2.2. Snap

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La tarjeta de entrada produjo un particular ruido al abrir la puerta de su bloque, caminó por el pasillo mientras se quitaba el saco. Un delicioso aroma sutil de fresias y rosas inundaba el ambiente del salón. Su loba gruñó deseosa antes de arremeter contra su pecho, incitándola a ir detrás de su omega ruidoso. De acuerdo con su naturaleza animal, no tardó mucho en llegar al cuarto.

— ¡Ow!

Un gemido la recibió junto a la imagen del precioso menor con las piernas abiertas a los costados mientras se introducía rápidamente el consolador de zanahoria, el anillo de silicón rojizo aún ahorcando el pequeño falo llorón. La rizada se inclinó sobre el marco de la puerta para disfrutar de la vista. Otro gemido del moreno y su tercer yo tampoco tardó en aparecer, incomodándola por el repetitivo choque entre el glande y el cierre de su pantalón.

— ¿Se siente bien, bebé? — preguntó coqueta.

— ¡Alfa! — llamó — Por favor.

— Por favor qué, bebé

— Ayúdame. Te deseo mucho.

Pronto, las piernas canelas se cerraron, atrapando entre sus glúteos al material de vidrio. El moreno rodó sobre su abdomen, para arrastrarse sobre la cama hasta llegar al filo de la misma y comenzar a maullar dulces gemidos y ruegos. Debra se mordió el labio inferior, Taehyung estaba sudoroso, rojo y sudado, desnudo y lubricado, necesitado de un buen pene que lo llene.

Acercándose a la cama, dejó que las ansiosas manos del menor trabajaran sobre sus pantalones. Taehyung se deshizo con rapidez de su correa y su bóxer, sacando su semiflácido pene, y metiéndoselo a la boca. La alfa jadeó llevando las manos al cabello gris, acariciando desprolijamente las hebras brillantes mientras sentía la lengua traviesa enrollar el tronco y disfrutar la aparición de sus venas. Sintió la vibración del suave ronroneo que soltaba Taehyung, haciéndola apretar un puñado de cabellos.

— Tae — jadeó ronca

Los labios rojos comenzaron a subir y bajar, imitando el movimiento de la cabecita. Absorbiendo y lamiendo todo lo que podía al paso, provocando chapoteos deliciosos que sonorizaban la habitación. Taehyung estiró el cuello haciendo doblar su tronco, de manera que la vista que tenía ahora era del omega moreno engullendo gran parte de su verga. y, ¡oh!, Taehyung siempre se veía maravilloso con su pene en la boca, con las cejas fruncidas para arriba, con los ojos mieles dilatados y brillantes, mostrando una inocencia casi intacta; con la naricita respingona enrojecida del mismo modo que las mejillas ahuecadas; con los labios hinchados y enrollados alrededor del tronco de su falo; y con saliva cayendo con lentitud sobre su barbilla.

— Quieto — demandó

El moreno dejó de chupar aun manteniendo la gruesa carne dentro de su boca, restaurando ligeramente la forma gordita de las mejillas. Una de las manos grandes posadas sobre los cabellos sedosos bajó delineando con ligereza las facciones céntricas del rostro sonrojado hasta atrapar entre sus yemas una línea de baba. Utilizando dos de sus dedos, limpió el rastro de saliva para esparcirlo sobre una de las mejillas. Su loba regocijándose con marcar de esta manera a su precioso omega.

Y es que tantos años casi ocultos de relación, habían hecho efecto sobre su parte animal. Su loba aseguraba que el hermoso lobo gris dentro de Taetae era su predestinado, que lo quería marcar y anudar, y hacer suyo. Entonces, ante tal desespero y tal situación, la pelinegra buscó formas de marcar indirectamente a su omega, tales como la que estaba aplicando ahora. Manchar la piel acanelada con sus fluidos combinados dejaban un delicioso olor a sexo y pertenencia. Lástima que no quedaba más de unas horas sobre el cuerpo.

— Chupa.

El moreno ahuecó las mejillas otra vez, cerrando los ojos comenzó a devorar su pene, acariciando con los labios y lengua, evitando rozar con los dientes. La pelinegra gruñó sintiendo finalmente la construcción del placer sobre su vientre bajo. Taehyung disminuyó sus movimientos hasta separarse del glande con un rico plop, comenzando a repartir besos jugosos en todo el falo, descendiendo hasta llegar al final del tronco en la intersección con sus labios menores; y volviendo a subir mientras soltaba sonidos ahogados y satisfechos.

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