Capítulo 3

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Capítulo 3

Su lengua era caliente. Invadía su boca sin dejarle ni un segundo de paz. Era tan jodidamente caliente que respirar se le dificultaba incluso cuando se separaba de él unos segundos. Sus palmas, situadas en sus mejillas para que no se separara demasiado, también eran calientes.

Como si no fuera suficiente, como si solo con la boca del contrario no bastaba para hacerle arder y nublar su mente, sintió unas manos acariciar su cintura mientras otros labios dejaban un rastro de besos húmedos por todo su cuello.

Jadeaba sin poder evitarlo. Tan caliente. Tan malditamente caliente.

Y entonces un ruido. La imagen se desvaneció y una luz cegadora le hizo entrecerrar los ojos. Aun medio dormido, hizo el mayor esfuerzo por acostumbrarse a la repentina luminosidad. Se arrepentía de no haber errado la persiana.

El ruido de nuevo. Era el timbre. El reloj de la pared marcaba las 7 de la mañana. ¿Quién era a esa hora? Se levantó malhumorado. Las imágenes de su sueño reciente no paraba de reproducirse una y otra vez en su cabeza. Llevaba días soñando con ellos. Desde que había presenciado ese beso sin quererlo.

Al principio sus sueños eran una réplica de lo que había visto. Ellos dos besándose una y otra vez. En algún momento cambiaron, y ahora era él era a quien besaban. Se sentía mal. Tener esa clase de sueños sobre sus vecinos, de quienes ni sabía el nombre, no estaba bien. Levantarse con una erección todas las mañanas que solo podía aliviar si pensaba en cómo continuaría el sueño no estaba bien.

Suspiró cansado mientras se levantaba. Se puso unos pantalones de pijama, ya que tenía la manía de dormir en calzoncillos y fue a abrir la puerta a quien sea que llamaba.

- ¿Es usted el Sr. Kim? - preguntó un hombre alto con uniforme. Tenía un paquete en las manos.

- Sí.- Contestó.

- Su paquete.- La voz monótona del cartero coincidía con su gesto de indiferencia.

- No he pedido nada.

- ¿No es el señor Kim?

- Sí pero...

- Pues entonces sí es para usted.

Le tendió el paquete con un gesto de molestia que hizo que lo cogiera sin protestar más. El cartero se fue enseguida sin contestar al "Adiós" de Seokjin.

Volvió dentro del piso y miró el papel de la factura del paquete. Por alguna razón no ponía el número de puerta. A lo mejor por eso el cartero vino a la suya. Habrá ido a la primera puerta con el nombre de Kim en ella. Leyó el nombre del verdadero dueño del paquete:

Kim Taehyung.

¿Dónde iba a buscar a esta persona? Suspiró cansado. Su plan para ese sábado era pasarse el día en la cama. Tener que vestirse y hablar con el amargado portero de su edificio.

- Piso 4, puerta 35. - Le dijo después de una larga media hora rebuscando de mala gana entre los papeles.

Subió hasta el cuarto piso con el paquete en las manos. Era de una tienda electrónica. Por el tamaño del paquete podía ser un portátil o algo así. Buscó la puerta 35 por el largo pasillo cuadrado. Estaba casi en la otra punta. Llamó al timbre practicando en su cabeza lo que le iba a decir al desconocido. A pesar de que no era la primera impresión que daba, le costaba entablar conversación con desconocidos.

"Hola, el cartero me dio un paquete que creo que es suyo. ¿Eres Kim Taehyung? Resulta que tenemos el mismo apellido." Sonaba bien y no invitaba a más conversación de la necesaria.

Volvió a llamar al timbre. Unos pasos se acercaron a la puerta. Escuchó la cerradura y entonces un rostro somnoliento se asomó del otro lado de la puerta.

Su labio inferior tembló. Su corazón se detuvo un instante antes de comenzar a latir desbocado.

Kim Taehyung. El nombre se repetía en su cabeza. Uno de los alfas que le quitaban el sueño se llamaba Kim Taehyung. 

LO QUE NOS FALTABA (TAEJINKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora