Aliados [Editando]

Capítulo 29

1920

Un país se encontraba caminando en medio del bosque con rumbo hacia una cabaña donde solía ir.

iba a entrar si no fuera por que el sonido de unos llantos.

—¿Quién está ahí?

estaba a poco de  romper la puerta de una patada para ver quién era el intruso.

—¡Por favor no entre!

escucho un grito desde el otro lado de la puerta.

—Dame una razón para no hacerlo.

—Por qué puede asustarse por mí aspecto, soy horrible.

—Pero que dices, en primer lugar estas en mi cabaña y dos no me importa como te veas nada me ah asustado.

rompió la puerta viendo como entre las sombras había alguien escondiéndose detrás del sofá.

—Soy más fuerte que tú, así que es mejor que no agotes mi paciencia y salgas.

—¡No! No quiero que me mire y se asuste de mi, no soportare que otro me diga que soy un monstruo.

Ya cansado de su actitud lo jalo de las sombras donde podía verlo por la luz del día.

—Oh eres un país, pensé que eras un odioso humano —soltó al menor para luego sentarse en su sofá —Dime por qué estas aquí esto no es tu territorio, si no me das una buena respuesta, tomaré tu presencia como una amenaza.

Comenzó a prender un cigarrillo, estaba agotado.

—Y-yo solo llegué aquí, no tengo ningún motivo solo quería alejarme de todos.

el soviético noto que estaba nervioso ya que empezó a jugar con la punta de sus dedos

—¿Usted no está asustado de mi?

—¿Por qué lo iba a estar? —boto el humo que contenía sus pulmones.

por un momento vio cómo el contrario se había emocionado.

—¿No le asusta mis ojos? —se acercó poco a poco al contrario sentándose en el sofá.

—¿Quién dijo que tus ojos asustan? —con un golpe en el cigarro tiro las cenizas al piso.

—Todos humanos cuando me vieron empezaron a insultarme y a tirarme cosas diciendo que era un fenómeno —agachó su mirada al recordar esos momentos.

—Tsk, los hubieras golpeado a todos ellos, además tus ojos son únicos, no recuerdo ver a alguien con la esclerótica de color negro y el Iris de color dorado.

—¿Piensa que son hermosos? —el bicolor levanto su rostro quedando muy cerca al contrario.

El humo golpeaba su rostro, pero no le importaba.

—ah s-si, por supuesto.

tenerlo cerca hizo que apreciará más sus ojos.

—si quieres mi opinión pues pienso que ver tus ojos es como ver el sol siendo rodeado por la noche.

ihnalo el cigarro calmando sus nerviosos.

—tus ojos no son feos, son hermosos y únicos, nadie tiene el derecho a decir lo contrario.

ni el mismo sabía por qué había dicho todo eso, pero al ver sus ojos se sentía hipnotizado por su belleza.

El bicolor alejo su rostro que tenia las mejillas sonrojadas después de escuchar lo que dijo el contrario.