El caso del asesino en serie, que azotaba la ciudad de Detroit, sin duda alteró a todo el departamento de policía. Incluso se le asignó un apodo al sujeto, fue llamado "el examinador" haciendo ilusión al revuelto de carne y viseras que realizaba luego de matar a sus víctimas. Como si de un médico se tratara, inspeccionaba y examinaba cada parte humana, abriendo la carne incluso aunque la persona continuaba viva.
Todos los agentes estaban trabajando arduamente para hallarlo. Algunos patrullando las calles y otros, como los detectives, investigando las pistas encontradas y tratando de obtener un perfil de algún sospechoso.
La presión que ejercían las autoridades gubernamentales de la ciudad más los medios de comunicación, recaía directamente en Fowler. El hombre cada día estaba más preocupado y alterado. Este a su vez tensionaba y empujaba a todos en la comisaría, contagiando su nerviosismo y mal humor.
Gavin, quien ya es propenso a estresarse en casos como aquellos, se encontraba incluso peor que Fowler.
El detective iba y venia de un lado a otro de la comisaría. Miraba una y otra vez las pistas que se habían hallado; escuchaba las declaraciones grabadas de los testigos que aseguraban haber visto al examinador; e incluso se apersonó a todas las escenas del crimen en busca de rastros que los otros agentes tal vez pasaron por alto. Un caso como aquel requería del esfuerzo de todos y ni aun así se aseguraban poder atraparlo.
Nines observaba al humano sentado en su puesto, revisando las imágenes del caso en su computadora. Gavin movía ligeramente sus pies sin despegar la vista de las fotografías. RK900 sabía que esa acción denotaba ansiedad. Hizo un chequeo rápido de su organismo y no le gustó el resultado que su sistema arrojó.
-Gavin debes dejar eso por un momento e ir a descansar –expresa el androide posicionándose en frente del detective.
-Olvídalo Nines.
-Sé que no desayunaste hoy.
-No tengo hambre.
-Si la tienes, te ruge el estómago. Mis censores auditivos lo detectan.
-Bueno... quizás un café con crema batida ayude a...
-Ni lo pienses, iré a comprarte algo más nutritivo –insiste Nines.
RK dio media vuelta sobre el escritorio de Gavin, para caminar hacia la salida de la comisaría. Estaba yendo a pasos firmes cuando la voz del castaño lo llamó desde lejos.
-¡NINES!
Nines se giró un segundo para ver a Gavin susurrar un débil "gracias". Prácticamente silencioso para los demás pero indudable para Nines, este ya sabía que a Gavin no le gustaba demostrar cariño en público. En todo el tiempo que llevaban juntos, el androide había aprendido a leer los labios del humano en ese tipo de situaciones.
Nines sonrió y siguió su camino hasta la salida. Su destino ahora era un negocio de comida vegetariana cerca del departamento de policía.
Gavin siempre va a agradecer ese tipo de detalles por parte de RK. Era consciente que debía alimentarse tras estar varias horas trabajando pero simplemente la flojera le ganaba al momento de buscar algo de comida. Nines siempre estaba atento a las necesidades de Gavin, era detallista y servicial. Gavin no concebía al androide como su esclavo, nunca lo obligaría a hacer algo que no quisiese ni tampoco le pediría ese tipo de favores. Nines los realizaba por puro gusto, y eso al castaño lo hacía sentir bien; amado y apreciado.
Los minutos pasaron hasta cumplir una hora. Gavin no aguantó más el hambre y fue hacia la zona de descanso por su típico café. Le extrañaba que el androide demorara tanto, no es habitual en Nines. Mucho menos considerando que cerca del departamento de policía existen varios puestos de comida, RK no debería demorarse más de 20 minutos. Gavin pensaba que quizás Nines decidió caminar hasta otro local de comidas calles adelantes.
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EN MIS ENTRAÑAS | REED900
General Fiction¿Hasta dónde llegará Nines para satisfacer sus deseos más macabros? El software de RK900 se altera por completo. Un lado perverso y frío se apodera de él, cambiando su personalidad y la relación con Gavin. Advertencia: violencia explícita/escenas +...