『1』

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La joven de ondulados cabellos azabaches terminó de retocar sus labios con aquel color crema y se dió una última mirada al espejo.

Lucía hermosa y lo sabía. Aquella sombra ahumada en sus ojos y el color de sus labios, sumado a la profundidad de sus ojos que hacía juego con su oscuro cabello, resaltaba sus ropas, que no eran más que el uniforme de la escuela, que constaba de una camisa blanca y falda y corbata azules. Sus medias, altas hasta poco más arriba de las rodillas,  eran negras y finalmente estaban sus zapatos deportivos blancos.

Aquella falda corta de la que le hablaba a su diario no era más que la de su uniforme. Simplemente hizo uso de su talento como costurera para acortar un poco su tamaño y listo.

Como siempre, cubrió sus muñecas con las pulseras de plata con dijes de difrentes formas y colores que sus padres le regalaban cada cumpleaños (era una costumbre de cada año, así que tenía diecisiete pulseras), tomó su mochila de color blanca con detalles en arcoiris, y luego bajó de su habitación a despedirse de sus padres.

La costumbre y rutina de aquella casa era: despertar, desayunar, asearse, y luego partir al trabajo o la escuela, así que los padres de Angely, JiHye y YiXing, ya la estaban esperando en la sala.

La una porque dejaría a su hija en la escuela y el otro porque simplemente le daría un beso de despedida a las mujeres de su vida para después alistarse para ir a buscar trabajo.

-¡Wow! Pero qué bella está nuestra hija hoy, Hye-silbó el hombre de la casa.

-Yo siempre estoy linda, papá-rió Angely, para luego hacer puchero.

-En eso tienes razón-apoyó JiHye-. Pero algo me dice que ese maquillaje se debe a cierto chico de apellido Kim-canturreó.

-No lo hago sólo por él-se encogió de hombros, terminando de bajar las escaleras-. Lo hago por mí. Va siendo hora de que deje ser la rara de la escuela.

-Hija...¿Cómo es eso?

La pregunta de su padre no le sorprendió. Ella no le decía a sus padres acerca de las burlas que recibía en la escuela (aunque ellos ya lo sospechaban al ver que su hija no les hablaba de algún amigo ni mucho menos los llevaba a la casa) y que lo soltara así de repente los tomó muy de sorpresa.

-Vamos, papá-suspiró-. Ustedes saben bien que estoy más sola que una ballena bebé que perdió a su madre. Al menos así es en la escuela ¡Pero eso va a cambiar hoy!-exclamó animada.

Sus padres se miraron entre sí y sonrieron de lado, alegrándose de poder pasar el suficiente tiempo al lado de su hija para compensar aquella soledad.

-Entonces...¿Nos vamos? Estoy segura de que te irá de maravilla-animó JiHye, compartiendo la alegría de Angely.

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-¡Adiós!-se despedía la chica, agitando su mano de lado a lado mientras veía a su madre partir en su auto.

Soltó un suspiro acompañado de una sonrisa y se dispuso a entrar a la escuela, no sin antes colocarse sus audífonos con música rock (su favorita) a un nivel lo suficientemente bajo como para escuchar lo que tendrían que decir sus compañeros al verla.

Y se sintió muy bien cuando, por primera vez en los casi dos años de preparatoria que llevaba en aquel instituto, todas las miradas se posaban en ella.

Muchos estudiantes estaban en el patio de la escuela, esperando a que sonara la campana para entrar por la puerta secundaria del edificio como si fueran una manada de elefantes...o al menos eso era lo que decía Angely.

Alzó su vista del suelo y miró un poco a su alrededor.

Allí estaban sus compañeros de clases y algunos con los que simplemente compartía escuela. Pero todos la estaban mirando.

Sus ojos se pasearon por todo el lugar y luego de percatarse de que TaeHyung y sus amigos la observaban, simplemente volvió a mirar el suelo y concentrarse en su música.

Sin embargo, una repentina frase la hizo ponerse alerta.

-¡Vaya! Miren lo caliente que vino la rarita hoy-escuchó la burla de uno.

Sabía lo que le seguía a aquel comentario y fue por eso que, antes de que la mano de ese chico llegara a su trasero, ella la había detenido y apretado con fuerza.

-¡Agh!-se quejaba el chico mientras Angely daba media vuelta para encararlo, sin dignarse a soltar su mano, la cual seguía siendo apretada con fuerza y sus uñas ya se habían clavado en la piel ajena, causando aún más dolor.

-Intenta hacer algo como eso de nuevo y tendrás un lindo hematoma en tu rostro-sonrió con fingida inocencia.

Muchos se asombraron, no sólo por el espectáculo que se había armado, sino por escuchar la -profunda- voz de Angely.

Y es que nunca la habían escuchado, mas que el primer día de ingreso que cada estudiante tuvo que presentarse y de eso hacía ya casi dos años. Nadie recordaba la linda voz de la chica.

Soltando la mano del chico, sacudió su cabeza un poco y tomó su celular para cambiar de canción (esta vez optó por el Pop para animarse un poco más a sí misma) y seguir su camino hacia el edificio y llegar al pasillo de los casilleros.

Claro que, todo aquello fue hecho bajo las miradas de sus compañeros.

Una vez llegó a los pasillos, estaba sonando una canción muy animada para ella: Love You Like a Love Song de Selena Gómez, así que no dudó en cantarla a media voz y dar uno que otro movimiento de caderas mientras colocaba y sacaba algunas cosas de su casillero.

No había casi estudiantes en los pasillos, pero los que estaban, se le quedaron viendo como si tuviera tres cabezas.

¿Qué había pasado con la rarita, que ahora llegaba maquillada, cantaba y bailaba por los pasillos y además, se había defendido de lo que iba a ser un acto de acoso?

El cambio era notable, más aún cuando la chica cantaba y bailaba sin parar hasta que llegó a su aula.

No había nadie allí, así que, aún con los audífonos anclados a sus oídos, sacó su diario y comenzó a escribir.

『Pʟᴀɴ Z 』«Kɪᴍ Tᴀᴇ Hʏᴜɴɢ» ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora