AdamDespués de pasar diez minutos dando vueltas por el pasillo de la casa de Sophia, ya sin uñas y con unas ganas enormes de destrozar lo colocado que había quedado mi pelo, decido entrar en el coche para ir a comprar las flores y llegar a casa de los Miller.
Mientras espero a que terminen de arreglar el ramo de flores, escucho que me llega un mensaje:
"Oye, Adam, ¿debería hacer ensalada o crees que será demasiado?"
Era mi madre.
"Mamá, eres tu la que hace la comida y organiza, diga lo que diga vas a hacer lo que tú quieras"
"Eres de mucha ayuda, hijo, muchas gracias"
Me llega ahora un mensaje de Sophia:
"Puedes salir ya de casa si quieres, es un buen momento para llegar"
"He salido hace unos minutos, estoy esperando en la floristería"
"Vale, bien. Solo para que lo sepas, toda mi familia está ya aquí, los niños no dejan de preguntar cuándo vas a venir y todos me están mirando raro y mal, no tardes"
"Eso no ayuda con mis nervios, Sophia"
"Todos tenemos problemas, amigo, aguantate"
"Oh, justo en la friendzone"
"Muy maduro"
"Ya tengo las flores, estoy allí en dos minutos"
No espero a ver si contesta y, después de agradecer al dependiente, salgo de la tienda y dejo las flores en el asiento del copiloto.
Aparco enfrente de la casa y respiro hondo varias veces.
Es algo bueno que no tenga corbata ni pajarita ni nada parecido porque no habría tardado ni cinco minutos en quitármela y arrugar el cuello de la camisa.
"Vale, Adam, tranquilo, solo es una comida. Entras, te presentas, sonríes y pasas el tiempo con tus hijos para que toda esa gente vea lo bueno que eres para ellos"- me digo mentalmente
"La vas a cagar en el primer paso, seguro que te caes al entrar por la puerta o algo"- me responde la molesta vocecita de mi cabeza
"Tú callate"
Salgo del coche cogiendo las flores y me acerco a la puerta, me aseguro de que mis pantalones y camisa no tienen arrugas y de que el pelo sigue bien peinado y llamo al timbre.
"Por favor que no abran"
"No seas inmaduro"- me reprocho
Y si que abrieron.
Una mujer algo mayor, de baja estatura y pelo pelirrojo, que reconozco como Clara, la madre de Sophia, me abre la puerta.
"¡Sophia me dijo que ella sería la que abriera!"
"Cálmate, es solo una mujer"
-Buenos días, soy Adam Blair- le digo, tendiendole la mano, sonriendo
-Clara Miller- me estrecha la mano, pero la sonrisa aún brilla por su ausencia en su cara
-Le he traído unas flores- le tiendo el ramo y ella lo coge y se me queda mirándome de arriba abajo
Oh, esos ojos no solo te juzgan, esos te analizan el alma.
Veo a Sophia salir del salón, apurada.
"¡Aleluya!"
-Hola, Adam, parece que has encontrado bien la dirección. Pasa.
No recuerdo haber notado esa amabilidad durante toda la mañana.
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Aquella Noche Borrosa
RomanceCuando Adam volvió a la ciudad donde nació y encontró aquel niño pequeño buscando a su madre y su hermana, no esperó que pasara lo que pasó, no se imaginaba lo que aquello podía significar y, definitivamente, no contaba con lo mucho que su vida camb...