3. Vestido Azul

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La lengua recorría el entorno rugoso en repetitivas y tortuosas vueltas sin llegar a introducirse dentro de la cavidad.

— ¿No dijis... — se mordió los labios para soltar sonidos placenteros ahogados —...dijiste que me en-enseñarías?

—  No me culpes, hermoso.

El aire caliente del aliento de la alfa rozaba con el sensible agujero del omega inclinado sobre el escritorio, provocándole deliciosas cosquillas a su bajo vientre.

— Alfa — suspiró deseoso

— Hice todo lo que pude, pero...

El gruñido sensual pegado a la piel que soltó la alfa mandó vibraciones por la dilatada entradita haciendo que Taehyung se mordiese el labio inferior mientras cerraba los ojos de placer.

—  Este vestidito me está matando. Me hace querer comerte así.

La alfa disfrutó del melodioso gemido agudo junto con el sonido excitante del golpe en el gordo cachete bajo de su pareja y apretó fuerte para dejar el área derecha más roja. Separó el rostro del dulce agujero con un beso ruidosamente obsceno para observar el panorama. Tenía sus mojados pulgares abriendo el delicioso culo por los costados marcados con las palmas de sus manos, la fruncida entradita estirada y chorreante de lubricante dulzón a montones que se dirigía lentamente hacia la zona sur, los testículos dulcemente rojizos y brillantes por su saliva, además de las piernas temblorosas. Su omega era una delicia.

— Estás hecho un desastre, corazón.

Soltó un ligero soplido en el agujerito disfrutando de la contracción del mismo y un gemido. Una vez más, acercó la cara al medio de ambos montículos de carne apretando y dejando caer sus palmas al azar.

—¡Alfa! — chilló

Finalmente, el grosor de la lengua haciéndose paso entre la estrechez del anillo.

La alfa completamente concentrada en su tarea olvidaba el temor de dónde estaban y qué hacían. Es decir, tenía a su lindo alumno universitario reclinado en su escritorio mientras le comía el culo de manera delirante, deberían de tener un poquito de vergüenza por ello. Sin embargo, entre hacer que su omega llegase al orgasmo o ser despedida por ser encontrada follando en las instalaciones, escogía la primera.

Además, era su omega el que estaba gimiendo su nombre, ¡maldición!, ellos podían entregarse en cuerpo y alma a cualquier instante, pues así lo demandaban sus lobos y la mismísima luna.

— Recibes tan gustoso mi lengua, amor. — habló gravemente sobre el abusado agujerito — Ya quiero follarte.

Samantha movía su lengua a un ritmo acelerado tratando de conseguir más de aquellos dulces sonidos provenientes de su pareja, amando la forma en que la entradita se ofrecía y abría dócilmente a ella. Una mano se posó sobre sus cabellos negros, apretando fuerte y empujándola hacia adelante; su delicioso omega ya debería estar por correrse, había hecho mucho juego previo en su agujerito sensible. Estaba desesperado por llegar a su orgasmo.

—  Más, más. — jadeaba — ¡Oh, alfa! ¡Fóllame!

Los sonidos chiclosos junto con los gemidos ruidosos inundaban la habitación. Bajó una de sus manos, sin cortar el hilo de acción sobre su boca, hasta el falo lloroso, apretando la base suavemente.

—¡Sam! — gritó — ¡Tócame, tócame, alfa!

Haciendo caso a su caprichosa pareja, utilizó las dos manos para acariciar el pene, una apretaba y cubría todo el tronco lubricado, mientras la otra utilizaba las yemas de los dedos para acariciar el orificio que escurría el típico líquido viscoso.

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