No me creo que estemos juntos en el mismo lugar de nuevo. La miro a los ojos todo el rato. Me he armado de valor y le he dicho que quiero que vuelva a ser parte de mi vida. También, me he liberado al decirle que la echo de menos y que he pensado cada día en ella. Le cuento cómo cerraba los ojos estando en el servicio militar y escuchaba su voz. Que su risa y su olor siguen dentro de mío.
Demet me mira en silencio. Casi ni pestañea. Noto que me mira con incredulidad. No sé qué debe estar pensando. Me paraliza la idea de que al escuchar todo esto, me rechace definitivamente porque no puede perdonarme.
- He visto y me han contado cosas que no me han gustado. No he logrado entender muchas de tus actitudes desde verano. Sé que has estado dolido pero has hecho y dicho cosas que no merecía.
- Tienes toda la razón. Y me da mucha rabia porque era la último que quería. Pero sabes que soy muy impulsivo y no pienso muchas veces las cosas.
- Can...Tienes 30 años, ya no eres un niño. Y te has comportado como un niñato.
- No quiero discutir y llevas razón. Pero si he actuado así es porque he sentido que tú no luchaste por mi.
- ¿Luchar? He luchado más que de lo que te imaginas. Pero no lo has visto nunca.
Tengo la sensación por un segundo que se va a ir y se acabará para siempre. Pero ella poco poco se levanta y se acerca hacia mí. Parece enfadada. Frena en seco delante mío. Me sorprende cuando me coge de las manos y con un gesto suave me hace levantar de la butaca. Me incorporo y estamos frente a frente. Estoy nervioso. Sus ojos fijos en los míos. Esos ojos grandes y llenos de amor. Sus manos se entrelazan con las mías. Y en un susurro casi imperceptible me dice que nunca ha dejado de quererme.
- Can... He intentando odiarte, sentir indiferencia y olvidar... no me gusta verte mal ni sentir que somos dos extraños. No me ha gustado ver lo mal que lo has pasado y creo que ha sido todo un despropósito. Eres alguien tan especial para mí. No es fácil dejar el orgullo de lado. Me conoces y sabes que me cuesta confiar en alguien. Has hecho varias cosas que han conseguido alejarme aún más.
Intento hablar pero ella sigue:
- Una parte de mí no quería venir hoy porque sabía que me pasaría esto. Te veo y siento de nuevo ese cosquilleo. Esas mariposas dentro de mi barriga que siempre me han dicho que eras para mí...
- Lo soy. Siempre he querido serlo pero he sido muy torpe y muy inmaduro. Lo que sentimos no es habitual, ni es común y me asusté. Lo que sentimos no entiende de razón. He luchado contra todos mis miedos y demonios. No pensé con claridad, no estuve acertado. Te necesito. Más que nunca, Demet.
Veo como la tensión que había en su cuerpo se relaja. Nos abrazamos despacio. Encajando los dos como por instinto. Inspiró su olor, acaricio su pelo y sus brazos. Ella se apoya en mi pecho y me agarra fuerte de la espalda. No puedo controlar lo que siento cuando la tengo así.
Busco sus ojos y cuando conectamos la mirada no lo pienso y la beso. Despacio pero con firmeza. Ella ahora tiene sus manos en mi cabeza. Acariciando mi pelo. Estoy en casa de nuevo. Se me olvida todo el dolor y toda la confusión que podía sentir.
Nos besamos sin descanso durante un buen rato y en un segundo que dejamos de hacerlo para respirar, veo el mismo fuego que siento yo en sus ojos. Besarla es adictivo. Cuando estábamos juntos nos pasábamos horas besándonos y siempre quería más.
No puedo controlarlo. La levantó en brazos y la llevo al sofá de dentro sin dejar de besarla. Nos tumbamos y seguimos abrazados. Ella está encima mío y puedo sentir su cuerpo por completo. No paro de besar su frente y sus mejillas. Me estremezco y se me eriza la piel cuando ella busca mi boca y me besa con pasión. Cuando termina el beso nos quedamos los dos en silencio. Creo que no sabemos que decir ni hacer ahora.
Nos quedamos abrazados en una calma absoluta. Al cabo de un rato, se incorpora y me dice que quiere bailar conmigo. Me hace reír. Tiene esa expresión de niña inocente pero traviesa a la vez que la caracteriza y de la que me enamoré como un tonto. Nunca te aburres con ella.
Se levanta y ya echo de menos no sentirla como antes. Busca su teléfono y pone una canción. Nuestra canción.
- Can, tengo la cabeza hecha un lío. Después de bailar esta canción me iré porque quiero hacer las cosas bien. Si quieres mañana o el viernes te invito a cenar a casa y seguimos hablando. No puedo pensar con claridad cuando estamos así, mi cabeza se nubla.
No puedo dejar de mirar su boca mientras habla. Esos labios, esa sonrisa... entiendo que no confía del todo en mí y me duele. Entiendo que vaya con dudas y tenga ciertas reservas. Pero hemos vuelto a conectar y no debería tener más miedo.
- Quiero que estés bien, quiero que estemos bien. Haré lo que haga falta.
- Lo sé pero dame tiempo, Can.
- Una ultima cosa, y no te enfades. Pero necesito saberlo. ¿Estás saliendo con alguien? ¿Te ves con alguien?
- Si estuviese con alguien no estaría aquí. Estoy sola.
- Claro, perdona. Pero es que la idea me enferma. Y he leído cosas en prensa....
- No deberías leer tanto. Ya que has empezado tú...Mi pregunta sería otra... ¿Con cuantas mujeres te estás viendo?
Uf. Me deja noqueado. Eso es lo que le preocupa. No confía en mí. Su tono de voz me deja claro que ha sufrido tanto como yo. Así que no puedo reprochárselo.
- No me estoy viendo con nadie. Porque he sido incapaz de sentir ni una tercera parte de lo que siento cuando te toco o te rozo. Por favor, sé que te han contado y has visto cosas pero quiero dejar eso atrás.
Ahora ya no veo fuego en sus ojos, veo miedo y me asusta. No quiero cagarla de nuevo.
La veo incómoda y aprovecho que su móvil sigue sonado para pedirle que bailemos de nuevo. No puedo dejar de tocarla y pasar las yemas de mis dedos por su cara y cuello. Empiezo a descontrolar mi mente. Ella se da cuenta y se que le pasa lo mismo. Me besa en la mejilla y aprovecho para besarla de nuevo.
Ella suspira de una manera tan sensual que me siento vivo de nuevo. Por fin siento que vuelvo a experimentar algo real. Cada vez se vuelve más intenso el beso y ella introduce despacio sus manos debajo de mi camiseta. Ese contacto hace volverme loco. Tiene una manera de acariciarme, siempre me ha fascinado la ternura y la seguridad con la que me acaricia. Sabe muy bien cómo hacerme perder la cabeza y lo más fuerte es que le sale natural.
- És mejor que me vaya. Nos vemos mañana, Can.
La electricidad entre nosotros se nota de una forma increíble. Me recuerda al inicio de nuestra relación. Y me ilusiona que no se haya perdido. Me demuestra que tengo razón y que debemos estar juntos.
- Gracias por aceptar venir hoy. Ha sido muy importante para mí.Si quieres seguimos hablando de todo lo que te preocupe mañana.
Me mira intensamente y me da un beso en lo labios tan dulce que me paralizo. Y se marcha. La sigo hasta su coche. Nos damos cuenta que ha empezado a llover. Le pido que me escriba cuando llegue a casa para saber que ha llegado bien.
Dentro del coche me mira y me guiña un ojo. Veo que empieza a hacer varias caras de concentración mientras da marcha atrás por la entrada. Sus expresiones siempre me han parecido adorables. Me transporto a las grabaciones donde disfrutaba viéndola en acción. Me río como un tonto de sus caras, es ella. Parece y quiero creer que ha vuelto, Demet ha regresado...
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Nadie más
FanfictionEs la continuación de la historia de Can y Demet. La continuación de "Nadie dijo que fuese fácil". Una historia que combina ficción realidad. Una historia que a muchas nos ha cautivado pero a la vez nos ha dejado con muchas preguntas.