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Laguna Larga, Córdoba.

Narra Antonella

-Na, na, no puedo tener un hijo tan lindo- dije al ver como estaba vestido como "gauchito".

-Te dije que iba a quedar hermoso el gordito- dijo Andrés

-Vamos a andar a caballo?- le pregunté a mi bebé quien estiró sus brazos a mí.

Subimos a la camioneta de Andrés y partimos los tres.

Pasamos dos hermosas semanas en Bs As y ahora pasamos unos días en Córdoba y ya volvemos a Italia. Tal como nos había dicho, Andrés nos llevaría a cabalgar.

-Mira amor, los caballitos- dije señalando los animales por la ventanilla y mi bebé jugaba con sus juguetitos.

Llegamos al lugar que habían preparado para nosotros y nos subimos Andrés, Gio y yo en un caballo para que Andrés lleve las riendas y yo sostenga a mi bebé.

-Vamos a dar una vuelta por allá que hay otros caballos y algunas ovejas para que vea Gio- dijo Andrés quien iba atrás y asentí

Llegamos y ató el caballo a un árbol y empezamos a caminar al corral de ovejas.

-Ay son muy lindas- dije y Gio estaba como loco en mis brazos.

Andrés alzó a una chiquita y le puse la manito a Gi para que la acaricie y cuando la toco se empezó a reír y me miro con su sonrisita.

-No puede ser tan lindo- dijo Andrés y apoyó la ovejita nuevamente en su corral y Gio empezó a llorar

-Pero bebé mira, se va con la mamá- dije y mi bebé señalaba el corral y nos sentamos en un banquito mientras lo calmaba.

-Es muy parecido a Paulo- dijo y asentí mirando a mi bebé- Anto, sin compromisos te pregunto, querés salir conmigo esta noche?- preguntó Andrés y me le quede mirando

-Ehh, tengo que ir con Gi- dije

-Anto, no tengo problema, entiendo que vos sos, vos y Gio, y si los quiero, los quiero a los dos- dijo acercándose y esta vez, yo junte nuestros labios tomando la iniciativa.

-Que lindo beso- dijo separándose y me sonroje pero rápidamente unió nuestros labios nuevamente.

-Pau, para- le dije y al segundo me di cuenta del error que cometí.

-Pau?- pregunto y se levanto del banco y yo fui tras el con Gio en brazos.

-Andrés, pará- le dije pero el desató el caballo

-Anto, lo amas, amas a Paulo, y yo solo estoy dispuesto a empezar algo si verdaderamente no sentís nada por él- dijo

-No lo amo- dije mirando el suelo

-Hablemos cuando volvamos a la quinta- dijo y le pase a Gio  para subir al caballo y volver a la quinta.

Llegamos y me ofreció una cama para apoyar a Gio quien dormía, lo rodee de almohadas y volvi a la sala donde estaba Andrés. 

GiovanniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora