Luces de mi alma [Completa]

Cancioncilla de verano

     Otra vez amanece.
     Otra vez, sin que yo lo pida, llegan pensamientos en forma de aves rapaces. Una suave melodía, emitida por el pajarillo que siempre canta al salir el sol, envuelve mi mente en una escena más romántica de la que en realidad es.
     Imagino la playa en pleno diciembre, bajo un manto estrellado, murmurando historias en la orilla. La fogata ilumina los rostros de adolescentes con algunas copas de más, quienes charlan, bromean, o simplemente duermen bajo el hechizo de la música que los rodea.
     —And don't go telling me there's no second chance, you'll understand when you take my hand, and baby let me in, I promise we will start again... —canturrea uno de los jóvenes en el oído de la chica que fue su novia alguna vez.
     Ella se sorprende al reconocer aquella vieja canción, la cual solía escuchar en sus años dorados, por lo que decide evacuar su duda respecto de dónde podría conocerla él. Y la respuesta que recibe, por supuesto, es lógica: ella misma se la había mostrado cuando apenas se estaban conociendo.
     —Habla sobre una chica que decidió cerrarse al amor y alguien intenta entrar allí, tratando de convencerla de que puede comenzar otra vez... —menciona la joven, mientras sus destellantes ojos son hipnotizados por los movimientos danzantes del fuego. Sin embargo, su piel le advierte del contacto con el otro individuo, y, en consecuencia, su mirada se desliza por un segundo hacia las manos entrelazadas, para luego recaer en los focos del culpable.
     —Lo siento —Se deshace velozmente de aquel lazo físico—. Es solo que estaba pensando y... quiero que tengamos una segunda oportunidad...
     El cuerpo de la chica se tensa como una cuerda. Su mente, fuera de control, no logra detener la cascada de recuerdos que acaba por inundar la estabilidad emocional de la joven. Vocifera toda clase de agravios irrepetibles antes de retirarse de la escena, exigiendo disculpas a los presentes y agradeciendo por la jocosa velada.
     Los pájaros, ahora escuchándose con mayor nitidez, me devuelven a la mañana que poco a poco se está instalando en el cielo.
     Me devuelven, otra vez, a la realidad monótona de la que formo parte.