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Un auto negro se detuvo en medio de la nada, justo entre unos arbustos. Estaba totalmente cubierto, y no se veía nada a excepción de su capó.

Los seis jóvenes salieron uno tras otro, y caminaron firmemente con sus maletas en mano. Seguían al chofer del auto, quien los guiaba hacia su destino.

Se detuvieron cuando notaron que el césped se había acabado, y que solo quedaba roca. Cuando observaron frente a ellos, vieron un enorme barranco que aparentaba más de cincuenta metros de altura. Si caías desde ahí tenías la muerte asegurada.

Pero no había nada. Esa enorme y gigantesca roca estaba solitaria, con ellos encima. Estaban sobre una esfera de piedra, en la cual no había nada.

— ¿Está seguro de que es acá?— preguntó Acuario levantando las cejas.

— Les pido que retrocedan un poco, por favor— solicitó el chofer con mirada seria.

Los seis jóvenes obedecieron y retrocedieron un poco ante su petición.

El hombre estaba frente a ellos, dándoles la espalda. Levantó su mano rápidamente, y habló:

— Por favor, levanten las cartas que les enviaron.

Uno a uno, todos levantaron sus cartas. El papel era blanco y delicado, y venía un sello de color rojo escarlata que resplandecía a la luz de la luna.

Solo bastó con eso para que comenzaran a aparecer partículas de colores. Una neblina se apareció, y cada vez se le dificultaba más a los jóvenes el poder ver su destino.

Cuando la neblina se esfumó, un hermoso lugar apareció. Estaba pintado de manera delicada, y a pesar de su aspecto viejo, tenía un aire atrapante y misterioso que aumentaba la curiosidad de los nuevos alumnos.

Tenían las bocas abiertas debido al asombro. Sí sabían de la existencia del lugar, apostaban todo a ello, pero jamás imaginaron que los mitos sobre la forma de su aparición fueran ciertos.

— Wow, simplemente... wow— murmuró lo último Piscis con asombro.

— Tan bella como siempre, academia Nightmares— expresó Cancer atónito por lo poco que había cambiado el lugar.

— Ya comienzo a arrepentirme de haber venido— susurró Leo, suspirando al final.

— Vengan conmigo, les mostraré el lugar— pidió amablemente el hombre de canas, para seguir guiándolos.

Se acercó a las puertas, las cuales eran doradas, y las empujó. Una leve brisa los envolvió, y agradecieron internamente al de arriba.

De verdad hacía mucho calor afuera.

Entraron lentamente, algo avergonzados por su presencia. Se sentían como intrusos, y más viendo el lugar. Era tan elegante y distinguido que pensaban que no encajarían ahí.

— Les daré un pequeño recorrido por las zonas que más visitarán en su tiempo aquí— explicó el guía colocando sus manos detrás de su espalda—. Por favor, si alguno tiene una pregunta, háganla sin vergüenza.

Los seis asintieron y continuaron siguiéndolo por los diferentes pasillos de la escuela.

Observaban las obras de artes colgadas en la pared, hechas por los mismos alumnos, y leían algunos de los poemas que les brindaban los estudiantes de grados mayores. Todo con asombro. Jamás pensaron que serían capaces de estar en un lugar de tan alto lujo.

Los demás alumnos los miraban de arriba a abajo y susurraban entre sí. Se imaginaban lo que dirían de ellos, pues siempre era lo mismo.

— Quiero ir a casa— murmuró apenada Sagitario.

Magical School of the Night ━ ( Zodiac ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora