11 - AZULES COMO TUS OJOS

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-Nines... ¿A dónde fuiste...? –pregunta Gavin encendiendo la lámpara que se encontraba en la pequeña mesita de su dormitorio. Eran las 7 de la mañana, recién estaba amaneciendo y había sido despertado por los pasos de Nines.

El androide, sin siquiera contestar, se acerca a la cama compartida con Gavin. Toma el rostro del humano con ambas manos y comienza a besarlo profundamente. Gavin seguía adormilado y con algo de sueño, por lo que el acto lo tomo por sorpresa. Ni siquiera tuvo tiempo de abrir correctamente los ojos para acomodar su visión a la luz que emanaba la lámpara. No estaba completamente despabilado pero de todas maneras aceptó felizmente el beso ajeno. Nines era su debilidad, su punto sensible, su cable a tierra. No le negaría nunca un beso al de ojos azules. Gavin incluso estaba convencido de que si Nines se proponía a besarlo mientras durmiese, le correspondería instintivamente de igual forma.

Nines mordía los labios del castaño, intensificando su encuentro cada vez más. Apoyó su rodilla en la cama y con facilidad se recostó sobre el cuerpo de Gavin.

Metió su lengua robótica dentro de la cavidad húmeda contraria, buscando explorar sus sensaciones más en profundidad. Ante estas acciones Gavin se deshizo completamente de su sueño, Nines lo estaba saboreando y no se perdería eso por nada del mundo. El androide había estado distante y retraído dentro de su propia burbuja. Gavin recordaba con amargura como Nines no le hablaba o ni siquiera se le acercaba. Había cambiado completamente su personalidad volviéndose hostil y agresivo. Solamente recién en días posteriores había vuelto a ser el que era antes. En todo ese tiempo, el humano estaba entre desesperado y afligido, no comprendía lo que pasaba con el androide. Extrañaba tanto ese tipo de contacto, los besos, las caricias. Sentir la mano de RK recorrer todo su cuerpo, tocando sus zonas más secretas, aquellas que sólo él conocía. Extrañaba su imponencia e iniciativa para probar cualquier cosa, experimentar, siempre en búsqueda de satisfacer cualquiera de sus deseos. Anhelaba que Nines lo hiciera gemir o más bien gritar en resultado de esa maravillosa mezcla de dolor y placer.

Los besos de 900 iban en aumento y Gavin no podía estar más de acuerdo con ello. En esos momentos no ansiaba otra cosa que tener el miembro del androide dentro suyo. Apretando y empujando. Haciendo que su cuerpo y cordura lleguen al límite. Gavin estaba excitado, se había despertado demasiado caliente esa mañana y parecía que Nines no hacía otra cosa que leer su depravada mente.

Nines libera una de sus manos y la coloca en la cabeza del humano, masajeando su cabello desde la parte baja del cuello hacia arriba. Dejó correr sus dedos en un lento y tortuoso movimiento, Gavin no hizo más que liberar un tímido gemido. De pronto su cuerpo comenzó a vibrar demandando un poco más.

Gavin era un hombre insaciable en muchas ocasiones, si deseaba algo simplemente lo pedía. Es por eso que RK no se sorprendió cuando el humano tomó su propia mano para obligarlo a tocarlo debajo de las mantas.

Nines quería ir más despacio pero la suplica de su amante era más fuerte. Escurrió su palma por debajo de la ropa interior hasta hallar el pene de Gavin. Lo envolvió con sus dedos apretando levemente, se sentía hinchado y palpante.

Este mínimo toque hizo que Gavin contrajera su cabeza hacia atrás casi chocando con el respaldo de la cama. Liberó un intenso suspiro, tan profundo y gratificante, como si lo llevase guardando por mucho tiempo.

Nines miraba como el humano se retorcía ante sus ojos, impacientado por más. De pronto el androide retiró su mano de la entrepierna del contrario recibiendo una mirada de genuina extrañeza por parte de Gavin.

-Creo que ya es suficiente –expresa 900.

-¿Qué? ¡Nines, claro que no! ¿Qué te sucede ahora?

EN MIS ENTRAÑAS | REED900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora