nerviosismo, ya que casi estaban en la entrada del instituto.
- Es que siempre la lías, tu vida parece una película de drama de estas que suelen ver las abuelas a las 12:00 de la noche.- Dijo Horacio en tono de queja.
- Esas películas tú eres el primero que las disfruta, y por otra parte, no es mi culpa este lío. ¡Yo nunca pedí ser tan sexy! Es que de verdad...
Horacio puso los ojos en blanco y continuaron caminando hasta la entrada. Cuando se adentraron el rubio miró a todos lados paranoico, cuando de repente cruzó la mirada con su actual y futura peor pesadilla. Jack Conway se encontraba al lado de su novia, la cual se le había olvidado por completo. Otro problema para añadir. El pelinegro sin apartarle la mirada besó a la chica. El rubio se sintió incómodo, intimidado e inexplicablemente furioso. Cosa que no pasó desapercibida por Horacio.
- ¿Tiene novia? Hostias se me había olvidado. - Dijo Horacio con una expresión entre sorpresa y diversión, que luego se convirtió en una carcajada.
- Cállate.
- ¿Celoso ya? ¿Sin conocerle primero o invitarle a una cena?- Dijo Horacio entre risas, ganandose una mirada fulminadora por parte del más bajito.
- No estoy celoso.
- Si lo estas.
- ¿Acaso puedes saber lo que siento y pienso? La respuesta es no. Así que intenta dejar de hacerte el "Gran experto profesional y doctorado en tocar los huevos a gente agena". Lo agradecería, no estoy de humor.
- Tranquilo fiera, no te pongas así por tus celos, dijimos que ningun amorío nos podía separar. La amistad va antes.- Dijo revolviéndole el pelo fastidiando más aun al rubio.
- Que te jodan tío, que te jodan.- Le dijo el rubio justo antes de entrar a la clase y sacarle el dedo corazón, haciendo reír al de la cresta.
