Bosque Mágico (Diakko♥)

ஐPrólogo

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En un cuento se relataban muchas cosas que llenaban tu corazón de esa hermosa fantasía que deseabas vivir. El relato, era una narración hecha por una persona que trataba sobre diversas historias maravillosas para que pudieras dormir con placidez y soñar que te encontrabas en un lugar donde tus fantasías, pueden hacerse realidad.

Las aves en las mañanas cantaban una melodía que despertaban a los jóvenes en un pueblo campesino donde la cosecha y la ganadería lo era todo. Cuando los gallos cacareaban, las mujeres trabajadoras se levantaban de sus camas hechas de lana y algodón, con pequeños botones a los costados para poder abrirlo, airearlo y renovar el contenido.

Algunas personas se encargaban de vender sus productos como: pan, huevo, cangrejos, peces, frutas, vegetales, etcétera. Muy pocos poseían sus propias tierras, pero la mayoría no eran personas privilegiadas y trabajan, a veces sin descanso, días y meses.

De todos los lugares que se hallaban. En un pueblecillo en particular había... una niña. Su piel era blanca, sus ojos rojos y su cabello castaño corto hasta los hombros. Los demás que la veían caminar, la imaginaban como una encantadora mujer cuando llegara su edad juvenil o adulta; alguien por quien valdría la pena luchar por su mano, sin embargo... había algo inusual en esa niña que llamaba la atención de los curiosos, pero que otros ignoran por completo al admirar su belleza.

Ella, se levantaba todas las mañanas a las cinco en punto acompañada su padre para recoger los cultivos hechos, aunque era simplemente una pequeña aun, le encantaba ayudar con lo que podía, y su padre... agradecido y orgulloso estaba de su última semilla. La niña no era como sus otras dos hijas que no hacían mucho para hacer prosperar su futuro.

Una, siempre se mantenía en los libros, y la otra parecía que sólo le importaba jugar y pelearse con los niños. No obstante, un día en específico, su padre tomaría las riendas y les enseñaría a hacer muchas cosas que le servirían para el comienzo de su vida. Lastimosamente la madre de las niñas... falleció hace poco, pero el hombre hacía lo posible para educarlas y darle lo requerido para vivir.

Todos lamentaron la perdida de la señora que, aquellos días en vida, era una mujer excelente que complacía totalmente a su marido. Le encantaba escucharla por las mañanas, mientras extendía las prendas húmedas.

La más afectada por su perdida, fue el señor y sus dos primeras hijas. La última, nunca pudo verla. Falleció cuando nació.

Aun después de esa tragedia, el hombre viudo seguía con sus pies sobre la tierra criando los regalos que les dejó su querida esposa. La más parecida a ella, era la última niña que a veces se metía en problemas, pero no muy graves. Como decía su mujer: ''Cualquier problema, tiene una solución''.

A él, no le afectaba en nada que sus hijas se diviertan y consiguieran esos momentos de niñez que pudieran guardar en sus memorias como un hermoso recuerdo. Sin embargo, habían prioridades que debían tomarse en cuenta.

Lo único que le disgustaba al señor, era que la única hija que había puesto de su tiempo en querer aprender del trabajo que beneficiaba sus vidas hasta el momento, escuchaba a la señora de la biblioteca contarle esas leyendas y mitos que no existían, no obstante, su pequeña parecía muy interesada en querer conocer cada vez mas de esas historias y, lo último que nunca quisiese, era borrarle la sonrisa de su bello rostro.

Cuando su pequeña regresaba a casa, le contaba de manera maravillada, esos cuentos de hadas que incluían magia y cosas que no eran tomadas como normales en ese mundo donde habitaban.

Si en verdad existiera un lago o una fuente que sanara cualquier enfermedad, su esposa aun seguiría con vida. Pero, esos relatos no eran verdad. Nada de lo que le contaba aquella mujer que atendía la única biblioteca del pueblo, era real. Sin embargo, él no dañaría las ilusiones de su hija y, simplemente escuchaba con poca atención lo que tenía que decir, a la vez que, colocaba más leña en la chimenea de su hogar como todas las noches frías.