Fantasias nocturnas

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Unos labios recorrían su cuerpo desde el cuello hasta su pecho. Un gemido escapó de sus labios y alzó las caderas en busca de contacto. Sintió algo moverse dentro de ella, entrando y saliendo. Al parecer el chico había parada con sus atenciones y había remplazado aquello por unas duras y constantes embestidas. Dejó escapar un suspiró, se sentía tan bien que pensaba que era cosa de un sueño.

Y resultó serlo. Abrió los ojos y dejo caer su mirada hasta el suelo. 

-¿Por qué...? ¿Por qué ese sueño otra vez?-reflexionó la muchacha de pelo lila.

Agarró el teléfono y marcó a la persona en la que más confiaba.

-¿Kyoko?- la voz de su amiga sonó a través del altavoz de su móvil.

-He vuelto a tener el mismo sueño otra vez.-contó al saber que ella la estaba escuchando.

-¡¿En serio?! Llevas así desde que sustituiste a tu abuelo en la empresa. ¿Crees que significara algo?

-No lo sé, Asahina. Estoy confundida, nunca he tenido esta clase de sueños.

-Lo cierto es que es bastante raro. Nunca te he oído hablar de esas cosas, a ver, sé que tienes experiencia pero se me hace... extraño.

-Quizás no deba seguir pensando en esto. Aún no he decidido quién ocupará el puesto de mi secretario personal.

La chica pensó en todos los posibles candidatos y solo uno de ellos le parecía convincente. Y no era precisamente por su extenso curriculum, su experiencia o su seguridad si no por el hecho de que se lo veía dispuesto a hacer lo que hiciera falta con tal de realizar bien su trabajo. Aquello se le hizo algo muy interesante en el momento en el que lo escucho de sus labios. No tenía pensado obligarlo a hacer nada que no quisiera pero a su parecer aquella declaración mostraba cuán dedicado era aquel joven.

-¿Y qué hay de ese chico? Makoto Naegi. Creo recordar que ese era su nombre. 

-Es una de las opciones que barajo, sí. Pero... creo que su falta de experiencia podría pasarnos factura.

-¡Vamos Kyoko! ¡Te conozco! Sé que eso no es lo que piensas en realidad y esta perfecto que quieras mantener el modelo de negocios de tu abuelo pero ese chico parecía bastante capaz. Y al parecer necesitaba el puesto. ¿No crees que merece una oportunidad al menos?

La muchacha resopló pero finalmente aceptó.

-Supongo que tienes razón. Lo llamaré para que se reúna conmigo esta tarde entonces.

-¡Genial! Entonces te dejo. ¡Voy a desayunar donuts!-exclamó con voz entusiasta.

No pudo evitar reírse ante aquello.

-Deberías controlar tu obsesión con eso.

-¿Y renunciar a la felicidad eterna? ¡Ni hablar! 

-Bueno supongo que es inevitable. Adiós.

-¡Adiós Kyoko!

Colgó el teléfono y se dispuso a vestirse. Aquel día los empleados de la empresa libraban, por lo tanto solo iría a reunirse con aquel chico. Una vez ya vestida agarró el móvil de nuevo y marcó el teléfono de contacto del muchacho.

Dejó que varios tonos sonarán hasta que escuchó una voz femenina.

-¿Si?

-Disculpe quería hablar con Makoto Naegi, ¿está con usted?

-¡Claro! Espere un segundo enseguida lo pongo al teléfono.

Tras varios segundos escuchó la que reconocía como la voz del joven de la entrevista.

-¿Quién es?

-Soy Kyoko Kirigiri. Llamaba para decirle que me gustaría reunirme con usted está tarde donde la última vez para hablar sobre su nuevo puesto.

-Espere... ¿quiere decir que...?

-Si, el trabajo es suyo.

El chico exclamó alegre.

-¡Muchas gracias! ¡No sabe cuánto se lo agradezco! ¡Daré mi mejor esfuerzo, lo prometo!

-Eso espero.

Ambos concretaron la hora a la que sería el encuentro y después se despidieron.

Ella siguió con el papeleo que tenía acumulado. Desde la muerte de su abuelo se había dedicado a cumplir su deseo, que era que ella continuará con su legado.

Desayuno mientras seguía trabajando y siguió hasta la hora concretada con Naegi que fue cuando salió.

Llegó a su lugar habitual de trabajo y se sentó en la silla de su amplio despacho. Aún no se había acostumbrado a aquel lugar pero suponía que lo haría. 

Oyó un suave y repetido sonido de golpes en la puerta.

-Pasa.

El chico entró a la habitación y ella se dio el tiempo para poder observarlo detenidamente.

El chico medía lo mismo que ella, tenía el pelo castaño y los ojos de un verde intenso ; el cual se asemejaba al color de la esmeralda.

-Sientese por favor.- le pidió.

Él asintió y se sentó frente a ella.

-Quería concretar contigo los detalles para tu primer día. El lunes a las 7:30 de la mañana debes estar aquí. Cuando llegues quiero que hables con la chica de recepción, ella te indicará donde tienes que establecerte y cuáles serán tus tareas a  realizar. El sueldo es el acordado en la propuesta de trabajo y tendrás 1 día libre a la semana.

-De acuerdo. ¿Algo más?

-Si. Espero grandes cosas de ti, Naegi. No me decepciones.

-No lo haré, se lo prometo. ¿Entonces eso era todo?

-Bueno... Aún me queda darte el portátil de la empresa. Es el que debes usar cuando vengas aquí a partir de ahora.

Le entregó el ordenador y él se lo agradeció antes de marcharse.

Ella volvió a casa no sin ocuparse antes de todos los asuntos pendientes que tenía en aquel lugar. No quería admitirlo pero ese chico le causaba mucha curiosidad.

Conocía la historia de la mayoría de sus empleados y los motivos por los que trabajaban allí pero...

No sabía cuál era el motivo por el que un chico tan joven empezaría trabajar. Cualquiera reiría al escuchar aquello, ya que él tenía la misma edad que ella pero aún así no era lo mismo. Ella tenía sus motivos para estar trabajando en ese lugar.

-Makoto Naegi... Me pregunto que es lo que ocultas.

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NA: ¡Hey! He estado leyendo los comentarios del anterior capítulo y me alegro de que os este gustando esta nueva historia. Aún no me creo lo amables que sois conmigo T_T .

Hacia bastante tiempo que no escribía Naegiri desde que deje estancado los one-shots de los 30 días OTP así que no sabía si me atrevería de nuevo pero he podido armarme de valor gracias a vosotros y comenzar a escribir esta idea que lleva un tiempo formulandose en mi cabezita.

Espero poder traeros el siguiente pronto y que disfrutéis de este capítulo. 

Nos leemos pronto,

Mayafeylover.






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