Paso 1

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Sonó el despertador, sábado, 11:43 a. m., desperté asustado, probablemente por una pesadilla, no recuerdo mucho de ese sueño. Solo recuerdo haber visto una mirada de unos ojos color azul, ojos tan bellos que hasta la luna se vería intimidada. Era la mirada más bella del mundo.
Me senté de un lado de la cama, chequé mi celular, tenía 5 mensajes de Gustavo, y 3 de Rosa, mis mejores amigos, los chequé, eran puras estupideces, nada importante. Me paré al fin y me vi un rato al espejo, como era de esperarse, lo único vivo que veía era a mí (y a una mosca que volaba por ahí). Me quedé contemplándome por unos minutos hasta que mi mamá nos llamó a desayunar.
Mi hermano y yo contestamos al unísono: ¡Ya voy!
Bajé y mi mamá ya tenía hecho el desayuno, eran unos huevos con tocino (mis preferidos), los comí con singular alegría, como si jamás los hubiera probado. Me parecieron los más exquisitos que había probado y se lo dije a mi mamá, pero ella me dijo que no les había cambiado nada, me pareció extraño, porque su sabor no me era parecido a como ella los hacía.
Me metí a bañar, casi me quita mi oportunidad el tarado de mi hermano, pero por suerte me tocó agua caliente.
Me bañé, no dejé de pensar en aquella mirada en todo el día, me dejó marcado, es como si tuviera que ver algo en mi vida y tengo que descubrir cómo la afectará.

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