007

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Capricornio se encontraba en su cama leyendo un libro. A su lado, sentada en la silla mecedora, se encontraba la pelinegra que anotaba ingredientes para sus próximas pócimas.

La sirena se agarró la cabeza con ambas manos, dejando caer el libro de tapa dura al suelo. Tauro se aproximó vagamente hacia su amiga, y recogió el objeto que había dejado caer.

— ¿Te duele mucho la cabeza?— preguntó.

— Los pinchazos que siento cada vez incrementan en dolor, pero estaré bien. Debo resistirlo— respondió con firmeza, volviendo a recomponerse en su lugar.

Un golpe en la puerta las hizo detener su plática, y la mirada de ambas jóvenes fue dirigida hacia allí. Les parecía extraño que hubiese alguien fuera de su habitación, sobre todo dada la situación en la que se encontraban.

La ojiazul se aproximó y abrió la puerta. Miró fuera de la habitación, y su mirada de inmediato chocó con una de las nuevas alumnas transferidas.

— Tú, ¿qué haces acá?

— Necesito su ayuda, es Libra— la voz de la pececita se notaba nerviosa.

— ¿Qué le sucedió a ella?— se apresuró a preguntar Capricornio.

— Fui a verla a su cuarto para desearle buenas noches, y encontré la puerta abierta— explicó.

— No es algo grave— dijo Tauro.

— Eso no es lo único que pasó. La mayoría de los vampiros de la zona desaparecieron, y el lugar está hecho un desastre. Muebles por doquier, platos rotos y cortinas rasgadas.

— Oh no, debió haber vuelto a suceder— tragó en seco la sirena.

— ¿Qué cosa? Por favor no me asustes— pidió Piscis temblando en su lugar.

— Cada luna llena, los vampiros pierden el control y van en busca de nuevas víctimas para drenarles la sangre. Por eso, se hace un pedido con anticipación. Se ordenan varias cajas con litros de sangre en frascos, para evitar catástrofes.

— Capri tiene razón. El pedido debe haberse demorado más de lo normal. Eso explicaría el porqué todos los vampiros salieron, fueron a buscar comida— explicó Tauro.

— Ay no, será imposible encontrarlos entonces. Hay miles de lugares a los que podrían haber ido— Piscis hizo una mueca.

Tauro y Capricornio se dedicaron una mirada de complicidad. Se conocían tan bien, que ambas sabían perfectamente que la otra pensaba lo mismo.

— Sabemos donde están, vámonos— ordenó la bruja tomando la delantera.

Piscis fue arrastrada por la sirena, quien la tomaba de la muñeca para guiarla a su destino.

•••

Sagitario y Acuario se encontraban en el cuarto de la segunda nombrada. Ambas esperaban pacientemente a que la pececita llegara para iniciar su pijamada, pero se estaba demorando más de lo que pensaban.

— Iré a echar un vistazo, tal vez se equivocó de habitación— avisó Acuario.

La hada abrió la puerta intentando hacer el menor ruido posible, y echó una rápida mirada al pasillo. Quedó sorprendida por lo desolado que se encontraba éste, y al no ver rastros de su amiga, retrocedió para negar con su cabeza.

— Vayamos a buscarla— sugirió Sagitario.

Ambas se pusieron sus abrigos y salieron de la zona.

El silencio reinaba en los pasillos, lo cual extrañó a ambas jóvenes. Habitaban lobos y lobas allí, no era muy común la paz y tranquilidad.

Caminaron por los pasillos de la escuela, mientras alumbraban todo con una linterna. Buscaban las escaleras para subir a la "Zona Sur", cuando oyeron un estruendo muy cerca suyo. Inmediatamente apagaron la luz de la linterna, y se escondieron detrás de un pilar. No tenían idea de quién podría estar ahí, ni de qué estaba haciendo.

Magical School of the Night ━ ( Zodiac ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora