Magical School of the Night ━ ( Zodiac )

024

Canción dedicada a Libra☁

El último lugar donde podrían estar era la Zona Ying y Yang. Habían recorrido todas las zonas y no había rastros de ninguno de los dos. Era su última opción.

Al ingresar, se encontraron con que había ocurrido una explosión. No había sido muy grande, solamente había roto un par de muebles, por lo que deducieron que se debía a alguna esfera roja.

—Aquí no hay nadie— dijo Leo aún más nervioso.

—Veré en el cuarto de Géminis— avisó Tauro.

—Yo iré contigo— levantó su voz Acuario.

—No, solo me estorbarás. Si ustedes están aquí es porque Aries las trajo.

—Yo no...— Aries suspiró.

—Piscis es nuestra amiga y estamos preocupadas por ella— intervino Sagitario—. Déjanos entrar al cuarto a buscarla.

—No, es la habitación de Géminis, él es nuestro amigo.

—Pero...

—No entrarán y punto— cortó Capricornio poniéndose frente a la puerta. La vampira se posicionó a su lado.

—Tau, solo revisa y ya— suplicó Aries impaciente, esperando con los brazos cruzados.

—Luego de esto dormiré setenta y dos horas seguidas. Al diablo las clases, ni que me gustara asistir— bostezó Escorpio.

—Yo igual— lo acompañó Cancer.

La bruja se adentró en el desastre demoníaco que ya reconocía. No le fue extraño encontrar ropa por doquier, paquetes y envolturas de comida, ni sus cosas de clase esparcidas por los alrededores; lo que realmente llamó su atención, fue que el armario estaba cerrado. Y a Géminis Dem jamás le había gustado cerrarlo.

Abrió las puertas de golpe. Pudo ver a Géminis y Piscis en completo silencio, con las respiraciones aceleradas y los rostros que delataban el nerviosismo.

—¿Se puede saber qué demonios haces aquí? Estuvimos buscándote desde hace horas— Tauro le extendió la mano.

—Larga historia— Géminis la aceptó, y añadió—: siento no haber llegado a nuestro encuentro.

—No te preocupes por eso, siempre tendremos más— esbozó una sonrisa.

Piscis la miró fijamente, hasta que Tauro la encontró mirándola.

—¿Y tú qué ves? Tu hermano está afuera esperándote.

La peliblanca salió entusiasmada y se lanzó a los brazos de Leo, quien aliviado, la envolvió con más fuerza mientras besaba su melena.

—Te compraré un localizador para saber a donde vas, ¿sí? Pensaba instalarlo detrás de la oreja. Poco visible y no te causaría ninguna complicación. ¿Qué opinas, Pi?

—Opino que estás demente— alzó sus cejas, irónica.

—Veo que no la pasaste tan mal como creí— le guiñó el ojo Libra.

—Pude pasarlo mejor— relamió sus labios, dedicándole una mirada de soslayo, discreta, al lobo rubio a su costado.

—Sí, como sea, ya los encontramos. Libra, tenemos que hablar— pronunció con voz grave y firme Aries.

—Dime.

—No, en privado.

—De acuerdo, creo que ya nos vamos— dijo Libra intentando sonar graciosa, aunque para ella no tuvo gracia.