Un domingo inusual renace en las primeras horas del día. Estaba templado y la nieve había dejado de caer, algo insólito considerando los presentes meses del año.
El divergente de ojos azules se hallaba reposando sobre la cama. Era tanta su naturalidad al dormir que cualquiera que no supiera su origen androide lo confundiría con un humano.
Nines descansaba en lo que podríamos llamar un sueño profundo y revitalizador. Envuelto en mantas y en un aura pacifista.
-¡Serás hijo de puta! –grita Gavin saltándole encima y tratando de inmovilizarlo.
Al parecer el detective se había despertado mucho antes. Al no tener las esposas en sus muñecas como en casi todas las noches, tomó ventaja de la situación. Claramente la noche anterior, Nines había olvidado amarrarlo a la cama lo que le costaría un despertar violento.
Un segundo le toma a RK darse cuenta de lo que sucedía pero para ese entonces el humano ya había actuado golpeándolo en la nariz. Nines despierta de un sobresalto y empuja al menor sacándoselo de encima. Va hacia el baño con algunas gotas de thirium bailándole en el mentón. Tal vez aquella había sido una pequeña venganza aunque poco podría hacer Gavin pese a su condición.
Las cosas no habían terminado, rápidamente Gavin va detrás e intenta otra jugada pero se olvida que no es posible superar al androide dos veces seguidas. Este lo toma de las muñecas sin cuidado de lastimarlo.
-Te olvidaste de amarrarme anoche pedazo de lata oxidada –escupe Gavin.
Si bien se hallaba en desventaja, el detective era un hombre terco y orgulloso incluso a pesar de estar acorralado contra la pared de su propio baño. Era como si la personalidad engreída y nefasta del humano saliera a la luz de vez en cuando. Usaba los mismos epítetos discriminadores que cuando conoció a RK, solamente que ahora el contexto había cambiado.
-No creo que haga falta encadenarte como un animal salvaje pero me estás dando motivos para hacerlo.
900 clava sus ojos en los del menor. Nines atemorizaba incluso en sus estados más apacibles pero cuando se enfurecía su rostro se transformaba a uno que sólo ves en las pesadillas. La presión que ejercía en las muñecas contrarias era cada vez mayor. Gavin sentía que en cualquier momento escucharía su cúbito y radio romperse. Una pequeña línea de sangre comenzaba a deslizarse por el resto de sus brazos. Pequeña e ínfima pero cargada de dolor, Nines clavaba sus uñas ignorando la pérdida de sangre roja. Si Gavin no fuese tan testarudo, estaría aullando de dolor o mínimamente una mueca extraña en su rostro lo delataría.
-Me das asco –remata por segunda vez.
-Como sea... fuera de aquí –contesta el androide soltándolo hacia un lado.
RK cierra estruendosamente la puerta del baño, y a continuación se oye el sonido del agua correr, pero Gavin escucha un segundo sonido familiar que no viene del lavabo.
Un tintinar eléctrico retumba en la habitación. Esta seguro en el hecho de que ya lo había oído antes, le es tan conocido que es imposible ignorarlo.
Suena con insistencia pero Gavin desconoce su origen. El ruido parece estar cubierto por algo, no se escucha nítido ni limpio.
Gavin se da cuenta de lo tonto que fue al dejar pasar aquella oportunidad. Nines sale del cubículo rápidamente para tomar su propio teléfono de la chaqueta y llevárselo consigo nuevamente al baño.
Cuando apenas había comenzado a sonar el ringtone, el androide se despabiló por completo de la situación anterior. Había utilizado el dispositivo del humano olvidando por completo que debía silenciarlo. Era normal que Gavin recibiera llamadas y mensajes, de lo contrario se sospecharía su desaparición. Ese último tiempo, Nines las contestaba a todas o, en el caso de los mensajes, fingía ser el humano. Pero por algún motivo que ni él entiende, la pequeña falla de activar el volumen se había deslizado de sus meticulosas memorias.
"Idiota. Eres un idiota despistado" pensaba el castaño habiendo dejado pasar aquella chance tan oportuna.
Al parecer, Nines guardaba su teléfono en la propia chaqueta. Algo lógico ya que Nines muy pocas veces se la quitaba. Si Gavin hubiese sabido aquello desde un principio, hubiese tenido casi toda la mañana para tomar su teléfono y contarle al mundo lo que sucedía en su departamento. Llamaría a Tina, al 911, a quien sea.
Parecía ser que la desgracia estaba más de su lado que nunca. Pero si RK900 se despistó una vez, cabía la posibilidad de despistarse dos veces. Quizás su escape estaba más cerca de lo que pensaba, tal vez tenía que idear un plan diferente a los anteriores. Jugar con la conciencia del androide. Si Nines se creía más inteligente por el simple hecho de ser una máquina, era hora de demostrar lo contrario.
Había una pequeña parte del androide que delataba que aun apreciaba al humano. Era pequeña pero existente. Gavin sabía que RK guardaba remordimiento por algunas cosas. Se notaba en su mirada, en diminutos gestos sorpresivos. Si algo podría sacar provecho el detective en esos momentos era su basto conocimiento en la forma de actuar del androide. Improvisto algunas veces, tan anticipado en otras. Era posible engañarlo, hacer que tome de su propio veneno. El castaño guardaba su última carta, su última jugarreta sucia. Aquella que serviría de pasaporte de cara a la libertad.
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EN MIS ENTRAÑAS | REED900
Ficción General¿Hasta dónde llegará Nines para satisfacer sus deseos más macabros? El software de RK900 se altera por completo. Un lado perverso y frío se apodera de él, cambiando su personalidad y la relación con Gavin. Advertencia: violencia explícita/escenas +...