Capítulo 15

896 68 14
                                    

LAS COSAS HABÍAN ESTADO MARCHANDO DEMASIADO BIEN COMO PARA SER UNA REALIDAD, William lo sabía y sin embargo no se había atrevido a comentar nada al respecto por temor a tentar a su suerte y que algo malo sucediera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LAS COSAS HABÍAN ESTADO MARCHANDO DEMASIADO BIEN COMO PARA SER UNA REALIDAD, William lo sabía y sin embargo no se había atrevido a comentar nada al respecto por temor a tentar a su suerte y que algo malo sucediera. Esa tarde bajo la brillante luz del Sol, faltando algunas pocas horas para que se alzara la Luna, las cosas habían comenzado a salir mal.

La alarma había llegado a la mente de William por el enlace mental que compartía con sus betas, y lo acontecido lo había encolerizado al instante pues una chica había osado cruzar el límite de su territorio haciendo daño al guardia que había estado patrullando esa frontera en el interior del bosque.

Llegó justo a tiempo para verla emerger de entre las oscuras sombras proyectadas por los árboles que los rodeaban, salió de entre la espesura de la oscuridad que los rodeaba, como si las nubes hubieran simplemente decidido ocultar el sol tras su llegada.

William pudo reconocer su especie de inmediato tanto como por su aroma como por su singular aspecto, sin embargo no hizo nada para frenar lo que se avecinaba pues el tiempo no había sido suficiente, decenas de lobos se abalanzaron sobre ella apenas pudo cruzar sus fronteras, dispuestos a defender su territorio y a sus familias.

Era una muchacha cuya apariencia denotaba entre dieciséis y veinte años, su cabello era oscuro y rizado, lo llevaba sujeto en una apretada coleta con una liga de plástico que parecía querer romperse por la cantidad de cabello que retenía, por ese peinado todos eran capaces de observar sus puntiagudas orejas, su piel era morena y sus ojos destacaban entre todo su rostro, siendo un par de brillantes y amenazadores ojos dorados como los de un felino, los ojos del sol.

Apenas los lobos se aproximaron a ella, sus manos se vieron envueltas en una brillante estela dorada que se asemejaba al humo pero se desprendía de sus manos, el color dorado en sus manos se asemejaba al reluciente tono de sus iris, ella movió las manos hacia los lados como si fuera a darles una especie de empujón y de inmediato los lobos a sus costados salieron volando en opuestas y alejadas direcciones con tanta fuerza que al impactar pudieron escuchar el sonido de los huesos quebrándose con tanta facilidad como un lápiz.

Ella movía sus manos con fuerza y gracilidad como si estuviera jugando alguna especie de juego de manos aunque cada movimiento suyo resultaba en un agresivo golpe de puro aire y pura magia a alguien de la manada, pero aun así ella no era suficiente para acabar con todos ellos, su poder no era suficiente para pelear contra una poderosa manada de lobos como la que poseía William, lo descubrió cuando tres lobos en particular la atacaron de forma sincronizada y uno de ellos dio un profundo zarpazo en el abdomen que la hizo caer de rodillas al suelo, había estado usando unos pantaloncillos cortos así que sus rodillas se rasparon.

Las manos de la chica habían dejado de brillar, se apresuró a colocar sus manos en la herida sangrante de su abdomen, abrió la boca como si fuera a gritar adolorida sin embargo al final solo esbozó una sonrisa temblorosa y forzada, su mirada era fulminante y retadora mientras que sus afiladas facciones estaban completamente tensas pero para la sorpresa de todos no parecía impresionada por la sangre que manchaba sus manos o la herida en su abdomen.

La Maldición de la Luna  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora