Capítulo 10 - Logan

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CORREGIDO*

LOGAN

Si algun día alguien te dice que no cree en las casualidades, por favor háblale de este momento. El tipo al que quería romperle la cara, sabiendo que implicaba que posiblemente no me darían más trabajos como este, estaba sosteniendo a la preciosura de azul que vi solamente de espaldas y me dejo embobado. Y lo peor no es eso, lo peor es que la preciosura resulto ser Alex, con quien las casualidades han sido demasiadas desde que la conocí. Y si eso no es suficiente ya, también de casualidad me la encuentro en el punto mas alejado del salón donde se lleva a cabo el evento que la revista me encargo fotografiar y la tengo en frente, destilando encanto con ese vestido que hace juego con sus ojos, que me miran con preocupación desde tres gradas más abajo.

Mi madre no había dejado de llamarme todo el día. No entiendo cómo pudo vivir tranquilamente los dos años que estuve en otro continente, pero a unos días de haber regresado, ya no puede acostumbrarse a no verme diario. Parece que le ha afectado la noticia de que en unos días me mudo, pero en definitiva ella y Jim necesitan vivir sin que mi presencia sea motivo de incomodidad. Esa es la razón por la que tuve que salir, la tercera llamada consecutiva de mi madre solo podía significar que no dejaría de insistir hasta que consiguiera hablar conmigo y después de tranquilizarla, cuando iba de vuelta al trabajo me choque de frente con alguien, se me cayó la cámara y está de más decir ha sido el encuentro más desagradable que he tenido.

No soy muy apegado a las cosas materiales, pero mi cámara es mucho más para mí que una simple cámara. Es el premio por demasiado esfuerzo; trabaje día y noche como un loco para poder comprarla antes de irme a Dublín porque no quería que fuera un regalo de Rhett. Aprendí y aprecié tantas cosas a través de su lente que no había considerado que es nada más un objeto, hasta que la vi con la pantalla quebrada y me quedé paralizado por la impresión.

Es por eso, por lo que, antes de considerar donde y en qué circunstancias me encontraba, se me ocurrió llamar imbécil al tipo que me dijo que me fijara bien por donde caminaba y paso a un lado de mi con la arrogancia de alguien a quien nunca le ha costado nada en la vida, y a pesar de que lo hice en un tono bastante bajo, me escucho y en dos pasos ya estaba frente a mí de nuevo, colocándome su asqueroso dedo índice en el pecho.

—Mira, no es mi culpa que seas tan torpe y no te fijes por donde andas, te prometo que no quieres hacerme enojar, así que mejor te pierdes por donde viniste o este será el último trabajo que tendrás en un lugar como éste.

En mi mente eso sonó como un: «anda, vamos a rompernos la cara» y el troglodita que llevo dentro ya estaba en camino al salón para alcanzarlo e invitarlo amigablemente a que nos diéramos unos cuantos golpes. Lo perdí de vista por un momento y cuando lo encontré, tenía unos brazos cortos y blancos alrededor de su cuello, una chica hermosa colgaba de él como si no fuera un imbécil sin la más mínima educación y para mi sorpresa, esa chica era Alex.

¿Qué hace Alex abrazando a este tipo?

No será el novio ¿O sí?

Claro que lo es.

No fui capaz de hacer una mierda sabiendo que ella saldría afectada, ya suficiente tenía con cargar con semejante espécimen como pareja. Y desde el fin de semana con el incidente de la pesadilla solo siento la necesidad de hacerla sentir bien, por eso me tome el atrevimiento de hacerle caricias para que se quedara dormida esa noche y por eso también le voy a ahorrar la vergüenza esta noche de irme a los golpes con su novio, aunque se lo merezca. Lo que me hace hervir la sangre es que estoy sin cámara y sin cámara no hay fotos, se me contrato para ello, no tengo idea de como decirle a Claudia, mi jefa, lo que sucedió.

Salgo del recinto porque tengo que pensar y me estoy ahogando con este saco y la corbata me empieza a apretar demasiado el cuello, encuentro un quiosco alejado del tumulto y apago la luz al subir las escaleras, rezando porque nadie me este buscando para hacerle fotos en este momento. No se que tan grave sea lo de la cámara, pero lo que si es que esta noche ya no va trabajar más, no puedo simplemente irme y me niego a llamar a Rhett, aunque estoy seguro de que conseguiría una si se lo pido, así tuviera que comprar la maldita tienda para ello. Me remango la camisa y empiezo a concentrarme para ver quien tiene una que me sirva al menos para el trabajo de esta noche, pero estamos a treinta minutos de la ciudad, no es tan cerca como para ir en taxi y no tengo la puta motocicleta, pienso en ella y vuelvo a pensar en Alex, que de pronto parece haber sido atraída con la fuerza de mi mente, escucho el crujido de una escalera y ahí está.

Cuestión de TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora