25: ❝Secretos a la luz.❞

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Lee MinHo

Unas horas más tarde, abrí la puerta de la casa, entré y tiré mi chaqueta. El cansancio era tan profundo que lo único que quería era tirarme sobre la cama. Sin embargo, apenas logré dar unos pasos hacia la sala, un grito y un cuerpo pequeño acariciaron mis piernas.

—¡Papáááá!—gritó HaNeul a todo pulmón, sin soltarme ni por un segundo—. ¿Y mi regalo? — me miró con sus grandes ojos azules, moviendo rápidamente sus pestañas.

—Se me olvidó... — la miré con miedo, esperando una guerra, pero ella se encogió de hombros tranquilamente y comenzó a sonreír.

—No pasa nada papá, a todos nos pasa olvidarnos de nuestra propia hija—acentuó las últimas tres palabras.

Rodé los ojos ante su chantaje emocional.

—HaNeul, realmente pensé en comprarte algo, pero como puedes ver, regresé más temprano debido a unos imprevistos — hablé mientras ella me soltaba y comenzaba a caminar hacia la sala.

—No te preocupes, papá, la próxima vez me comprarás dos — señaló con sus dedos mientras se sentaba en el sofá—. Tengo que decirte algo — sonrió emocionada.

—¿Qué has hecho esta vez? — pregunté negando con la cabeza mientras me sentaba a su lado.

—No exageres, papá, sabes que se me da bien todo — siguió hablando.

—Vamos al grano, HaNeul — la miré a los ojos.

Aunque HaNeul era una niña muy buena y casi siempre hacía lo correcto, también era traviesa. Nunca sabía qué esperar de ella.

—Bueno, papá, como te decía, esta semana no fui al jardín, pero hoy sí fui — habló rápidamente.

—¿Cómo dices? — pregunté levantando una ceja—. Nunca me dijiste que no fuiste al jardín.

—Ya soy grandecita papá, puedo tomar mis propia decisiones—añadió orgullosa.

—No, no, tú no eres grandecita, eres una bebé. Serás grandecita cuando tengas 30 años, entonces podremos hablar de las decisiones que puedes tomar.

—¡Ay, papá! Eso ni tú te lo crees — empezó a reír mientras la regañaba con la mirada.

De repente, HaNeul mostró una expresión seria.

—Papá, espérate, déjame hablar, tendrás más razones para regañarme pero primero escúchame. Mira papá, cuando tú habías ido a Italia, me dejaste dinero y creo que olvidaste una de tus tarjetas de crédito.

—¿Crees?

—Bueno, la olvidaste, no importa. Y pues saqué un poquito de dinero de ahí — me miró a los ojos con la misma seriedad.

—Antes de preguntarte cómo sabes mis códigos, explícame por qué necesitabas más dinero — intenté mantener la calma, al fin y al cabo, podría ser algo importante. Mi hija nunca sacaba dinero por su cuenta.

—¿Te acuerdas de mi amigo?—preguntó y asentí—, bueno, hace tres días la maestra nos dijo que se encuentra muy enfermo y todos decidimos dar una cantidad de dinero para ayudarlo—ella hizo una pausa, cuando volvió a hablar su voz temblaba y sus ojos azules se volvieron cristalinos—. Papá, nosotros tenemos mucho dinero, pero a nosotros no nos sirve, tenemos todo. Él lo necesita y ¿para qué tener dinero si no puedes ayudar a nadie con él?

Su rostro reflejaba tristeza y se notaba el gran susto que llevaba dentro.

Miré a mi hija y sentí un inmenso orgullo. HaNeul tenía sentimientos puros hacia las personas y eso era algo que quería preservar en ella, apoyarla para que siguiera siendo la misma de siempre. Sin pensarlo más, me acerqué a ella y la abracé, diciéndole:

—Estoy muy orgulloso de ti, HaNeul. Hiciste muy bien—le besé la cabeza mientras ella rodeó sus brazos alrededor de mi cuerpo.

—¿No estás enojado conmigo? — preguntó en voz baja.

—No, cariño — contesté con una sonrisa.

—¿Tú crees que se pondrá bien? ¿Que hago si pierdo a mi único amigo, papá?

❝Millionaire❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora