Primer día de Academia parte 1

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Eran las 6:30 a.m. y la luz que se colaba por la cortina iluminando toda la habitación, un pequeño de aproximadamente 5 años estaba tumbado en su cama sin ganas de abrir los ojos desde ya hacia media hora, no dejaba de escuchar el despertador.

Se movió un poco entre las sábanas mientras que se colocaba una de sus almohadas encima de su cara en señal de molestia.

Sin embargo, no se dio cuenta que en el marco de su puerta estaba su padre sonriendo.

- Shikadai tienes que levantarte ... - Shikadai volteó y vio que su padre se encontraba apoyado en el marco de la puerta - Hoy es tu primer día de Academia no puedes llegar tarde.

- Si, papa - dijo Shikadai sonriendo, aunque por dentro no se sentía tan bien, los nervios no lo dejaban de invadir.

Hoy era el primer día de la académia

Shikamaru volvió a sonreir.- Te irá bien, no te preocupes - Ante esto, Shikamaru, le revolvió sus cabellos azabache y se fue de la habitación.

Así era la vida de Shikadai Nara. Una vida donde tenía unos padres amorosos, a pesar de ser raros, donde podía ver las nubes junto a su padre y dormir de vago en el regazo de su madre y darle un buen ejemplo de hermano para sus hermanas .  - una vida donde justo iba a empezar su camino para convertirse en ninja, un gran ninja igual que su padre y madre y un gran hermano mayor.

Luego de terminar de ducharse, rápidamente  se cambio y bajo al comedor.

Shikadai se colocó el saco que su padre le había dado con el símbolo del Clan Nara. El día anterior sus padres le habían dicho que ahora que empezaba la academia debía demostraba que era un digno miembro y heredero de la familia Nara. Su padre, unos días antes, le había colocado los aretes que él había llevado hasta entonces diciendole que con esto se encargaba la importante misión de llevar en alto el apellido Nara, como lo había hecho su abuelo al morir como héroe en la cuarta guerra ninja y él mismo al ser el actual asesor del Hokage.

Shikadai se encontraba orgulloso de pertenecer a su familia y se esforzaría por demostrar ese orgullo a sus padres - a pesar de ser problemático.

Bajo al comedor y se encontró con su padre quien estaba intentando darle de comer a las gemelas Shiharu y Shikari de 1 año.

Shikamaru le sonrió a su hijo, mientras que unas de gemelas le tiraba comida en su cara.
Shikadai  dejó escapar una risita por lo bajo, finalmente, se sentó en la mesa para desayunar.

Hinata colocaba todo en su lugar, y luego de sentarse todos en pesaron  desayunar.

......

Ya en la entrada se puso su mochila y se cambió de zapatos. Sus padres ya estaban en la puerta esperando a que saliera.

Shikadai salió corriendo y junto a sus padres empezaron  a caminar a la academia por las calles de Konoha.

Caminaba a un paso lento, con mi vista perdida en el cielo, en las nubes. Pensaba en miles de cosas que hoy podrían suceder, al igual que pensaba en las personas a las cuales podría conocer. Mi primer día en la academia era hoy, y para ser sincera me morío de las ansias. Conocer a mi sensei, a mis compañeros que en el algún futuro no tan lejano podrían ser mis compañeros de equipo; imaginaba las técnicas que podría aprender y conocer todo acerca del mundo shinobi.

Curiosamente -a pesar de que todos me decían que era normal tener nervios- me encontraba súper entusiasmado. Estuve esperando mucho tiempo para poder asistir a mi primer año en la Academia Ninja. ¡Me moría de ganas por llegar a casa y decir orgullosamente que ya era un estudiante de la Academia!

Sin embargo, a pesar de mi euforia, me detuve en seco al ver aquel edificio llamado Academia Ninja de Konoha. Mi corazón empezó a palpitar, mis manos a sudar, al igual que mis piernas temblaban. Sabía que no tenía nervios, ni tampoco miedo; tan sólo estaba llena de ansias por saber que este sería mi camino para convertirme en Ninja. Más todas estas sensaciones disiparon cuando mi padre apretó mi mano, dándome apoyo.

Shikamaru, que había estado observando a su hijo -  vio que aquellos ojos blancos, heredados de su esposa, se encontraban llenos de una especie de ansiedad y preocupación.

- ¿Qué pasa, pequeño cervatillo? - le dijo Shikamaru poniéndose de cuclillas frente a su hijo para alcanzar a verlo a su altura. Shikadai se sorprendió un poco al tener al frente la cara de su padre pero no retrocedió sino que lo vio directo a los ojos - Es…to… nada, papá - no le gustaba nada que lo llamara pequeño cervatillo así que dirigió su vista a un lado evitando la mirada de su padre.

- Tranquilo hijo - dijo Shikamaru sonriéndole y poniendo una mano sobre la cabeza de Shikadai - vas hacerlo bien. Aparte tus amigos estarán allí contigo, así que no creo que tengas que ponerte nervioso. Cuando tenía tu edad también tuve nervios el primer día así que se cómo te sientes - le revolvió el cabello, desarmándole en algo la cola característica de los Nara.

- Pero si yo hago de tonto… - Shikadai bajo la mirada en señal ansiedad - no quiero parecer tonto, papá.

- Te irá bien, no te preocupes cariño - dijo Hinata, quien cargaba a las gemelas.

Shikamaru asistió  soltó una risa

- Hijo quizás seas algo vago como yo, pero eres más valiente  y terco que tu madre, ¿verdad? - Shikamaru volvió a revolverle el cabello a su hijo - Tranquilo has heredado el cerebro de tu padre - dijo orgulloso.

El pequeño mostró una sonrisa a sus padre y hermanas  con la confianza que le había dado, salió corriendo directo a la puerta de la academia para luego voltear y despedirse de sus padres desde lejos mientras agitaba su mano.

- ¡Gracias, papá, mamá ! ¡Los quiero! - gritó Shikadai desde donde estaba.

Shikamaru y Hinata respondieron el gesto y supieron que su hijo iba a estar bien. Su pequeño ahora comenzaría su camino para convertirse en un gran ninja.

Shikadai observó a sus padres irse con las gemelas y suspiro sacando el aire que había estado reteniendo desde se rato.

Aunque le dolían los brazos, se moría de sueño y estaba cansado,no lo demostraría hoy era su primer día en la academia y no lo echaría a perder.

Pero una pequeña parte de él quería que sus padres regresarán por el, ya que cuando ellos estaban la marca negra que comenzaba a extenderse por todo su brazo no dolía ni cresia nada.

Suponía que era por que se sentía a salvo con sus padres
Y se preguntó: ¿por cuántos años más podría seguir ocultandolo… antes de que todo fuera demasiado tarde?

Y muy en el fondo, Shikadai Nara no quería saber la respuesta.

En realidad… no lo queria

ShikahinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora