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- Hey, déjame al menos una! - replicó Lauren desde la sala de estar.

Aquellas eran las donas favoritas de Camila y parecía que su estómago no tenía límite al comerlas.

- Sabes que las rellenas de jalea de fresa me fascinan - pudo a penas decir con su boca llena, desde la cocina.

- No te atrevas a comértelas todas -

Lauren esperaba sentada en aquel sofá a su amiga que le había prometido pasar juntas esa tarde.

- No? - respondió de pronto estando ya a lado de la ojiverde.

La mirada de Camila hizo conjunto con su sonrisa mientras sostenía una dona, y en un par de segundos provocó que los nervios de Lauren se pusieran de puntas al sentir a la castaña sobre su regazo.

- Si no, qué? - dijo desafiante, sosteniendo aquella dona tan cerca de los labios de Lauren.

Las manos de la pelinegra por inercia terminaron en las caderas de Camila.

- Mm? - continuó Camila al tomarla de su mandíbula.

Lauren no podía pronunciar ni una sola palabra por la repentina acción de la chica y la forma en que había comenzado a acariciar su mejilla.

Pronto, la castaña dio un mordisco al postre relleno de jalea justo delante de los labios de Lauren.

- No vas a responderme? - insistió a penas terminó de comer aquel trozo.

Lauren pasó su pulgar por el borde del labio inferior de su castaña favorita, limpiando un pequeño rastro de jalea.

- Lauren? - mencionó Camila mientras se estremecía.

- Mmhm? - murmuró Lauren.

- Eres... - no pudo seguir, al sentir el pulgar tan cerca de su boca.

Pero Camila decidió hacerlo a un lado, ella prefirió manchar su dedo medio con el dulce relleno del postre que aún estaba en su mano.

- Eres fascinante - terminó de decir, metiendo su dedo en la boca de Lauren.

Los jadeos de Lauren chocaban en los nudillos de Camila mientras lo probaba, y las miradas entre ambas desbordaban la tensión del ambiente.

La castaña no podía evitar entreabrir sus labios por la sensación que estaba empezando a tener.

Sin esperarlo, Lauren se levantó del sofá y provocó que Camila quedara sentada en el mismo. 

- Iré por una dona - dijo con simpleza, sabiendo perfectamente lo que había impedido.

La castaña sólo rió en voz baja mientras veía a Lauren ir hacia la cocina.

Ambas adolescentes se sentían como una avalancha de nuevas emociones cada vez que se tenían cerca.

IRÉ CONTIGO (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora