El ectoplasta.

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"Voy a entrar en fase paranoia si me insistes con él.

De sus vicios y sus fobias, lo sé todo, casi todo de él.

Y me convierto en un gusano miserable cuando me hablas de él.

No odio a nadie que conozca, pero en cambio quiero ahorcarlo al revés.

¿No lo ves?

Y se dilatan tus pupilas si te dicen que lo han visto pasear.

Y se humedecen tus ojitos cuando sueltan que iba con alguien más."


-Love of Lesbian: El ectoplasta.




* * * * *




Mamá y papá insistieron en irnos de Madrid durante las vacaciones de semana santa. Y aunque ni mi hermano ni yo quisiéramos, nuestras quejas no sirvieron para absolutamente nada.

Me pasé cada día enfurruñada, ganándome broncas a diestro y siniestro porque no quería hacer nada de lo que mamá proponía. Ni siquiera podía contactar con Lisa, porque mamá me había confiscado el móvil. Recuerdo bien sus palabras.


— Te estás volviendo adicta al aparato este.


Si hubiera sido capaz de darme cuenta de que no era el aparato lo que suponía un vicio...

Una de las últimas noches, Álvaro y yo nos quedamos en la habitación del hotel mientras papá y mamá acudían a una procesión de esas largas. Álvaro y yo habíamos ido a todas, y por eso esa noche nos permitieron un descanso.

Cuando salí de la ducha, me encontré con Álvaro tumbado sobre mi cama y tras ponerme el pijama, me eché a su lado, a la espera de la charla.

— Bueno, qué. Ahora que estamos solos, ¿me hablarás de esa tal Lisa?

Mi rostro enrojeció y eso arrancó una carcajada a Álvaro, que me revolvió el pelo con energía.

— Es una chica.

— Joder, Rosé, hasta ahí había llegado yo solo. No pensaba que te estuvieras poniendo así de insoportable por un tío, no es tu estilo.

— Lisa tampoco es mi estilo. — Murmuré, jugando con las mangas de mi pijama. — ¿Sabes todo lo que mamá nunca ha querido para nosotros? Pues lo tiene ella, absolutamente todo.

— Te gusta mucho. — Afirmó, más que preguntar — ¿Te trata bien?

— Me gusta mucho. — Contesté, girándome sobre el colchón para quedar de espaldas a él. — Y sí, me trata bien. Me siento libre con ella.

— Pues es lo que importa. Buenas noches, Rosie.

Agradecí que no volviera a sacar el tema en los días que nos quedaban, aunque me había quedado sin uñas por no parar de morderlas durante el trayecto de vuelta a casa.

1999. | Chaelisa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora