LO QUE NOS FALTABA (TAEJINKOOK)

Capítulo 6

Capítulo 6

Se acurrucó contra la manta que le cubría con gusto. ¿Desde cuándo eran sus sábanas tan suaves? ¿Y desde cuando olían tan jodidamente bien? Abrió poco a poco los ojos, intoxicado por el intenso olor que ahora sabía que no provenía de las mantas sino del aire en sí. Miró a su alrededor desorientado. Esta no era su casa. Las imágenes empezaron a reproducirse por su mente de golpe. Se cubrió la cara con una almohada al recordar al fin lo que había pasado. Se había quedado dormido. No podía creer que se hubiera quedado dormido. El alfa debió de traerlo a su apartamento al no saber que más hacer con él.

- Que vergüenza...- susurró separándose al fin de la almohada y cogiendo fuerzas para salir de la cama. Se mareó al ponerse de pie. Parecía que aún estaba afectado por el ataque de pánico que tuvo en el ascensor. No sabía que era claustrofóbico pero era algo que tendría en cuenta a partir de ahora. - Nunca más me subiré a un ascensor.- Murmuró mientras se ponía las zapatillas. Estaban puestos de forma ordenada justo al lado de la cama. También vio la chaqueta que llevaba antes colgada en una percha. La cogió con cuidado de no hacer ruido. Si dependía de él saldría de ahí sin ser visto y les dejaría una tarjeta de agradecimiento en el buzón. Cualquier cosa menos volver a hacer el ridículo delante de esos dos.

Salió de la habitación cerrando la puerta con cuidado y miró a su alrededor intentando identificar por dónde estaba la puerta. Caminó por el pasillo que parecía dar al recibidor. Una de las puertas que se encontraba en su camino estaba un poco abierta y podía oír ruido venir de dentro. Los alfas parecían estar hablando de algo privado porque el tono de voz que usaban era muy bajo. No les oyó hasta que estuvo justo al lado.

- Ese omega tiene algo extraño.- Jin paró de caminar al escuchar eso. Algo le decía que era precisamente a él a quien se refería el alfa llamado Jungkook. Sabía que no debía escuchar a escondidas, en especial después de que le hayan ayudado pero si realmente estaban hablando de él tenía todo el derecho de saber lo que decían, ¿verdad?

- ¿A que te refieres? - Jin miró por el poco espacio que dejaba la puerta entreabierta. Jungkook estaba sentado en el sofá con las piernas de Taehyung sobre las suyas dándole una masaje. Desde su ángulo no les podía ver las caras, lo cual era bueno ya que ellos tampoco le podían ver a él.

- No sé, sus feromonas. Son cómo muy fuertes. Más de lo normal me refiero.

- ¿Te refieres a que te afectan más que las de los otros omegas?

- No... es decir, sí. Bueno...

- No te pongas tan nervioso. Noté cómo te afectaban desde el primer día. Llevábamos semanas sin sexo y fue ver a ese omega y...

- No me excita.- Interrumpió Jungkook con la voz notablemente nerviosa.

- Sí lo hace. - Tae se quedó callado, sopesando si estaba bien lo que iba a decir.- Y a mi también. Ambos lo hemos sentido. Y lo sabes. No tiene caso negarlo.

Jin dio un paso atrás, sintiendo su cara arder. No podía creer lo que acababa de oír. ¿Él les afectaba de la misma forma que ellos a él? Sabía que debía sentirse perturbado por lo que acababa de oír de unos desconocidos pero por alguna razón nada de él presentaba rechazo. Al revés, le emocionaba que ellos se sintieran atraídos por él. Sin duda alguna, algo debía estar mal en su cabeza. Volvió a acercarse a la puerta ya que no podía oír que decían al haberse alejado.

- Te amo. - La voz de Jungkook sonaba tan sincera que hasta él que no le conocía de nada podía notar que decía la verdad.

- Y yo a ti.

- ¿Entonces que? No quiero que nos separemos. No por esto...

- No tenemos que hacerlo. Jungkook te amo, más que a nada en esta vida. Yo sólo... quiero estar seguro que tú no vas a dejarme... por que sabes que yo...

- Nunca. - La voz del alfa fue firme. Jin se alejó esta vez de forma definitiva y salió del apartamento sin hacer ruido. Se sentía cómo una mierda. Ellos se amaban. Y mucho por lo que podía ver. Estaba siendo un estorbo en la historia de amor de alguien. Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por que se sentía así por dos personas que acababa de conocer? ¿Qué le estaba pasando?

Taehyung se sobresaltó al oír un ruido en el pasillo. Jungkook también lo oyó, por lo que después de darle un beso en la frente se levantó para ver que pasaba. Todo parecía en orden. Miró en dirección a la habitación de invitados. Las ansias de ir hasta ahí para ver al omega y volver a sentir sus feromonas era demasiado tentador. Sintió a su pareja acercarse detrás de él.

- ¿Se ha despertado? - Su voz era baja, cómo si pensara que a esa distancia podía despertarlo él si hablaba muy alto.

- Se llama Seokjin.- Dijo al recordar que Tae no sabía su nombre.

- Es un nombre bonito.

- Sí, lo es.- Ambos se miraron a los ojos. Conscientes de lo que sentía cada uno. Pidiéndose perdón con la mirada, aún cuando no se habían traicionado. Que hubiera emociones de por medio les asustaba. Nadie nunca había entrado en esa burbuja que habían creado entre los dos y sólo esperaban que, fuera lo que fuera a pasar, no acabara con lo que tenían entre ellos. - Creo que se ha ido.- Dijo señalando donde había dejado el bolso del omega y que ya no estaba ahí.

- ¿Nos habrá escuchado?

- Lo sabremos si nos llega una orden de alejamiento.- Tae rio, haciendo que Jungkook se sintiera bien. Le gustaba hacer reír a su pareja. Aún cuando la situación era tan extraña.

- ¿Sabes? Puede que él sea lo que necesitamos. - Dijo Taehyung cuando volvieron al salón recuperando sus posiciones de antes.

- ¿A que te refieres?

- Algo que nos ponga a prueba. Que le de algo de emoción a nuestra relación.

- ¿Te refieres a montar un trío?- preguntó divertido ya que, el brillo burlesco en los ojos de su novio, le dejaba bastante claro que estaba bromeando.

- ¿Crees que aceptaría?

- Siempre puedes ir a preguntarle para que, a parte de una orden de alejamiento, nos llegue una denuncia por acoso. - Tae sonrió al imaginarse la surrealista situación en la que ellos le pedían al omega hacer un trío. Ambos sabían que sus palabras eran broma. Lo tenían claro. Aún así, esa noche, mientras se entregaban el uno al otro, no podían dejar de pensar en el omega del piso de abajo y en cómo sería que estuviera ahí con ellos.