Quiero que vuelvas

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Siempre que me levanto miro el móvil para ver mensajes o mirar mis redes. Cuando he abierto WhatsApp y he leído su mensaje he tenido un mix de sensaciones muy extrañas. Primero,  ha sido como volver el tiempo atrás cuando me despertaba y tenía un mensaje suyo. Adoraba despertar, sacar el modo avión y ver que tenía una notificación suya. Las noches que no se quedaba a dormir en el ático siempre me escribía para desearme buenos días o para decirme que me había echado mucho de menos. A veces me enviaba una foto de los dos o alguna foto que me había hecho a escondidas, diciéndome lo preciosa que era y la suerte que tenía de estar conmigo.

Después, a la vez,  he sentido una presión en el pecho muy extraña. Pensar que sigue pensando en mí. Me asusta pero me ilusiona aún saberlo. Lo nuestro no acabó bien y tampoco ha sido una ruptura fácil.

Tercero. Miedo. Mucho miedo de volver a verle y que me haga volver a sentir. Llevo meses intentando olvidar. Meses intentando superar sus ojos, su risa y sus manos en mi espalda.

Por último, mariposas en el estómago. Leer que necesita verme. Saber que no está con nadie. Llevo meses pensando que sale con varias mujeres y no pudo juzgarlo, ya que no estamos ya juntos.

Pero ver cómo narran las noches de fiesta y de ligues de tu ex no ayuda a superarlo. Le veo y parece un extraño. Ahora además tiene un aspecto diferente y el pelo corto. No parece él mismo del que me enamoré pero sé que cuando le mire a los ojos vendrá todo como un huracán a mi corazón.

Dudo mucho qué hacer. No quiero equivocarme ni quiero hacer más daño. Cuando decidimos darnos un tiempo en verano porque los dos no queríamos lo mismo, no fue por falta de amor, fue por miedo y por egoísmo. No quiero volver a entrar en el bucle de reproches.

Pero lo que siento en la boca de mi estomago me dice que no puedo quedarme con la duda. Que debo verle para saber qué quiere decirme. O para intentar acabar con lo quede entre nosotros con respeto.

"Acepto que me invites a un té pero solo te pido una cosa... sin peleas y sin reproches."

Enviar. Está enviado. Dios mío. Me contesta tan rápido que me deja aún más aturdida. Pensé que estaría durmiendo. Pero está despierto.

"Sin peleas ni reproches. Yo tampoco quiero más eso. Demet, estoy deseando verte. ¿Te parece bien en casa de mi padre? ¿A las seis? Bueno, puedo cuando tú me digas.

Me quedo unos minutos leyendo el mensaje. Ya no hay vuelta atrás, no puedo decirle que me muero de miedo de verlo y que a la vez estoy muy molesta con él.

"A las seis nos vemos allí".

No sé cómo saldrá este encuentro pero después de todo lo que hemos vivido no puedo evitarlo. Tengo el día libre así que tengo tiempo de prepararme.

Me ducho con calma. Paso un buen rato mirando mi vestidor. Al final me decido por un jersey blanco cortito muy suave  y unos vaqueros. Quiero ir sencilla pero sexy. Que estupidez llevo encima. Me arreglo el pelo con esmero. Me lo aliso porque sé que le encanta. Maquillaje de ojos y labios muy naturales. Además, llevando mascarilla no quiero ir maquillada y luego al quitármela aparecer como un cuadro.

Cojo mi coche y me dirijo a casa de Guven. Muchas veces hemos celebrado cosas allí. Y es un sitio tranquilo donde sabemos que no nos verá nadie.

Cuando llego a la puerta, abro con la intención de bajar para llamar al timbre pero la puerta de la casa se mueve antes de que baje un pie siquiera. Entro y aparco en la entrada del jardín. Aparece Can.

Tiene una sonrisa sincera y se acerca a mi coche sin dejar de sonreír. No puedo evitar hacerlo también. Me abre la puerta y me mira fijamente. Salgo como puedo y cierra de un golpe cuando estoy frente suyo. Nos miramos en silencio. Me mira de arriba a abajo varios segundos.

- Estás genial. Me encanta el pelo.

Me derrito. Noto como mi cerebro me dice eres débil mujer.

- Lo mismo digo. No sabía que te habías cortado el moño... - le digo en tono de humor.

Suelta una carcajada y me dice que ha preparado té en la terraza. Le pregunto por su padre y me dice que estamos solos, que su padre está en casa de Ibrahim. Dios, no quiero hablar del tío Ibrahim. Cambio de tema rápido y le pregunto cómo le va todo.

- Estoy bien, teniendo en cuenta toda esta locura de la pandemia pero preocupado por cómo va ir todo. Creo que esto es más bestia de lo que parece. ¿Tú has parado de rodar, no?

- Si, está todo parado hasta que pase toda esta pesadilla.

- Me gusta mucho la serie. Te he visto varias veces y estás muy bien.El guión es muy bueno y haces un gran papel. Te felicito. Cagri es genial.

Me deja sorprendida su comentario. Seguimos hablando sentados en el jardín. Comentamos sobre banalidades y cosas generales durante el primer té.

De repente, un flash viene a mi mente cuando miro la piscina. El día que celebramos aquí la barbacoa con toda su familia. Como siempre me hicieron sentir una más. Él lo nota. Y me sonríe diciendo:

- Ojalá.

Y se calla. Se calla y se queda muy serio mirándome. Me mira a los ojos.

- ¿Ojalá? ¿Qué? Acaba la frase.

- Pues... que ojalá volver a ese día, volver atrás y cambiar muchas cosas

- Ya no se puede volver atrás. Ha pasado mucho y no tiene sentido.

- Sigues molesta conmigo y entiendo que lo estés pero me conoces. Sabes que no he querido hacerte daño.

- Pero lo has hecho Can. Y yo también te lo hice a ti. Los dos no hemos estado a la altura de lo que teníamos.

- ¿Y crees que podemos empezar de nuevo? Quiero poder encontrarme contigo para tomar un café y no quiero que seamos dos extraños. Quiero que vuelvas a mi vida, Demet.

Nadie más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora