Capítulo Especial

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Los pequeños copos de nieve iban cayendo por las hojas, a la vez que eran agitadas por el frío viento que recorría el bosque

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Los pequeños copos de nieve iban cayendo por las hojas, a la vez que eran agitadas por el frío viento que recorría el bosque.

Un pequeño niño yacía sobre la tierra blanca, la cual tenía ese color debido al invierno. Su frágil cuerpo formó un ovillo y lo hizo verse aún más pequeño. Tenía miedo, tenía frío, tenía hambre y quería estar calentito, pero no tenía a dónde ir, ni alguien que lo ayudara, estaba solo.

"Mamá, mamá", era lo único que el niño repetía en su mente. Anhelaba tanto volver a verla, deseaba volver a su regazo para que ella le acariciara la cabecita mientras le cantaba, volver a escucharla decir "Hannie, mi niño, ven conmigo", pero eso solo ocurriría cuando él cerrara los ojos y no volviese a despertar.

Pasó mucho tiempo caminando sin rumbo alguno, esperando que alguien fuese capaz de ayudarlo, pero cada persona que lo veía, lo esquivaba o lo ignoraba. Él, inocentemente, pensaba que no lo notaban, no sabía que habitaba en un mundo en donde las personas solo tenían importancia si poseían un alto rango o estatus social.

Sus ojitos fueron hacia su pequeña mano y vió la horquilla de cerezos que le perteneció a su madre, la colocó en su pecho y empezó a recordar lo cálido que eran sus brazos. Lágrimas empezaron a correr por sus redondas y rojizas mejillas, provocándole frío cuando el viento rozó con ellas. Se repetía una y otra vez que estaba bien, estaba bien que doliera su pancita, estaba bien que temblara de frío, estaba bien porque eso significaba que pronto podría ver a la persona que tanto añoraba.

Cerro sus ojos y permitió ver lo largas que eran sus pestañas. Ya no tenía fuerzas, ya no quería seguir, así que solo dormiría, dormiría para que ya no doliera, y cuando despertara, su madre volvería a sujetarlo entre sus brazos.

—¡Alteza! —gritó la mujer mientras corría detrás de un niño con unos hermosos ojos grandes—. ¡Alteza, no debe entrar al bosque, puede ser peligroso!

El niño de cabellos castaños ignoró a la criada y siguió corriendo. Era muy travieso, pero no era tonto, sabía que ir muy profundo del bosque podría ser peligroso, así que solo exploraría un poco y después volvería al palacio. Después de todos, tenía que aprovechar la oportunidad de que su madre le haya permitido salir.

El pequeño príncipe detuvo sus pasos en seco cuando vió a alguien dormido sobre la nieve. “No es un buen lugar para dormir", pensó. Siguió avanzando con cuidado, porque a lo mejor podría tratarse de un animal salvaje, y eso no sería bueno.

Sus labios formaron una pequeña "o", por la sorpresa de ver a un humano, un niño, para ser exactos.

—¡Eunuco Kim, Dama Sun! —gritó para que ambos viniera más rápido—. ¡Hay alguien aquí!

La mujer corrió angustiada de que el Príncipe Jisoo pudiese ver un cadáver y quedará traumatizado, mientras que el hombre la siguió porque también tenía la responsabilidad de cuidar del príncipe. No fue difícil llegar hasta él cuando dió pasos tan apresurados.

Fallin Flower (JEONGHAN SEVENTEEN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora