Max acababa de regresar del trabajo y en la entrada de su casa, se encontró sentada a Mary, cubriendose con una sabana y con sus ojos llorosos.
-Hoda Max, eztoy enfedma... ¡Sinff!.. así que sé amable conmigo.- dijo la chica que temblaba un poco de tan mal que estaba.
El hombre la miró fijamente con su ceño fruncido.
Sí estaba tan enferma, ¿por qué rayos no se quedaba en su casa, acostada hasta sentirse mejor?
La rubia se puso de pie, se acercó al hombre de manera lenta y le mostró una sonrisa.
-Mi mamá no está en casa, ¿quides jugad... ¡Sinff!... con una de mis viejas consolas?- preguntó la chica, mirando a los lados de manera divertida.
Todo le daba vueltas y vueltas, éso era divertido.
-Mary, ve a tu casa a descansar.
Estás enferma y no voy a jugar a nada contigo por que no quiero, por que me puedes contagiar y por que estoy cansado.- exclamó Max, con seriedad.En ése momento sólo quería preparar algo para comer, no tenía ganas de lidiar con su vecina.
Mary, pareció pensar en algo por unos segundos, levantó sus manos y la apoyo sobre los hombros de su amigo, mientras se paraba de puntillas de pies y acercaba su rostro al suyo.
El hombre quedó rígido, viendo como cada vez su amiga acercaba más y más su rostro al suyo, seguramente con la intención de besarlo.
¿Qué se supone que debía hacer?
Nunca vio a Mary de ésa manera y no sabía que ella lo veía con otros ojos.
¿Debía detenerla?
Sí, era lo correcto ya que ella sólo podía estar confundida por su resfrío, nada más, pero... ella era bonita, ya la podía tolerar y no recibía una muestra de afecto desde... ¡¿En qué estaba pensando?!
-¡Achu!
Y el hombre quedó en shock, con un tic en el ojo, viendo como su vecina lo dejaba libre luego de estornudarle en la cara.
-Lizto, ahoda ya no te tienes que preocupar por contagiadte pod que estornude en tu cara.
De nada amigo.- dijo la sonriente chica mientras le extendía un pañuelo a su amigo.Max agarró el pañuelo, se limpió la cara y miró hacía el cielo, conteniendo todo su enojó de una manera que nadie lo hizo jamás.
La intención de Mary desde un principio fue estornudarle en la cara, no besarlo.
En ése momento no pensaba sí debía sentirse aliviado o triste, sólo sentía sed de sangre.
-¡Sniff! ¿Entonces, a qué vamos a jugad?- preguntó la rubia, no pudiendo hablar bien de tan tapada que tenía la nariz.
Max agachó la mirada, viendo a su amiga con enojó y la alzó en brazos, dándose media vuelta.
-M... ¡Max! ¡¿Qué haces?!- preguntó la rubia, avergonzada.
El hombre no respondió, sólo se dirigía a la casa de la chica, dispuesto a dejarla en su cama para que descanse y no lo molesté más.
La rubia, lejos de intentar bajarse, discutir o esperar una respuesta, cerró sus ojos, quedando completamente dormida en los brazos de su amigo.
Horas después.
La señora de casa pasó a la habitación de su hija para ver sí ya se sentía mejor y se encontró con su hija durmiendo tranquilamente mientras Max le colocaba un paño húmedo en la frente.
El hombre al darse cuenta de la presencia de la mujer, se puso de pie alegré al saber que al fín se podría ir.
-No te levantes hijo, tu siguele cuidandola que yo no me enojó.- dijo la mujer antes de cerrar la puerta e irse, felíz por tener a un vecino tan servicial.
Mientras que la señora ae iba, Max se sentó en la cama de su amiga y se cubrió el rostro.
¿Qué fue lo que hizo mal?
Él sólo quería comenzar una vida independiente tranquila y ahora estaba haciendo de niñera de una mujer enferma que le estornudo en el rostro.
Éso le pasaba por apuntarse y por no saber elegir sus amistades.
El hombre sintió una mano sobre su espada y volteó el rostro para ver a Mary, semi despierta.
-Gracias por cuidarme Max, eres el mejor amigo que podría tener.- dijo la chica, volviendo a dormir casi al instante.
El veterinario dio un suspiro profundo y estiró sus brazos, algo cansado.
Sólo la cuidaria por que quizás es muy aburrido estar un día sin las ocurrencias de Mary.
Continuará...
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Mi molesta vecina y amiga, Mary
Historia CortaMax, un hombre de 26 años, por fín cumple su sueño de tener casa propia donde puede vivir tranquilo, pero cometió un error, el error de hacerse amigo de Mary, su vecina de en frente.