¿ME DARÍAS OTRA OPORTUNIDAD?

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Magnus despertó a la mañana siguiente, se estiró en la cama y busco el cuerpo de Alexander, pero no lo encontró, abrió completamente los ojos.

Se sintió un poco triste de que Alec no haya estado allí, se recostó de lado para ver la hora, las cortinas de la habitación eran oscuras y no dejaban entrar la luz, por lo que no podía tratar de adivinar la hora, encendió su teléfono, eran las diez la mañana.

Vio una pequeña nota en la mesita debajo del celular y la tomó.

— Te prometí que lo arreglaría, eso voy a hacer, deje que durmieras hasta tarde, sé que has estado cansado, quiero que estés bien, prometo que todo estará bien. — leyó y al final leyó el nombre de Alexander

Magnus quería despertar cada día en la cama de Alec, se bajó y salió de la habitación, fue a la cocina y allí halló una bandeja tapada con comida, la calentó y se sentó a esperar.

Tenía miedo de lo que Alec haría, esperaba que no fuese algo malo, no quería perderlo ahora que había decidido…. El sonido del microondas avisando que estaba listo lo sacó de su mente.

Comió en tranquilidad, después de comer subió a la habitación, buscó en el enorme armario, hasta que halló ropa que no le quedaría mal, se ducho, cambió y salió de la casa.

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Alec odiaba el hecho de su suegro le debiera a, de todas las personas en ese mundo, Tristán Lakeland, el hombre podía ser un dolor de cabeza, como un mercenario.

Lo bueno, aún cuando Alec no estaba más en el negocio, le debía favores, los cuales en ese mundo son de las cosas más importantes.

Suspiro y se arreglo el saco, también la corbata, salió del coche y camino dentro del bar cerrado, el lugar olía a cigarros y alcohol, observó a muchas mujeres ordenando sillas, otras barriendo y limpiando, hablaban hasta que notaron su presencia.

Le agrada ser alguien con un rostro a veces mortal, no quería parecer amable, una de la mujeres se acercó. — ¿Usted es? — preguntó ella, Alec pudo ver las ojeras en el rostro de la mujer y el maquillaje fuera de lugar

— Alexander Lightwood — respondió, ella trago saliva y le pidió que esperase un momento, le susurró algo a una chica y ella salió corriendo, unos pocos minutos apareció por una puerta Tristán

— Vaya, es bueno verte, pasa — hizo un gesto con la mano

— ¿Qué te trae a mí? — preguntó Tristán

— Quiero pedirte, no, cobrarte un favor — dijo Alec

— Pensé que ya no estabas en esta vida — dijo el hombre

— Por supuesto que no lo estoy, pero me veo en la obligación de venir a hablar contigo — dijo Alec

— Yo pensaba que éramos amigos y te había nacido del alma venir a visitarme — habló dramáticamente

Alec rodó los ojos y luego volvió a tener su expresión seria. — es algo muy importante, sobre Asmodeus Bane

— ¿Qué se supone que tiene que ver contigo? — preguntó

— Dime la cantidad que te debe y te los daré incluso con intereses, pero lo dejarás en paz a él y todo aquel que lo rodee — dijo Alec

— Debería hacerte caso ¿por qué…..? — preguntó

— Porque aunque el hombre me haya dado un terrible dolor de cabeza es el abuelo de mi hija y padre de mi pareja — dijo

— ¡Dios mírate! Tienes una familia — dijo con emoción — yo quisiera una — dijo con ilusión

— Si dejaras esta vida, podrías — le dijo Alec

— Es un poco difícil, es lo único en lo que soy bueno — respondió

— Tu y yo sabemos que eso es mentira — le dijo Alec

— Supongo — dijo Tristán su voz con algo de tristeza, Alec sabía que él hombre era bueno.

— Así que, dime cuánto te debe y lo pagaré, no me importa el dinero, solo déjalo en paz, no quiero que mi pareja esté preocupado por nuestra hija, yo tampoco lo querría y sabes muy bien que si lo deseo puedo volver y destruirte — hablo con seriedad Alec y era cierto, si él lo decidía, por Magnus y Elara era capaz de lo que fuese posible por defender lo que más amaba

— No tienes que amenazarme, te diré cuánto es, no lo hago porque te deba favores, sino, porque a pesar de todo tengo cierto aprecio hacia ti — le sonrió, Alec también lo tenía, pero no admitiría eso

— Gracias — le dijo Alec

— Debes dejar que conozca a tu pareja e hija, por favor — le pidió

— Pensaré eso — Alec se levantó de la silla y salió, despidiéndose de Tristán

Alec suspiro, lo único que deseaba era poder abrazar a su hija y a Magnus.

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Magnus estaba en su casa, Elara estaba en la sala jugando con Jul, Jem Will y Rafael allí, había hablado con Rafael, las cosas estaban bien.

La puerta sonó y Magnus  salió de la cocina, abrió y allí estaba Alec, Magnus no supo cómo reaccionar cuando Alec se lanzó a un abrazo, así que solo lo rodeó con sus brazos.

— ¿Está todo bien? — preguntó Magnus

— Todo lo está, Magnus hay algo que debo preguntarte — sé separó del abrazo y su tono se volvió serio

— Dime — Magnus observó los azules ojos de Alexander que brillaban casi con miedo

— Magnus yo te amo, no he amado como a ti, pero necesito saber si tú me amas, necesito que me digas si tengo una oportunidad más contigo, necesito que me digas si quieres que forme parte del resto de tu vida, porque ya no quiero vivir así, sé que ayer fuiste a mi casa, pero eso no me dice en palabras que me quieres, estoy tan arrepentido de todo el pasado, pero quiero avanzar contigo y Elara ¿Magnus me darías otra oportunidad? ¿Me amas? — Magnus pudo ver el brillo en los ojos de Alec, había miedo, ilusión, amor y deseo allí

Alec sentía que los latidos de su corazón iban tan rápido que podrían oírse hasta a la calle, podría creer que el aire no llegaba lo suficientemente bien a sus pulmones mientras esperaba que Magnus le dijera algo, el podía morir allí, sentía que Magnus le diría que lo aceptaba, pero como padre de su hija y nada más, sentía miedo, lo estaba, estaba aterrado.

— Yo…. — comenzó Magnus — yo…..













Ah.....

Tenía los capítulos ya, pero se me borraron, tengo que escribirlos de nuevo, solo que no recuerdo bien que puse jajajaja

Así que, aguantenme, voy lento.

❤️

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~BESOS~

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I GET TO LOVE YOU LIBRO #2 DE LA SAGA FIND YOU - MALEC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora