Fallin Flower (JEONGHAN SEVENTEEN)

Capítulo 32

Todo era oscuro y mis ojos se sentían tan pesados, pero estaba mucho mejor a comparación de cuando perdí el conocimiento. Sentí el paño húmedo sobre mi frente y decidí abrir poco a poco los ojos, entonces supe que estaba en casa.

Tal vez Seojun fue a buscarme al ver que no volvía después de mucho rato, seguro me encontró en el césped, debió ser eso.

Decidí sentarme y, apenas lo hice, unos brazos se colocaron alrededor de mis hombros.

—No deberías moverte tan rápido.

Me quedé quieta al escuchar su voz. ¿Seguía durmiendo?, ¿aún no despertaba de aquel hermoso sueño?

Levanté la vista de lentamente, creyendo que solo era una mala broma de parte de mi mente, pero entonces me encontré con los ojos de Jeonghan. No fue imaginación mía, en realidad él había regresado a mi lado.

Bajé la vista de inmediato y empecé a sentirme nerviosa por tenerlo tan cerca otra vez. No entendía qué estaba pasando, ni cómo llegó hasta donde yo estaba, mucho menos cómo me trajo hasta aquí.

—¿Te sientes bien? —preguntó, posando su mano en mi mejilla—. ¿Debería buscar a alguien para que te revise?

—E-estoy bien —pronuncié apenas, aún incrédula por lo que estaba sucediendo.

—¿De verdad?

—Sí

Jeonghan sacó un pañuelo, el cual yo cosí y bordeé para él. Con pequeños toques fue limpiando las gotas de sudor que tenía en mi rostro, las que seguro aparecieron después de desmayarme.

—Parece que fueron muchas emociones para tí —musitó, aun limpiandome suavemente—. Lamento haber aparecido así, debí ser más cuidadoso.

Él se puso de pie y salió de la habitación. Para cuando regresó, trajo consigo una bandeja con una taza en donde había servido té, la colocó frente a mí y sonrió. Su sonrisa ocasionó que mi corazón se sintiera más cálido, como solía hacerlo siempre, y por unos segundos quise volver a sus brazos, pero me contuve. Aun si dolía, aun si volvía a lastimarme y lo lastime a él, era consciente de que Jeonghan no debía estar aquí.

—Lamento haber tomado estas cosas, pero creí que podrían ayudarte —explicó—. Hice un poco de té, el mío no es tan bueno como el tuyo, pero al menos te hará sentir mejor, eso espero.

No quería hablar, no porque no tuviera nada que decirle, sino porque sabía que lo lastimaría una vez más.

—¿Te duele la garganta? —preguntó preocupado—. ¿Porqué apenas solo pronuncias pequeñas palabras?

—Gracias —contesté—. No tienes que preocuparte, estoy bien.

Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca, pero a Jeonghan pareció haberle agradado que respondiera.

—Buscaré algo para que comas —mencionó—. Intentaré cazar y cocinar si es necesario.

Jeonghan volvió a alejarse y sujetó su espada, la cual estaba a un lado de la habitación. ¿Cómo se atrevía a actuar tan normal con todo lo que ocurrió hace tiempo?, ¿qué era lo que pasaba por su mente? ¿porqué estaba siendo así?, ¿no tenía preguntas?

Decidí ponerme de pie y, con dificultad, me acerqué a él.

—Deberías seguir acostada —dijo, sujetando mis hombros con cuidado.

—Jeonghan...

—No te esfuercen aun, ven, acuestate.

De manera delicada, me guió hasta la cama, y cuando me colocó en ella, se dirigió hasta la puerta de la habitación. Me rompía ver que actuara de esa manera, como si nunca lo hubiese abandonado, como si jamás lo hubiese herido. Tenía que traerlo a la realidad antes de que saliera.