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La chica movió su pierna levemente ante el silencio que se hizo presente.
— ¿En serio irás con Lash? — preguntó sentándose a su lado—.
— Pues supongo que sí — jugó con los dedos de sus manos— Tú acompañarás a Layla — lo vió momentáneamente— Sabes, me sorprendió un poco al principio pero después lo comprendí, ella es muy linda, en todo sentido — sonrió al pensarlo— Es una gran amiga.
— No me gusta Layla — dijo viéndola seriamente causando que ella enfocará nuevamente sus ojos en él—.
— ¿Por que lo dices?
— No sé, quizás debía aclararlo.
— Igualmente asistirán como amigos, no es por nada pero yo creía que a ella le gustaba Will.
— Algo así — se aclaró la garganta y se acercó más — Me ha pedido que vaya con ella para celar a Stronghold — susurró negando por tal suceso—.
Lily abrió un poco más sus ojos, aunque volvió casi de inmediato a su postura.
— ¿Hablas en serio? — exclamó silenciosamente también— Vaya, Will si que se pierde de todo.
El chico sonrió ampliamente y Lily sintió sus mejillas calentarse con rapidez al ver lo cerca que se encontraban en ese momento.
— Opino que deberíamos decirle a Will para terminar con esto de una vez — habló el pelinegro— Es por su bien.
— Tremendo héroe serás si sigues ayudando tanto a las demás personas.
Ambos se sonrieron por un largo instante, Warren tomó un mechón de cabello que se encontraba en el rostro de la chica para después acomodarlo detrás de su oreja.
Lily debía admitir que su corazón estaba latiendo a tope, si antes sus mejillas estaban sonrojadas ahora aseguraba que se encontraba totalmente roja.
Ninguno de los dos mencionó alguna palabra hasta que casi por instinto se fueron acercando mientras la mano del chico ahora estaba descansando en la mejilla de la castaña.
Su tacto era cálido, por obviedad, lo cuál causó una gran comodidad.
Estuvieron a punto de juntar sus labios para finalizar así la acción cuando la puerta fue golpeada suavemente un par de veces.
Lily se sobresaltó al escuchar la voz de su madre del otro lado pidiendo permiso para abrir a lo que ambos se separaron.
— Lily cariño, bajen ya — entre abrió la puerta y les sonrió— Está la cena.
— Gracias... — ella cubrió su rostro unos segundos— Mamá, ahora vamos.
La mujer les dedicó una sonrisa acompañada de un asentimiento y por último salió.
