Qué fue, gentita. Cap largo: +2K palabras Firme que lamento el retraso, errores y mala calidad. Meper? Psdt: Ya no quiero jugar a la Universidad
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___*___ Estaba en su límite. Podía sentir el incremento de los cosquilleos en su cuerpo que causaba la contracción de sus músculos, cada corriente delineaba deliciosamente sus botones enrojecidos hasta llegar a su bajo vientre y pene, el mismo que se encontraba completamente arruinado por la gran mano venosa que apretaba la base y, de vez en cuando, estiraba el pulgar para estimular la punta sensible.
Hace un tiempo atrás que su lengua se había desligado de su cerebro, incapaz de procesar las palabras y elaborar ideas concretas, soltando así, solamente balbuceos placenteros y gemidos ruidosos. Su alfa le estaba follando de manera maravillosa que lo único que de verdad podía lograr era inclinarse sobre su sitio para darle un mayor acceso al grueso falo de su pareja.
La mano que había estado en su cintura creando marcas moradas por la presión, pasó por delante de su pecho dirigiéndose hacia su cuello, donde apretó levemente para provocar una ligera asfixia. No pudo aguantar mucho ante el acto dominante de su alfa, ya estaba casi en el clímax cuando lo ahorcó sutilmente, por lo que solo pudo soltar un chillido agudo llamando el nombre contrario y morderse el labio mientras se corría con la hinchazón del falo agrandando su pequeño agujero.
Unos segundos después, soltó otro alarido por los filosos dientes incrustándose en su cuello sudoroso. Su alfa ni le dejó inclinar la frente contra la pared del pasillo de su departamento cuando le mordió salvaje, reclamándole como pareja de vida por otra eternidad más. Los deditos de sus pies dejaron de empinar su cuerpo cuando los caninos contrarios abandonaron el cuello, comenzando a mimar y consentir la herida fresca con la lengua.
— Hermoso — habló roncamente sobre su mordida
Solo pudo soltar un ligero gimoteo acompañado de pataleos cortitos. Estaba haciendo un berrinche por el intenso placer que aún sentía, el cuál colisionaba con la ola de somnolencia. Era un desastre de emociones capaz de hacer reír a la alfa.
— No sé por qué me haces berrinchitos. Te encanta mi nudo, osito. — susurró acariciando su pancita con ambas manos.
— Mgh — gimió — No diré que no. ¿Vamos al sofá?
— Aún no se deshace el nudo.
— Ya sé, alfa. No sé si te das cuenta que estás enterrada en mi. — bufó irónico.
La alfa soltó una carcajada.
— Bien, vamos.
Antes de que Taehyung pueda pensar el siguiente hilo de oraciones irónicas, un agudo dolor arremetió contra su entradita, subiendo con fuerza por sus lumbares y bajando con rapidez por sus muslos.
