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Kevin, el primo de Mary era un gran pintor con un gran futuro y ése día se encontraba en la casa de ella, pintando un retrato de su tía como regaló de cumpleaños.

La chica estaba viendo como su primo pintaba tranquilamente a su sonriente madre, ya casi hace una hora y nadie le daba atención.

¡Necesitaba algo de atención!

La chica dio un suspiro profundo, camino un par de pasos para quedar detrás de su primo y saltó sobre él, para darle un abrazo.

-Ya deja éso y vamos a jugar, estoy aburrida.- dijo la chica con cara de aburrimiento mientras Kevin quedaba en shock ya que por culpa del abrazo, su mano se movió y su pintura fue completamente arruinada.

La dueña de casa, que veía el rostro de su sobrino, también estaba en shock, dándose cuenta de que... "su hija", lo arruinó todo.

-Sí mi madre quiere un retrato, que se tomé una foto en lugar de estar senatada como tonta por horas, y ya.
Es más productivo darme atención a mí y jugar como en los viejos tiempos.- dijo Mary, expulsando su inteligencia en palabras.

-Te lo aseguró, salió a su padre, cayó por las escaleras del segundo piso cuando estaba aprendiendo a gatear, es adoptada.- dijo la señora de la casa, no queriendo que su talentoso sobrino, se enojé.

-¿Entonces vamos a jugar a la pelota?- preguntó la chica de coletas, con una sonrisa infantil, sin dejar de abrazar a su primo que seguía en shock por verse su trabajo, completamente arruinado.

¿No se supone qué las mujeres maduran más rápido que los hombres?

¡¿Entonces qué rayos pasaba con su prima la cual sólo superaba por tres años de diferencia?!

Tía y sobrino se pusieron serios y se miraron, asintiendo con la cabeza.

Sólo podían hacer una cosa para estar tranquilos en ése momento, pero tenían que sacrificar a un buen hombre.

Bueno, todo sea por el arte.
.

.
Max estaba cortando el césped de su casa, mientras oía música relajante mediante auriculares y levantó la mirada por un momento, para ver como un tipo rubio, de ojos azules, alto, ejercitado y con apariencia intimidante, se acercaba a él, cargando a Mary en su hombro, teniendo ella las manos envueltas en cintas.

-¿Eres Max?- preguntó el artista, deteniendose delante del hombre.

El veterinario, asintió confundido mientras veía como Mary también tenía cinta adhesiva en la boca, para que no hablé.

-Mucho gusto, soy Kevin, sobrino de la pareja que vive en frente.
La señora Marta me mando para que te dé este obsequio atrasado de bienvenida.
Adiós y no te atrevas a devolver esta cosa que a nosotros no nos sirve.- dijo el rubio, dejando a su prima en el suelo antes de darse media vuelta e irse.

Max, miró agotado a su amiga que señalaba con sus bloqueadas manos, su boca.

No le importaban sus brazos, solo quería libre su boca para hablar.

-Vaya... mira la hora, debo ir a ver... la pared.- dijo Max, yéndose al interior de su casa.

-¡Mh! ¡Mnh!

Y Mary lo siguió para que la ayudé, agradecida de que sus piernas estaban libres y podía caminar.

Continuará...

Mi molesta vecina y amiga, MaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora