Capítulo 20. Uenoyama

5K 461 737
                                    

Uenoyama se encontraba sentado mirando la pantalla de su teléfono intensamente. Cualquiera que lo viera a la distancia pensaría que le haría un hueco al aparato de tanto mirarlo. Sus ojos reflejaban un sin fin de emociones, entre ellas angustia, confusión y molestia

¿A qué se debía aquella mirada?

Una foto

Uenoyama estaba intentando descifrar como una simple foto podía causarle tantas emociones. Al mirarla lo primero que experimentó fue una enorme confusión. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? fueron algunas de las preguntas que pasaron por su mente, ¿Mafuyu había salido? ¿Cómo y cuándo sucedió un acercamiento entre él y el idiota amigo de Takeshi al grado de salir juntos un sabado por la noche? pero sobre todo ¿Por qué no le había dicho nada?

Bloqueó su teléfono y enterró su rostro entre ambas manos, tratando de controlar la segunda emoción que apareció: Ira. Estaba molesto, tanto que sentía que dañaría su teléfono si seguía apretandolo así. No estaba enojado con Mafuyu, simplemente estaba enojado por la situación y el sentirse tan alejado y ajeno a todo lo que pasaba en la vida de su novio. No podía culparlo, después de todo era él mismo quien estaba lejos en ese momento, era él quien había dejado de tener el tiempo suficiente para Mafuyu. Todo eso era un resultado de sus propias decisiones, decisiones que tomó pensando que eran lo mejor para ambos. Todavía pensaba que había tomado el camino correcto, pero era difícil sobrellevar la distancia y el poco tiempo libre. Lo extrañaba.

Entonces apareció la tercera emoción: angustia, e iba acompañada de una incontrolable ansiedad. ¿Estaba Mafuyu cansado de él? ¿Se había aburrido de recibir tan poca atención de su parte? Quiso golpearse a sí mismo en el rostro al tener estos pensamientos. "Mafuyu no es esa clase de persona" se dijo fuerte y claro a sí mismo y el hecho de siquiera pensarlo era un insulto para Mafuyu. Estaba claro que cualquiera que fuese la situación actual, Mafuyu era la última persona que podía culpar.

— Mitsuha, por favor golpeame en el rostro lo más fuerte que puedas — pidió totalmente serio y con la mirada perdida. Su compañera, quien se encontraba sentada a un lado mirando su propio teléfono lo volteó a ver como si fuese lo más normal del mundo y negó con la cabeza

— ¿Problemas con tu novia misteriosa?

— Mmmhh — Uenoyama tan solo asentó con la cabeza y mantuvo el rostro en el piso

Durante las últimas semanas, Mitsuha Rin había sido su única compañía y era quien le ayudaba a sobrellevar aquella experiencia sin perder la cabeza.

Al principio no sintió un gran cambio, pues aunque las clases de actuación eran complicadas y se se sentía completamente fuera de su zona de confort, el pensar en que todo era parte de su plan para poder estar con Mafuyu en un futuro lo ayudaba a sobrellevar cualquier adversidad, además, aún podía verlo en la escuela y caminar juntos a casa. Aquellos días si bien fueron algo extraños, no se sintieron particularmente diferentes, no podía saber que todo cambiaría una vez salieran de vacaciones. Julio fue el inicio del cambio, no solo terminaron las clases de actuación, lo que significaría pasar a algo más complicado: actuar de manera seria, también significó el fin del curso escolar por lo que no pudo seguir viendo a Mafuyu diariamente como lo hacía. Solían comunicarse por llamadas, pero al comenzar con las grabaciones reales y con el inicio del trabajo de verano de Mafuyu, fueron cada vez menos las oportunidades que tuvieron de hablar, y mucho menos de reunirse.

Se sentía increíblemente presionado, por una parte sentía que tenía que dar lo mejor de sí para ayudar a la banda, pero sobre todo para llevar a cabo su plan. Uenoyama no era precisamente la más sociable de las personas, y tener que estar en contacto frecuente con todo tipo de gente a cada momento, le consumía más energía de la que hubiese imaginado. Por otro lado, extrañaba a Mafuyu más de lo que podía describir. Extrañaba todo de él, su mirada, su voz suave y aterciopelada diciendo "Uenoyama-kun", sus dulces labios...su cuerpo. Aquel cambio había sido difícil no solo por el hecho de tener que estar lejos de él, si no también porque había significado estar lejos de él después de haber apenas descubierto lo maravilloso que era el sexo. Cada día sentía que su cuerpo ardía de deseo por Mafuyu, era peor que un adolescente calenturiento. Había perdido la cuenta de las veces que se masturbó pensando en Mafuyu. Antes eso le era suficiente, pero después de haber estado con él, nada podía compararse con la calidez de su cuerpo.

Sol de invierno [Given]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora