Durante las siguientes nueve noches, Nines fue prisionero dentro de la comisaría. Literal y metafóricamente hablando. Prisionero del tiempo, la culpa y el remordimiento. Esclavo de la soledad y la incertidumbre hacia el futuro. Nada estaba claro para el androide, el trauma y el miedo se reflejaban en sus ojos. Las estelas azules, brillosas e incandescentes eran ahora sombra, desecho y olvido. Migajas de lo que alguna vez fueron. Ahora las orbes oculares de RK solamente denotaban desprecio a sí mismo y a lo que había causado. Si pudiera volver tiempo atrás, encontrar una forma de remediar todo lo perdido sin duda lo haría.
Nines transitaba los días en completa nostalgia. Y durante la noche, todas las luces del departamento de policía descendían hasta el mínimo. La soledad y el sepulcral silencio era en realidad la verdadera tortura por el pago de sus crímenes. El sonido de pasos jugueteando en todas las habitaciones del sitio, las conversaciones entre agentes y el movimiento constante de papeleo se extrañaba al emerger la luna. La comisaría se transformaba en desierto desolado cuyo único superviviente era él mismo.
900 pensaba que aquella soledad podría enloquecer a cualquiera. Recordaba como muchos delincuentes esperaban quizás meses hasta ser enjuiciados en esa misma celda traslúcida. Si él, androide capacitado para enfrentar todo tipo de situaciones adversas, imperturbable y resistente, comenzaba a desquiciarse; no quería imaginar lo que tendría que aguantar un humano promedio. Aquella caja de cristal, vigilada sin descanso y protegida con el más sofisticado sistema de seguridad, se estaba convirtiendo en el mismísimo infierno.
Extrañaba tanto a Gavin o... a decir verdad, sucedía más que eso. Lo anhelaba o estimaba como nunca antes lo había sentido. 900 jamás había llorado tanto en su existencia. Se sentía tan vacío e incompleto como anterior a la divergencia. No tenía sentido continuar viviendo si no era junto a Gavin, los latidos de su núcleo se volvían un desperdicio.
El humano se había aproximado un par de veces para llevarle thirium. Desde su última visita, los minutos eran medidos a cuenta gotas. Fowler se había enterado de que el detective fue a verlo sin previa autorización por lo que ahora era más estricto con cualquiera que pusiese un pie dentro de la dichosa caja de cristal. De más está decir que el contacto físico era mínimo, el capitán -como excesivo- permitía un abrazo rápido. Si ya era tortuoso permanecer en aquella celda, ver a Gavin y no poder tan siquiera besarlo lo hacía aun más.
El castaño llegaba y se sentaba junto a Nines. A veces contemplaba la pared blanca y otras lo miraba a los ojos. Nines podía detectar una diminuta evasión por parte del humano. En una ocasión, recuerda que Gavin había asistido con las ojeras negras y un hediondo olor a tabaco en su ropa. Lo miraba y sonreía poco. La culpa atormentaba el sistema del ahora frágil androide, que no hacía otra cosa más que llorar apenas este se fuera. 900 intentaba, realmente lo intentaba pero mantener la compostura era un objetivo titánico. De nada servía lamentarse, aunque continuara haciéndolo; de nada servía estallar en lágrimas, aunque no pudiera evitarlo.
Con sus visitas, Gavin hacía que los problemas fuesen lejanos, escondidos en un pasado, dentro de sus entrañas.
900 solamente deseaba retirar todas sus palabras y acciones, resetear su sistema de las últimas semanas. En realidad, le había insistido al detective que hablara con los técnicos de CyberLife y borraran su memoria. No completamente, sino la del anterior mes.
"No aprenderás de tus errores sino los recuerdas Nines." Fueron las palabras del humano.
Nines también recuerda como en unos de los días, recibió la visita de Connor. Este se veía tan feliz de verlo, como si no estuviese al tanto de lo ocurrido. Nines se sorprendió al ver un brillo tan particular en los ojos del androide, brillo que él había perdido hace ya tiempo pero que deslumbraba la visión avellana del contrario.
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EN MIS ENTRAÑAS | REED900
Ficción General¿Hasta dónde llegará Nines para satisfacer sus deseos más macabros? El software de RK900 se altera por completo. Un lado perverso y frío se apodera de él, cambiando su personalidad y la relación con Gavin. Advertencia: violencia explícita/escenas +...