13 - EVIDENCIAS

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Habían pasado un par de días desde el crimen de Nines. Claramente Gavin desconocía el por qué RK se había ausentado aquella madrugada. Pasó alrededor de una hora llamándolo desesperadamente hasta recibir un mensaje de que lo esperaría en la comisaría. Nines le había escrito a Gavin que esa mañana decidió salir a caminar temprano y que se encontrarían más tarde en el trabajo, escusa que el humano sospechaba enormemente. Ya le costaba creer algunos de los argumentos del androide, especialmente cuando este huía de algo o se demoraba por alguna razón.

Ahora Gavin prestaba más atención a los movimientos de su compañero, controlaba celosamente su horario y no le quitaba los ojos de encima. Gavin estaba enojado porque Nines le había prometido que todo volvería a la normalidad pero nada más alejado a lo que realmente estaba pasando. Si bien el androide no actuaba con frialdad con el detective, si lo hacía con las demás personas, especialmente los agentes policiales. Nines era un gatito amoroso cuando se encontraba con Gavin, buscaba el contacto del humano, lo abrazaba y lo besaba constantemente. Era meloso y dulce, hecho que derretía el corazón de Gavin y lo hacía sentir mal por sospechar tanto de él. 900 estaba de buen humor cerca del detective, pero a la mínima que se acercaba un tercero gruñía y protestaba. A Gavin no le agradaba del todo esas escenas de celos, ya que el androide no se comportaba así antes. Él no necesitaba que RK lo proteja de esa manera pero últimamente Nines era indescifrable. No podías anticiparlo: a veces estaba feliz, de buen humor, tranquilo, el Nines de siempre; otras como una fiera descontrolada.

Y es que nadie sabía que le sucedía, varios policías de la comisaría ya le habían consultado al detective sobre los motivos de su conducta, pero ni el propio Gavin poseía la respuesta.

Es por tal motivo que el humano espiaba noche y día a su pareja. En cierta manera sospechaba que el androide le era infiel pero una madrugada descubriría que esa hipótesis era una tontería al lado de su hallazgo.

Eran 6:00 AM de la madrugada, todavía faltaban dos horas para que el despertador de Gavin sonara. Este dormía abrazado al androide en su cama. El castaño había adquirido la costumbre de dormir literalmente pegado a RK toda la noche sin mover un músculo. Esto con la excusa de que sufría mucho el frío y el chasis cibernético de 900 lo mantenía caliente. Mentira. Gavin lo hacía porque si el androide se movía para fugarse nuevamente, él se despertaría.

Dicho y hecho, aquella madrugada de jueves, Nines retira lentamente su cuerpo de los brazos ajenos. Se levanta de la cama y cierra sutilmente la puerta de la habitación. A ese punto, Gavin estaba más que despierto escuchando cada paso que retumbaba en la casa. No había recibido un entrenamiento en la academia de policía por nada. Gavin oye como Nines abre una pequeña cajonera ubicada debajo del mueble de la cocina. Y como luego de eso, cierra la puerta del departamento. Nines se había ido nuevamente a quién sabe dónde. Esta vez, Gavin tomó la delantera y se reincorporó de la cama. El sueño había desaparecido en su totalidad.

En esos momentos, el castaño tenía dos opciones. O perseguía a Nines por la ciudad hasta dar con su paradero; o se quedaba en casa a esperarlo y de paso investigar si dicho guardaba o escondía algo. Antes de elegir, asomó cautelosamente su cabeza por la ventana para ver como 900 cruzaba la calle enfrente al complejo de departamentos. Debatió consigo mismo si seguirlo o no pero al final decidió quedarse en casa. Nines poseía una audición desarrollada, si alguien lo perseguía, se daría cuenta automáticamente. Clara desventaja para el humano.

Gavin largó un suspiro de frustración y se dispuso a escrudiñar por el lugar en busca de indicios. Sospechas que delataran a Nines, lo que estaba haciendo o que explicaran el por qué tan raro y misterioso.

Buscó debajo de la cama, en el ropero compartido que poseían e incluso en las gavetas del baño. Absolutamente nada, hasta que Gavin recordó que esa mañana Nines había indagado en el pequeño espacio que se hallaba debajo del mueble de la cocina. Corrió hasta allí y se arrodilló hasta encontrarlo. En realidad, ni siquiera estaba al tanto de que RK conociera ese lugar. Era un recoveco pequeño y húmedo ya que se generaba por el espacio sobrante que ocupaba la pileta de lavar. Gavin recordó como antes usaba ese lugar para guardar los productos de limpieza o a veces botellas vacías pero ahora solamente había una caja de cartón bastante sucia y llena de polvo.

EN MIS ENTRAÑAS | REED900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora