Flores de carne y sangre

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De: Takito

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De: Takito

Para: anessline101

No me creerías si te dijera que la primera vez que tosí un pétalo blanco en lugar de dolor sentí somnolencia; un mes después tosí varios pétalos con sangre y sentí mi cuerpo adormecido. Para cuando sentí las raíces expandiendose a mis alveolos como un cáncer y los tallos se estiraron al doble por mi traquea dejándome poco espacio para respirar simplemente sentí un ligero vértigo.

¿Acaso piensas que el dolor es la única expresión de la desdicha? Hay algo peor que morir con agonía:

Morir en silencio.

Saber que mañana nadie va a notar tú ausencia en aquel pupitre junto a la ventana del salón, que no dejaras un vacio en el corazón de tu amor no correspondido porque te ganó la timidez de confesar y él de inmediato te despreció empujándote a un lado. Saber que la vida seguirá sin ti y que tu vida ha sida tan insignificante que lo único importante es que te vas a morir de amor y solo.

"Papaver somniferum en la etapa final, joven Midoriya".

Fue lo que dijo el doctor Toshinori al identificar los pétalos blancos que tosía entre mis coágulos de sangre. Generalmente conocida como amapola, esa flor es la que me esta matando pero ya no es viable la extirpación. Me he dado cuenta de la enfermedad demasiado tarde todo a causa de su efecto de morfina que adormeció mis síntomas.

¿En verdad alguien puede morir de amor?

Me pregunte cuando me encontraba en los jardines del hospital mientras desde un banco observaba, vestido con una bata blanca, a la flor que me mataría. Había un conjunto de amapolas blancas y rojas que se mecían altas como si fueran hadas volando entre la hierba: traviesas, lindas e inofensivas que al mismo tiempo destruían mi cuerpo con sadismo.

Mis sentimientos se habían convertido en flores y era su veneno el cual me carcomía la vida.

¿Por qué los días en el calendario se agotan? ¿Por qué de pronto el mundo gira tan rápido? ¡Que pare! ¡Que Dios se entere que no me quiero morir!

Mis bronquios sonaron como si tuviera una flema y comencé a toser. Lleve una mano a mi boca y continúe tosiendo con ruido bronco. Sentí como subía un coágulo enorme por la tráquea junto con una bola de pétalos que raspó mi garganta. Sonaba muy enfermo y mi tos fue cavernosa entonces expulse los pétalos sobre mis manos y los coágulos parecían masas de carne con flores blancas.

-¡Son míos, bastardo! -De pronto gritó un chico rubio, vestía también como un paciente, corrió y se arrodilló a la altura de mis manos que se hallaban en forma de cuneta sobre mis rodillas como si tuvieran agua para dar de beber.

Mis ojos quedaron atónitos, el tipo se hincó con una rodilla en el suelo y agarró mis flores y comenzó a devorarlas. Estaba incrédulo, era como si estuviera comiendo mis sentimientos de amor no correspondidos como muestras gratis de chocolates. Sus labios se mancharon como un payaso tétrico y oí como machacaba los pétalos con sus dientes hasta pasar trago.

-¡Porque hiciste eso! -dije alterado.

-¡Quiero mis sentimientos de nuevo! -respondió y me enseñó los puntos de su cirugía de extirpación en el pecho -Quiero sentir algo incluso si es mierda.

El chico rubio frente a mí tenía unas ojeras grandes y estaba pálido pero sus ojos eran de un rojo encendido como la brasa del carbón tronando. Acuosos, calientes y bellos. No sé el motivo porque permití que comiera tan fácil mis flores y sangre, quizás fue su desesperación, quizás fue la mía, quizás si el comía mis sentimientos y los apartaba de mí tal vez podría seguir viviendo.

Él se llamaba Katsuki yo lo llamé Kacchan. Mientras se recuperaba del post operatorio cada mañana venia a comer mis flores; sus mejillas se salpicaban de escarlata y sadismo, todos los días comió mis flores de sangre sin falta. Sin embargo nunca hablábamos, sentado en el banco solo veía su cabeza rubia y picuda inclinada entre mis manos, a veces tenía ganas de besar su coronilla.

Todo se mantuvo en silencio hasta que un mes después cuando se limpiaba la boca sangrienta su voz salió áspera y a la vez dulce.

-¿Cuando te van operar? -preguntó curioso y yo negué con la cabeza.

-Moriré pronto -respondí.

Él se levantó y se fue. No volví a verlo pero cada vez que tosía imaginaba ver sus ojos rojos llegar y comer las flores de mis sentimientos. Quizás mis sentimientos si le ayudaron a crecer unos propios y por eso no volvió. Pasó un mes y no morí, otro y otro hasta que llegó el invierno entonces el doctor Toshinori no me supo explicar porque supere los días de vida que me habían pronosticado solo susurró para él mismo:

"Es que nadie muere de amor, Izuku..."

Entonces volví a sentarme en la banca de siempre frente a las amapolas que ahora eran un puñado de hierba con escarcha en la tierra, pronto sería navidad, suspire y por eso la enfermera Uraraka me había puesto un gorro de santa claus y me dijo: "Anímate Izuku, no siempre hay días oscuros" y como presagio vi de nuevo a ese rubio venir a mi como un rayo de sol, vestía como un estudiante y llevaba una bufanda color durazno, su aspecto había mejorado y su rostro lucía sonrojado por el frío y yo sonreí tan grande como un niño debajo de un frondoso árbol lleno de regalos.

-No te moriste, inútil -dijo con una sonrisa orgullosa, se acercó y se arrodilló como siempre -Ahora entiendo porque he vuelto a toser flores -comentó y sacó de su bolsillo la evidencia. Un pétalo amarillo.

-No entiendo. A nadie que le extirparon las flores se le regresa la enfermedad ¿Cómo puedes sentir otra vez?

-¡Funcionó! Comer tus flores hicieron crecer nuevos sentimientos en mi. Estas flores son por ti. Creí que habías muerto y que nunca sería correspondido. -tosió seco una pila grande de pétalos amarillos que reconocí como girasoles entonces como siempre apoyado con una rodilla en el suelo, se inclinó y con un susurró dijo:

"Feliz navidad, Deku" y me beso.

El beso fue suave como un abrazo de sus labios con los míos, no pude aguantar toser y manche su boca de sangre y amapolas rojas, a él no le importo y siguió con el beso. La sangre embarró nuestras mejillas y el beso sabía a sangre, carne y flores. Mi corazón latió por volverlo a ver y la sal de mis lágrimas se agregó al sabor grotesco del beso y el frío del exterior me estremeció recordándome que seguía existiendo.

Estaba feliz de no morir y poder disfrutar sus ojos rojos como los sustitutos de mis amapolas sangrientas...

Entonces con sus labios cálidos pegados a los míos pensé que ningún desahuciado pasa sus últimas días en el hospital y menos si pronto será navidad ¿Porque permanecía recluido en el lugar? Cuando Kacchan se separó de mí y me sonrió logre entender las cosas.

"Es que nadie muere de amor, Izuku si no quien ha dejado de intentar amar..."

Eso fue lo que trató de decirme el doctor Toshinori. Yo era un paciente en una clínica de salud mental. Katsuki había recaído pero al encontrarme y al encontrarlo con una mirada sabía que pronto sanaríamos nuestro corazón y las flores crecerían de nuestro interior al exterior, es que la gente muere un poco cada día cuando encapsula sus sentimientos de dolor y no los deja partir...

Las flores no deben crecer en los pulmones deben crecer desde el corazón.

-Fin-

ᴍᴇʀʀʏ xᴍᴀsʜ! | ᴏɴᴇsʜᴏᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora