Orgullo

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Hoy es la noche de presentacion de la campaña de Pantene. Estoy feliz por esta colaboración. Es una oportunidad muy buena para mí. Estoy muy nerviosa pero emocionada a la vez.

A principios de verano mi agente me contactó para darme la noticia. Recuerdo ese día. Era por la tarde, acababa de llegar a mi piso. Venía de grabar y esperaba encontrar a Can en casa, ya que él había acabado de grabar a media mañana. Al llegar lo vi en la terraza tomándose un café y leyendo. Estaba en su mundo. Concentrado en sus cosas.

No escuchó que había llegado así que me acerqué de lo más sigilosa y lo abracé por detrás colgándome de su cuello. Inspirando su olor, enterrando mi cara en su cuello. Dios mío su perfume, su piel. Me volvía loca su tacto. Él suspiró medio sobresaltado y me cogió de las manos.

- Hola mi vida, que ganas tenía de que llegaras.

En un movimiento rápido me sentó encima de sus piernas y me besó. Los besos de Can. La manera en la que me envolvía siempre con sus brazos y como me hacía sentir lo mucho que me amaba. Can no es un hombre de hablar mucho de sus sentimientos pero te hace saber con sus gestos y caricias lo que siente.

Me sentía tan querida por él. Me hacía temblar cada vez que me tocaba o me besaba. Me acariciaba con una delicadeza pero a la vez con una firmeza y seguridad que me volvía loca.

- Eres preciosa. No puedo dejar de pensar en ti todo el día. Estaba en el set esta mañana y no paraba de pensar en esto. En tenerte así. Necesito estar contigo a todas horas. No puedo más.

- Me pasa igual. - le quité la goma que sujetaba su moño y le peiné con mis manos. Con suavidad.

- Es que ya sé que parezco un adolescente pero es que te echo de menos a todas horas... no paro de pensar en ti.

- Yo también te he echado mucho de menos. Te quiero tanto Can...

Me miraba con esa mirada dulce pero traviesa. Sin darme cuenta se incorporó y conmigo en brazos me llevó en volandas a la habitación.

No dejamos de besarnos. Al llegar al pie de la cama, me fue dejando caer con sus manos alrededor de mi cuerpo. Me tumbó y puso todo el peso de su cuerpo encima mío. Que hombre. Me encantaba sentir su cuerpo encima del mío y como nos adaptábamos de bien el uno al otro. Me dejaba sin sentido cuando besaba mi cuello y mis mejillas.

- Dímelo otra vez.

No podía pensar. Tenía esa sensación de vértigo, de mariposas en el estómago, de calor extremo en cada poro de mi piel.

- Te quiero, Can. Eres el amor de mi vida.

- ¿De tu vida?

- Nunca he sentido nada como esto. No puedo pensar, no puedo hacer nada, no quiero nada más. Estoy enamorada de ti.

- Sigo sin creerme que me quieras y sigo sin creerme la suerte que tengo. Eres mi estrella. Te quiero como nunca imaginé que podía querer a nadie. Siento si no te lo digo lo suficiente pero no quiero que lo dudes nunca.

- Lo sé, porque lo siento. Pero siempre es bonito escuchártelo decir. Eres un osito cuando quieres.

Nos reímos juntos y justo en ese momento sonó mi teléfono. No le dimos importancia pero no dejaba de sonar.

- Dios mío...ve a cogerlo pero no tardes.

Me levanté como pude para llegar al bolso que había dejado en el salón y vi que era mi agente. Si insistía tanto era que algo había pasado. Descolgué el teléfono y volví a la habitación.

Después de los saludos de rigor mi agente me dijo que tenía una bomba. Me senté en la cama y Can me acariciaba el pelo. Grité de emoción cuando me dijo que Pantene quería que fuese su imagen. Can me miraba orgulloso y contento.

Esa noche celebramos muchas cosas y nos quisimos como solo hacíamos nosotros. Con todo nuestro cuerpo y nuestra mente. Recuerdo cómo era todo natural y especial entre nosotros.

Y ahora vuelvo a la realidad. He estado días histérica, con mucho miedo por no meter la pata y que salga todo bien. Después de su cumpleaños y de enviarle la cancelación de la reserva no habíamos hablado. Me sentí mal por envíarselo pero pensé que era una buena manera de zanjar todo de una vez. Y en el fondo quería que viese que siempre he pensado en su bienestar y nunca he querido hacerle daño. Aunque luego si nos lo hemos hecho.

Después de semanas muy duras decidí cambiar mi teléfono porque tener mi galería llena de nuestras fotos juntos no me ayudaba a olvidar.  Me pasaba horas mirándolas y recordando todo. Necesitaba tiempo y distancia. Me dolía el corazón y cada centímetro de mi cuerpo.

Al acabar el evento, después de las entrevistas y fotos, de atender a todos, pude mirar mi móvil. Mensajes de apoyo de amigos y familia. Subí una foto del evento en mis redes. Y pasó algo que no esperaba. Le había gustado mi foto. ¿Por qué me hacía eso? ¿Cómo podía ser tan increíble  y volverme tan histérica a la vez?

Nadie más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora